Capítulo 7

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(Tu)

Finalmente había llegado un día de celebración, el cumpleaños de Ume y Gyuntaro. 

Después de un año de convivencia entre los tres decidimos que su cumpleaños sería el día que los vi por primera vez, el día que nuestra vida familiar comenzó. Había ido a trabajar a la casa del terrateniente, debido a que había tenido un resfriado menor pero fui para poder hacer que su pequeña recaída sea más amena.

Le había hablado del cumpleaños de los niños, que tenía ganas de hacerles una pequeña reunión y sin dudar el mayor se ofreció para hacer la fiesta en su propio hogar. 

Cuando tuve a Ume y a Gyuntaro por primera vez debía ir a trabajar, pero no quería dejarlos solos así que los lleve conmigo para que conocieran al terrateniente. El se quedo encantado con ellos, si bien el pelinegro era más reservado podía tener conversaciones sobre su época de juventud, el cómo tuvo que pasar su enfermedad toda su vida y cómo llego hasta donde estaba. Ume era una niña feliz, debido a que podía explorar toda la finca sin restricción alguna y desde ese entonces el mayor los adoptó como si fueran sus propios nietos.

Desde hacia dos meses empece a coserles unos disfraces, sabía que a Ume le encantaría, porque era un regalo que ansiaba desde hace mucho tiempo. Pero a Gyuntaro era un poco más sencillo pero ansiaba que llegara el momento de darles sus regalos. 

Los había hecho durante la noche, pero no podía dedicarme tanto tiempo a ello ya que debía cuidarlos, trabajar, por eso me tome los dos meses para poder hacerles sus regalos sin que lo supieran.

En este momento me encontraba con el mayor cuidando de su salud, su fiebre había bajado así que significaba que estaba mejorando.

-Ya casi deben tener todo listo- me sonrió mientras terminaba de preparar sus medicinas- me imagino que deben estar ansiosos ¿no?

-Es una sorpresa, ellos creen que solo será una cena familiar- reí- no veo la hora de que vean toda la fiesta.

-Les encantará, a todos los empleados les encanta ayudar. Y mas cuando se trata de ellos- miro al cielo- jamás pude tener hijos, pero siento como si ellos fueran los nietos que nunca pude tener- le tome la mano mientras le miraba fijamente.

-Le agradezco todo lo que ha hecho por nosotros, desde que llegue a este lugar no tuve más que ayuda y aprecio- le di un abrazo- jamás voy a terminar de agradecérselo.

-No tiene porque agradecerlo, amo a esos niños. Y no dudaría en hacer algo que incremente su felicidad- me correspondió.

Finalmente había llegado el momento, debería buscar a los pequeños. Al principio no entendían nada, pero les dije que el terrateniente quería verlos para poder saludarlos. Los dos me seguían con tranquilidad ya que también querían ver al terrateniente, ellos también habían llegado a quererlo y el hecho de tener a alguien más que los amara como son me daba un alivio  y felicidad.

-¿Dónde esta el abuelo mamá?- Ume miraba a su alrededor- esta todo oscuro.

-Es que le dolía la cabeza debido a su recaída cariño y necesita la luz apagada para no empeorarlo- el pelinegro miraba alrededor atento. 

Seguimos caminando hasta que llegamos a la sala principal y en cuanto abrimos la puerta las luces se encendieron dejando ver un cartel donde decía "Feliz cumpleaños niños" y toda la gente de la finca estaba reunida con mucha comida a su alrededor.

-¡Sorpresa!- gritaron todos mientras los niños se quedaban quietos ante tanta conmoción.

-¡Sorpresa!- gritaron todos mientras los niños se quedaban quietos ante tanta conmoción

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