Nueve

286 50 3
                                    

  El crepitar de la leña cediendo entre las llamas de fuego le relajó. Los principales miembros de la manada tenían los ojos puestos en él. El sol de la primera hora de la tarde perdía fuerza y Jacob agradeció evitarse ese malestar extra. No había vuelto a ver a Alec y su cuerpo le suplicaba que acudiera con él cuanto antes.

—Sentaos. Os contaré algo muy importante. —Tomaron asiento en los troncos que rodeaban la hoguera en silencio—. No habrá condena para el vampiro por varias razones. La primera porque está vinculado con la jefa de su raza y eso sería firmar nuestra propia sentencia de muerte. La segunda porque no llegó a pisar las tierras si no es por vosotros.

—¿Nos acusas de negligencia?

—No, pero si me baso en la ley él no cometió el delito.

—Eso es ridículo —se quejó otro.

—Callaos, sigo hablando. La tercera es que ese vampiro es el mismo que me crió y al que disteis caza intentando matarle. —Los murmullos se alzaron como el zumbido de miles de moscardones—. Silencio. Lo que supone una amenaza por parte de los otros de su raza —continuó—. Es una suerte que no os haya atacado.

—Hay que deshacerse de él. Haremos dos grupos: uno para acabar con él y el otro para la jefa. Nunca sabrán quién lo hizo.

—Como líder la decisión es mía.

—Como líder tu obligación es escucharnos a todos.

—Ese hombre me acogió cuando nadie de esta tribu se apiadó de mí. —Las miradas se ensombrecieron en su dirección—. Solo por eso queda libre.

—La manada le seguirá y le matará —afirmó el más veterano.

—Los que participen serán desterrados.

—¡¿Cómo te atreves a ponerle por encima de nosotros!? —Jacob pestañeó con lentitud.

—Serán desterrados por la ley de los metamorfos. —El silencio cayó como una losa sobre ellos—. El día que me convertí en lobo me imprimé. Os prohibido que el vampiro lo sepa.

—Por eso cuando está en su forma animal siempre va solo, para que nadie pudiera leer su mente —comentó el más joven en voz baja.

—¿Qué va a pasar con él? Irá a sus anchas por la reserva.

—No. Vivirá en Forks. Sólo tendrá acceso a mi cabaña por la que puede entrar desde el otro extremo del bosque.

—¿Por qué harías eso si no sabe nada de la imprimación?

—Eso no es cosa vuestra. Ya tenéis el veredicto que queríais oír.

—No era lo que queríamos oír —se burló el veterano—. Un alfa imprimado de un vampiro que no le corresponde. ¿Esperas conquistarlo poco a poco?

—Lárgate.

—No lo conseguirás jamás. Para él solo eres un pobre niño al que cuidó unos años atrás. —Jacob empezó a temblar señal de que iba a transformarse en cuestión de segundos.

—¿Qué haces? —preguntó otro de los miembros tratando de contener al veterano—. Desafiar al líder es una ofensa.

—No cuando ese líder tiene la cabeza llena de murciélagos.

  Jacob entró en fase más rápido de lo normal. Los presentes se miraron unos a otros, atemorizados. El alfa, el lobo-banshee, el que jamás perdía los papeles ahora se encontraba frente a ellos en su forma animal. El veterano dio un paso atrás temiendo el aullido agudo del líder. Sin embargo, Jacob tomó impulso y saltó sobre ellos desapareciendo rumbo al bosque.

El Juego De Las Sombras Jacob Black x AlecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora