Capítulo 11

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Capítulo 11: Jugando con el Basilisco

James Gaunt-Potter miró por la ventana de su hogar, los amplios campos que se extendían fuera de su propiedad, la forma en que el verde consumía su vista. Ahí, un punto rojo se acercaba.

James lo reconoció antes de que el ave se materializara frente a él, era un fénix, el fénix de su suegro.

El temor lo invadió primero, pensando que algo había salido mal con Harry, que su hijo estaba en peligro.

Ya estaba a punto de aparecerse cuando el fénix acarició su mejilla. La calma lo invadió.

Suspiró para calmarse y extendió su mano.

–Albus debería enviar una lechuza, verte sólo me sacara el corazón–le dijo al fénix tomando la carta que este le tendía.

El fénix emitió un chirrido como quejándose de que su dueño usara otra ave cuando lo tenía a él.

–Ya, ya. Gracias por venir–le dijo James acariciando la cabeza llameante.

Un trino feliz fue lo que recibió antes de que el fénix desapareciera en una explosión de llamas rojas.

James volvió a sentarse en su sillón frente a la ventana, le habían entregado dos cartas, una de Albus y otra de su bebé.

James decidió leer primero lo que su suegro le escribió, sentía que la carta de su hijo no le gustaría.

Querido James

Espero que la partida de Gellert haya dejado tiempo para que vuelvas a enfocarte en las cosas que más te gustan, recuerda que siempre es bueno distraer la mente.

Ahora, en otros asuntos, debo decirte que Gellert ha estado maravillosamente, los profesores lo adoran, en especial Regulus y Sirius, pero me reservo a que son parciales con el niño.

Hemos empezado un entrenamiento con el joven Malfoy, su vínculo mágico está beneficiando a ambos y progresa de maravilla.

Confesaré que al inicio, Gellert tuvo dificultades por la magia antigua del castillo que lo busca por su vínculo con Salazar Slytherin, considero que sería buena idea permitir que visite cierta cámara escondida, puede ayudarlo.

Sin más que agregar, me despido mi querido muchacho. Prometo que Harry está bien cuidado aquí, no tienes de que preocuparte.

Con cariño, Albus Dumbledore.

James dejó la carta, su ceño profundamente fruncido, las palabras vagas del hombre mayor no le daban nada de confianza.

Abrió rápidamente la segunda carta, y tuvo que leerla dos veces para salir del impacto que le causaba.

Su niño empezó relatándole su día, sus nuevos amigos, como empezó a entrenar con Draco y en un apartado que casi se perdería, decía.

"Y quizá padre pueda decirme donde ir a la cámara"

Era un simple línea perdida entre relatos, puesto como si fuera nada y si no estuviera prestando atención entonces podría perdérselo, quizá esa era la intención de su hijo, porque sabía lo atento que era Tom al leer las cosas, era un secreto sólo entre las dos serpientes.

James arrugó su frente, listo para mandarle una respuesta a su hijo, un gran no. Ahora entendía la carta de Albus, una especie de control de daños.

Un pop repentino lo sacó de su enojo preocupado, desvío la vista de la carta, viendo a su marido parado en la sala de estar.

–Tom– y la forma de pronunciar el nombre, el anhelo, el amor desmedido y la bienvenida, todo en un simple nombre.

–Hola querido–dijo el hombre frío con el mismo amor desbordante en sus palabras simples.

El ᥒιñ𑄉 de l𑄉𝘀ׅׄ e𝕥erᥒ𑄉𝘀ׅׄ [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora