Dónde a Pete le gusta provocar los celos en Vegas después de que descubre que le gusta la manera posesiva en la que lo trata cada que algo le pone celoso
Aún recordaba aquel día como si no hubiesen pasado casi dos años, las cosas que ellos estaban mejor que nunca, aun que apartir de ese día los rumores sobre ellos no habían parado ni un día.
Sus amigos y ellos solo podían reír ante cada nuevo chisme que había sobre ellos cada cierto tiempo, en un comienzo les había molestado pero pensándolo detenidamente al final solo eran rumores que los terminaba distrayendo.
Al principio eran rumores sobre que Vegas obligaba a Pete a estar con él, aun que con el tiempo los rumores ahora incluían cosas como que Vegas era un doble cara, que fingía querer a Pete en la universidad pero en la intimidad de su casa solo se dedicaba a maltratarlo, y bueno, en eso último no estaban del todo herrados, aunque no era como ellos creían.
Vegas si solía ser un poco brusco con Pete cuando de intimidad se hablaba, pero era algo en lo que Pete estaba total y completamente de acuerdo. Le gustaba la manera en que Vegas le tomaba con tanta fuerza pero al mismo tiempo con tanta delicadeza, la manera en que este le amarraba a la cama que estaba totalmente equipada para esos encuentros, pero también le gustaba como después de amarrarlo se dedicaba a recorrer su cuerpo con esmero, como con el tiempo Vegas habia aprendido como y dónde tocarlo.
Aun que claramente había ocasiones en qué a ambos se les salía de las manos sus juegos y por ende Pete terminaba con alguna marca la cual claramente no le molestaba para nada, siempre y cuando estas no interfieran en los días que tenía que desempeñar su papel de porrista.
Estaban tan acostumbrados a los cuchicheos que habían aprendido a simplemente ignorarlos, aunque había veces que los escuchaban, normalmente era para ambos reirse ante tal imaginación que sus compañeros de carrera podían llegar a tener.
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Regresando al tema inicial, con ambos encerrados en aquel cubículo y un Vegas notablemente enojado acorralandolo contra la pared mientras recorría su cuerpo con ambas manos al mismo tiempo que sentía la erección que claramente el mayor se encargaba de hacerle sentir.
Una sonrisa se asomó por sus labios cuando sintió como era tomando con algo de brusquedad del cabello, sabía que desobedecer a Vegas con aquella orden tan simple como lo era el no hablar con el chico nuevo le traería este tipo de consecuencias, por lo mismo no se sorprendió cuando antes de salir de los vestidores Vegas había entrado con clara molestia tomándole de la muñeca en un movimiento nada sutil para encerrarlos en el primer cubículo que había encontrado libre.
Nisiquiera le había dado tiempo de hablar, aun que estaba de más convencido que quizá en vez de ayudarle solo lo empeoraría más, conocía a Vegas y sabía que en situaciones así si él no le preguntaba algo el solo debía guardar silencio.
Soltó un jadeo casi impermeable cuando una de aquellas manos que tanto le gustaban tomaba su cuello con la precisión perfecta para cortarle la respiración pero solo al punto de hacerlo placentero para él, aun que así como aquella mano había llegado se había marchado.
