25. Las cosas que cambian

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25. 

Por Asher James

Nunca había visto a Ema bailar.

Las cosas en la fiesta de Eliot fueron muy complicadas como para pensar que alcanzaría tiempo para eso. Y bueno, no es como que me resultara especialmente interesante.

Y no supe que había sido una lástima no hacerlo antes hasta ese preciso momento.

Las luces en el lugar parpadeaban, eran rojas, violetas, luego azul y verde. Y en momentos todo era negro, y eso era una lástima porque en esos instantes desaparecía de mi vista.

Le daba una sonrisa de lado porque quería ocultar, aunque fuera un poco lo loco que estaba por disfrutar todo, disfrutarla a ella.

El día que supe que todo estaba jodido fue una noche clara, había estrellas, unas tantas. Había también frio, era una de esas noches de otoño. Una de esas donde piensas de más, sientes de más.

Conducía en el auto de Eliot, y como se estaba haciendo costumbre Ema estaba conmigo, ya luego estaba mi mejor amigo y Lara en la parte de atrás del auto. Basaste más arreglados de lo normal.

Bueno creo que todos en el vehículo estaban así, Ema, por ejemplo, llevaba un vestido un tanto largo, de una tela satinada color verde claro, no podía evitar que mi mirada se desviará hacia ella en más ocasiones de las que admitiría. Pero es que nadie puede culparme, su cabello rojo caía a todos lados, y las pecas de sus hombros eran notable. Todo de ella gritaba, me llamaba en susurros que me resultaban escandalosos.

Por mi lado iba de negro, en su mayoría al menos, llevaba un pantalón de vestir, y una camisa blanca de botones, luego encima un chaleco negro. Eliot me había dicho que estaba jodidamente guapo, y por eso en mis adentros me sentí extremadamente satisfecho.

—Estas hermosa—. Y siempre lo estaba, ella era espectacular.

El rojo se asomaba por sus mejillas, y en mi pecho los latidos anunciaban "Si que estamos jodidos" una y otra vez, comenzaba a creerlo para ser sincero.

(...)

Su cabello rojo se resaltaba en la oscuridad, sus ojos me atraían, sonaba como si me llamada el lugar más especial. Como si se tratase de correr en un bosque, con el atardecer más hermoso de fondo.

Estaba sentado en un sofá de cuero, tenía una bebida en mi mano llamada "Destello" era fuerte y tenía un sabor ácido, que se aliviaba entre más bebía.

Eliot había rentado el lugar, era un tipo de salón exclusivo. Era como estar en una fiesta para mayores de 21, pero con bebidos sin alcohol, buena comida y música de tu preferencia.

Eliot apareció frente a mí, quien sabe de dónde, estaba feliz, tenía una sonrisa demasiado brillante en su rostro. Di un trago largo antes de apartar mi vista de Ema, la cual seguía bailando con la música, siempre seguía. Lara y un par de chicas que no conocía estaban con ella, pero no sabía quiénes eran, no me importaba.

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