»Capítulo 7«

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—Tienes miedo.

—No.

—Deberías tenerlo —le expuso Spector—. Sin Khonshu, perdimos el traje, la curación, los poderes.

—Y también a ti, eso creí —alegó Grant mientras guardaba algo en su mochila—. ¿No era lo que dijiste? Supongo que creerme todo lo que sale de tu boca demuestra lo imbécil que soy.

—Desearía poder desaparecer, te lo aseguro. Pero, por desgracia, sigo aquí. Y si vas a querer hacer esto, tienes que ser listo, al menos por el bien de Layla. He pasado por situaciones como esta.

—Yo también —manifestó Steven viendo el reflejo en la mesa de cristal—. Es el mismo cuerpo, ¿no? Tengo la habilidad. Memoria muscular y así.

—Si, no es como funciona, sólo...

—Ya, como sea —le interrumpió Steven dándose la vuelta.

—Estoy aquí... —lo dijo con un tono más grave y tétrico que incluso la frase sonaba escalofriante—. No estás solo.

—¡Ya sé que no estoy solo! —Steven se volvió a girar cuando estaba dispuesto a salir de lugar—. ¡Sé que no me encuentro solo, tengo a Layla y a Susu! Ellas me apoyan.

—Ah, ¿estás...enamorado? ¿Te enamoraste de mi prometida o de tu insignificante amiguita?

—No vuelvas...a decirle insignificante a Süheyla —le señaló en el reflejo del pequeño espejo circular que colgaba de una columna de madera—. Te agradezco tu preocupación, lo digo en serio...

—Si sigues intentando algo con ella lo vas a arruinar...

—Lo tenemos controlado —le interrumpió Steven sin dejar de hablar y que sus voces se entremezclaran.

—Te juro... Steven, te juro que te voy a...

—Si necesito la receta de una malteada de proteínas o algo, yo te llamo....

—¡Saltaré por un precipicio!

Y de repente, al volver la cabeza, Süheyla Keskin estaba enfrente suyo, golpeando sus cuerpos por accidente mientras Steven le sostenía los brazos con suavidad para evitar que cayera de espaldas.

—Perdón, en serio, lo lamento, estaba... —era típico de él disculparse mucho, así que aquella reacción logró soltarle una risa a la morocha.

—Está bien. Todo bien, Steven, no te preocupes —él seguía sosteniéndole los brazos, pero ella miró de reojo sus manos y el hombre la soltó con delicadeza, dando un paso hacia atrás y aclarando su garganta—. ¿Estás bien, Steven?

—¿Bien? Si, si, si, muy bien, por supuesto —soltó una nerviosa risita y se pasó la mano por el cabello, intentando acomodárselo—. ¿Por qué...? ¿Pasó algo?

—Es que... —miró a un lado, intentando ver si Layla estaba hablando con él en aquella campaña— te escuché hablar y quise saber si todo está bien.

—Si, todo en orden —sonrió en un intento de poder aligerar la situación, pero era difícil cuando Süheyla lo conocía muy bien, incluso le aterraba el hecho de que era la primer persona que realmente lo hacía en bastante tiempo.

—Steven... —le llamó con esa aterciopelada voz que causaba que los oídos de él se relajaran al escucharla decir su nombre—. ¿Te llamas Marc también?

Grant ladeó la cabeza, observó cautelosamente a Süheyla y entonces dio el paso hacia enfrente con temor, esperando que ella le dijera que se alejara, que hiciera algo al respecto. Sin embargo, su reacción fue alzar aquellos divinos ojos avellanos e incrustarlos con esa intensa manera en que le provocaba un escalofrío en la espalda.

𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐂𝐥𝐨𝐚𝐤 [𝐌𝐨𝐨𝐧 𝐊𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora