Capítulo 4

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Capítulo 4: Nuestra calma.

Desde la primera interacción de los herederos ambos se volvieron muy unidos, tenían un vínculo especial que nadie podría entender y eso les gustaba.

No era raro que el joven Malfoy fuese visto en la mansión Gaunt, pronto se convirtió en una presencia continua, tanto que ya había mudas de ropa, zapatos, juguetes y artículos de limpieza que pertenecían a Draco.

Nagini también se volvió una constante compañera de los niños, era más como una niñera que seguía a los niños en silencio.

Gracias a Malfoy, el pequeño Gellert comenzaba a salir de su caparazón, convivía con los elfos, hablaba más de pocas frases y salió de su estado tímido poco a poco.

Tom tenía que admitir que aunque no le agradaba que su bebé estuviese unido al rubio oxigenado, al menos agradecía que pudiera ayudar a Harry a ser más como un niño normal; y para James, era un alivio para su dolorido corazón, no le gustaban las circunstancias en las que los niños se unieron, pero le gustaba ver a su hijo actuar tan libremente.

Un día en particular se encontraban en la Mansión Malfoy cuando Harry se armó de valor para pedir volar por su cuenta.

–Draco–llamó el peli negro a su amigo.

– ¿Qué pasa?–preguntó el niño rubio dejando su juguete en el suelo.

–Quiero volar.

–Pero Harry, no está tu papá James aquí para que vueles con él–dijo el de ojos plata confundido.

–Quiero intentar volar solo–y esa simple declaración hizo que la emoción burbujeara en Draco.

–Voy a decirle a mi papá, espera aquí–dijo Draco con emoción antes de salir corriendo al encuentro de su padre.

Nagini, que hasta ese momento se había enroscado en un rincón, se acercó sigilosamente al niño.

–“Pequeña cría, ¿estás seguro de que quieres volar?”–preguntó dejando caer su cabeza en el pequeño muslo de Harry.

–“Sí, quiero intentarlo, siento que puedo hacerlo”–dijo el niño acariciando a su amiga.

–“Bien, pero si dejan que te lastimes, los morderé”–amenazó la gran serpiente mientras disfrutaba las caricias de su niño.

Harry, que estaba a punto de pedirle a la serpiente que no lo hiciera, fue interrumpido por la voz extraña de Eter, quien, desde  Samhain estaba constantemente a su lado. Evitaba mencionarlo a sus padres porque no quería ver a su papá James llorar.

--No vas a lastimarte por algo tan mundano—dijo la entidad acariciando el cabello de su niño con su mano esquelética.

--“Mmm, bien, confiaré en usted Eter, aun así, Nagini no puedes morder a nadie”—dijo el niño pequeño sin darse cuenta que no había dejado de hablar en parsel.

Pero la serpiente no contestó, se limitó a enroscarse en Harry para esperar que Lucius llegara con las escobas.

Harry admitirá que no fue fácil la primera vez que montó a su escoba, su magia tan potente y su poco control lo hicieron tambalearse con fuerza. Por fortuna, Lucius y Narcissa habían tomado todas las precauciones para evitar algún daño, ayudaba también que Draco estuviera volando cerca de él.

–No tengas miedo, al inicio es así–lo alentó el rubio flotando cerca de él.

Harry se obligó a tranquilizarse, respiró profundamente y domó sus nervios así como su magia, ayudó que las sensaciones extrañas a su alrededor fueran menguadas por la presencia de Draco a su lado, como si el niño rubio fuera una ancla.

El ᥒιñ𑄉 de l𑄉𝘀ׅׄ e𝕥erᥒ𑄉𝘀ׅׄ [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora