|| Mᴏʀᴏᴄʜᴀ : Dᴜᴄᴋᴏ ||

✰✞︎ 𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘊𝘶𝘢𝘵𝘳𝘰 ✰✞︎

✞︎ Mᴏʀᴏᴄʜᴀ : Dᴜᴄᴋᴏ ✞︎

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— ¿Y cómo te fue el día de hoy? — Natalia, le consulta a Matías, quien estaba intentando tomar un pedazo de sushi con unos palillos, siendo comida japonesa la elección de esa noche para degustar.

— Bien, no me puedo quejar de nada. — Spallatti responde, habiendo tomado por fin un delicioso pedazo de pescado envuelto con arroz. — ¿Y vos? ¿Cómo te fue hoy? — pregunta ya con la boca llena.

— También me fue bien, aunque el jefe se pone re insoportable por instantes. Que quiere estos informes para ahora o que no comprende lo que se ha hecho. — aquella comenta, llevando un par de bocados de sushi a su boca, para poder masticarlos con deleite.

— Que rompe pija. — es lo que el morocho dice, quien ya le había tomado algo de práctica al tratar de comer con los palillos.

— Pero bueno, no puedo hacer nada, porque es mi trabajo y en estos tiempos es difícil conseguir uno estable. — Natalia comenta, al mismo tiempo que recibía una notificación en su celular.

— ¿Quién es? ¿Acaso tu jefe te está llamando para que vuelvas a la oficina? — Matías dice con diversión, pero toda esta emoción se termina esfumando sin que se dé cuenta de ello.

— No, solo es tu viejo, que quiere que lo vayas a visitar este fin de semana. — la rubia le informa al menor, quien solo es capaz de atragantarse con lo que tenía en la boca. — Toma un poco de agua. — le recomienda, dándole lo que había mencionado al morocho, quien toma el vaso entre sus manos para empezar a beber con ganas.

— ¿Cómo que mi viejo quiere que vaya a verlo? — el menor consulta, una vez que hubiera dejado de ahogarse. — Pero si yo no quiero ir. — se queja en medio de un puchero, no teniendo una buena relación con su progenitor.

— Lo se Matías, pero tenés que ir a verlo, por lo menos dos veces al mes. — aquella le pide de favor. — Sabes que él está haciendo todo lo posible para dejar de beber, y tratar de hacer las cosas bien. — indica.

Haciendo mención del problema de alcoholismo que Darío, el padre de Matías, tenía desde hace mucho tiempo atrás, desde antes de que el morocho naciera.

Cosa que pareció incrementarse cuando aquel terminó perdiendo su trabajo a causa del alcohol, algo que lo llevó a tener muy serios problemas, tanto en su vida personal, como en el ámbito laboral.

— Aja, como si no llevara más de nueve años tratando de dejar todo eso. — Matías se queja, habiendo vivido la mayoría del tiempo con su madre, quien trataba de hacer todo lo posible para que no le faltará nada.

Porque su viejo de vez en cuando le pasaba algo de la pensión que debería de darle, para que utilizará ese dinero en los gastos que necesitaba cubrir.

— Ya Matías, al menos inténtalo por favor. — Natalia dice seriamente, no dejando que su hijo pueda negarse a lo que pasaba. — Dale que no te va a pasar nada malo. — comenta, siendo uno de los detalles que el otro pensaba demasiado.

Porque casi siempre que iba a ver a su viejo, le sucedía algo malo o extraño, ya que la última ocasión se encontró con alguien durmiendo a su lado, quien lo tenía muy bien agarrado de la cintura.