✰✞︎ 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘖𝘯𝘤𝘦 ✰✞︎

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✞︎ Mᴏʀᴏᴄʜᴀ : Dᴜᴄᴋᴏ ✞︎

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[...]

Matias había empezado a admitir que tenía problemas.

Problemas que él mismo se había causado, según una voz que escuchaba en su interior.

Todo lo malo que le pasaba era su culpa, por lo cual debía resolver sus asuntos por su propia cuenta.

Nada de buscar la ayuda de los demás.

No, no, no.

Porque si abría la boca, existía la posibilidad de arruinar la relación de su mejor amigo, rompiendo la promesa que había hecho con aquel hace tiempo.

Pero le resultaba casi imposible, el no sentirse celoso de la relación que Mauro tenía con Paulo. Y hasta cierto punto, creía estar celoso por el amor que esos dos se tenían.

Sin embargo, una parte de él sabía que no estaba enamorado de Mauro, siendo otra cosa lo que necesitaba por parte del ojiverde.

Algo que lo hacía sentir más miserable que antes, ya que tenía que ver con sus fantasías y gustos en particular.

Y por mucho que quisiera separar ambas cosas no podía conseguirlo, y estaba empezando a creer que era un enfermo o un sátiro en el peor de los casos.

Situación que lo asustaba mucho, porque no quería llegar a un punto de desesperación, dónde sería capaz de hacer cualquier tipo de cosa para obtener un poco de atención especial.

Así que tenía que resolver sus problemas sin importar lo que pasará, tratando en la medida de lo posible, de no involucrar al ojiverde.

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[...]

— Idiota, ¿por qué no te fijas por dónde vas? — Lombardo expresa con aquella molesta y chillona voz que tanto jodida a Matías.

Quien solo suspira con cansancio, ya que había chocado de manera accidental con aquel en medio de un pasillo. Después de haber salido de su escondite, en el cual se terminó quedando por una buena parte de la mañana.

Pareciendo ser una mala costumbre de su parte, porque cada vez que se sentía desanimado y con un tremendo bajón que le hacía dudar de su existencia, se topaba con ese ser que tanto le hinchaba las pelotas.

— Lo siento mucho... Que no me fijé por dónde iba. — Matías responde seco y sin ánimos de pelear. Algo que sorprende mucho a Mauro, quien estaba listo para los ataques verbales y físicos.

Si es que era necesario llegar a ese punto.

— ¿Y ahora que te pico? — Lombardo consulta asombrado.

Pero Matías guarda silencio como si fuera una fría tumba, aunque su cuerpo empezaba a ponerse tenso con el paso de los segundos.

— Soy yo, ¿o parece que estás un poco diferente el día de hoy? — el contrario comenta.

Notando algo extraño en el Spallatti, quien estaba haciendo todo lo posible para no llorar en ese preciso instante. Porque solo eso le faltaba, llorar enfrente de su peor enemigo para quedar en ridículo y dejar su orgullo por los suelos.

— Eu, ¿qué mierda te pasa? — el otro preguntó más confundido que antes, porqué Matías empezó a llorar de la nada.

Y en un intento desesperado por escapar, Spallatti quiso alejarse todo lo posible de Lombardo. Pero no sé espero, que esté lo terminara deteniendo casi al instante de querer hacer aquello.

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