»Capítulo 25«

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Süheyla dormía plácidamente contra el cuerpo de Marc. Las noches eran frías, llevaban cinco días en la deriva de un suelo que los mantenía a salvo, pero con la gran cantidad de agua rodeándolos para que estuvieran totalmente perdidos.

Sin embargo, una noche, mientras ella se cubría con su cuerpo, pudo sentir la presión de unos dedos sobre su cintura y el escalofrío le fue totalmente feroz que incluso alzó la cabeza de inmediato al saber que no era ni Steven ni Marc.

—Mierda...

—Sos una listilla, dulzura.

Jake Lockley de inmediato se sienta y Süheyla retrocede, intentando poder protegerse. En cuanto se sienta y causa que la distancia sea considerable, finalmente habló.

—¿Por qué? 

—Realizas hermosas promesas que engatusan a los imbéciles.

—Soy sincera. Contigo sólo han sido mentiras tras mentiras —comenta con los ojos encajados en las tétricas facciones del hombre que ahora mismo estaba enfrente suyo—. Ya viste lo que pasó si me meto con ellos. Déjalo por la paz, Lockley.

—¿Y crees que te dejaría en paz por eso? —pregunta y sus facciones literalmente se llenan de esa jocosidad maliciosa que estremece a la mujer.

—No tienes opción —dice con un tono bajo.

—Oh, dulzura, me divierto tanto contigo —las comisuras de sus labios se ensanchan y quiere inclinarse, pero sólo observa que Süheyla aproxima sus rodillas a su pecho, lista para defenderse en caso de necesitarlo—. Vamos a hablar, ¿sí? Seamos una pareja sana.

—En tus sueños, bastardo —comenta y Jake ladea la cabeza, intrigado de lo que pudiera decir la mujer—. Tú y yo somos como el agua y el aceite. Y si sigues amenazándome, te juro que...

—¿Qué? ¿Vos vas a atacarme? Dulzura... —ríe diabólicamente, moviéndose con gran velocidad hasta que toma los muslos de la morocha y Süheyla le propina un golpe en la mandíbula.

Por poco se la chasquea, pero Lockley es fuerte y entonces en un arrebato de ira, se acerca, le toma el hombro y la acerca con brusquedad. Sus rostros quedan tan cerca que ni siquiera reconocen de quién es el aliento, se mezcla y Süheyla quiere alejarse, pero le es imposible y el moreno curvea su pícara sonrisa mientras su nariz roza contra la de la turca.

—Estás colmando mi paciencia, ¿eh? Y adoro que lo hagas porque te juro que estoy empezando a divertirme —al decir eso, Süheyla se atreve a llevar sus manos al rostro de él, después le encaja las uñas sobre las sienes y sus dedos jalan la cabellera de Jake—. Joder, sabes cómo ponerme, dulzura.

—Púdrete, hijo de perra —gruñe y le propina un cabezazo, generando que la sangre escurra por la nariz de ambos, pero Süheyla consigue alzarse con torpeza y se aproxima hasta lanzarle una patada sobre la costilla—. Eres... —patada y gruñido de Lockley— un hijo... —otra patada— ¡de perra!

Retrocede con lentitud, después se limpia la nariz y observa el líquido sobre las yemas de sus dedos. Sorbe de su nariz, luego escupe y observa que Lockley se levanta con lentitud, tomándose el costado mientras también suelta un poco de saliva con sangre sobre la arena.

—Te has vuelto buena —dice entre pequeñas risas y Süheyla sólo coloca sus manos sobre sus rodillas, intentando recuperar el aliento—. Tefnut ha hecho bien en elegirte.

—Si, bueno, no digo lo mismo para ti, imbécil —comenta con la voz entrecortada y por último Jake sólo se levanta mientras chasquea su mandíbula—. Hagamos un trato.

—Ugh, carajo, te odio.

—No vuelvas por el dinero —dice Jake y Süheyla frunce el ceño—. Sólo dime todo sobre esa organización y quedaremos a mano.

𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐂𝐥𝐨𝐚𝐤 [𝐌𝐨𝐨𝐧 𝐊𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora