La mesa de los sinvergüenzas
—Mamá... —supliqué.
Mi madre me ignoró y siguió besuqueándome y abrazándome...
—¡No puede ser, mi hija se va de casa, me abandona! —lloriqueó.
—Mamá, no me muero, volveré a verte en las vacaciones de Navidad.
—¡Para eso falta una eternidad!
—Solo faltan cuatro meses, no es tanto tiempo.
Ella siguió llorando y yo puse los ojos en blanco.
Menos mal que todas las familias que habían en la puerta del instituto estaban igual que mi madre, nadie lo notaría.
Mi madre continuo llorando como una loca y abrazándome tan fuerte que pensé que me había roto una costilla. Al final me dejó respirar y me dijo que me fuera ya o sufriría más.
—¡Llámame como mínimo cada día, o te arrepentirás! —me gritó mientras se montaba en su coche.
Dos chicos, que hablaban en la escalera de la entrada, con el uniforme arrugado, miraron a mi madre con los ojos como platos, después a mi, pero retiraron la mirada en cuanto notaron que los había visto. Que disimulados.
Miré por última vez a mi madre, le dedique una sonrisa y me adentré en el edificio.
Cuando entré lo primero que vi fue el patio cuadrado, que estaba rodeado por pilares que sostenían los pisos de arriba. Me quede un rato mirando a todas partes sin saber muy bien lo que hacer, hasta que vi a una chica de pelo muy rubio que se apoyaba en la pared muy preocupada.
—Me siento en Hogwarts, literalmente —le escuché decir. Estaba hablando sola.
Cuando notó que yo la miraba de reojo, la chica se puso un poco roja, me sentí mal por ella.
—¡Eh! Yo también he visto Harry Potter —le dije para que no tuviera vergüenza, pero lo cierto es que solo había oído hablar un poco de la saga.
—¡En serio! —me dijo entusiasmada la chica —. ¿Cuál es tu casa? ¡Perdón, puede que no lo sepas! Es que... bueno ¡soy muy fan! Que digo, soy Potterhead, no se si sabrás que es eso, debería haberte preguntado cual es tu película favorita en vez de estar como una friki hablando sobre cosas que no se si entenderás ¡Oh, por dios, que alguien me calle!
Me mordí el labio inferior para no reírme, pero una sonrisilla traviesa se formo en mi boca, lo que hizo que la chica se pusiera todavía más roja.
—Tranquila, eh... ¿Cómo te llamas?
—Tally, en realidad Taylor, pero no suelo decirle a la gente que me llamo así, a ver, me gusta mi nombre, pero mi hermana sabe que me gusta Taylor Swift y me llama así, por eso prefiero evitarlo... ¿Y cómo te llamas tú?
—Heather —le sonreí.
Ella también sonrió, lo que hizo que sus oscuros ojos se achinaran hasta casi desaparecer.
—¿Sabes dónde está secretaria? —le pregunté.
—¡Sí! Vengo de allí para saber que habitación me toca, pero te acompaño, este instituto es gigante y yo casi me pierdo, he seguido a un grupo de alumnos así que me he aprendido el camino.
—Muchas gracias —juntas echamos a andar —. Y... a mi también me gusta Taylor Swift —le guiñé el ojo.
Recorrimos el instituto sin saber muy bien que decirnos, pero el silencio no era para nada incómodo
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Tú y tu música
Teen FictionHeather ama la música y estaría dispuesta a dejarlo todo por ella. Nadie ha cubierto nunca el sentimiento que esta le provoca, nadie hasta que llega a su nuevo instituto. Todo en su vida cambia cuando descubre al chico del piano tras la puerta del t...