»Capítulo 8«

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Capítulo dedicado a Any_Blxck

¿Tendría sentido que estuviera ahora mismo sentado frente al enemigo, en un centro psiquiátrico mientras huía y era diagnosticado con una variedad de trastornos que ni siquiera le sonaban o conocía?

Para Marc era difícil el procesarlo, y más cuando tenía entendido que lo único que tenía era el trastorno de identidad disociativo. Sin embargo, lo demás no podría aceptarlos y huyó cuando tuvo la oportunidad.

En una habitación no muy lejana, en donde se agachó para lograr pasar desapercibido, finalmente se encontró con la extraña presencia de una tumba egipcia que se removía y se escuchaba el repentino y repetitivo sonido de los golpes y gritos de auxilio de alguien que parecía estar atrapado dentro de este.

Resultó ser Steven, lo cual alegró muchísimo a Marc y no tardó en abrazarlo. Y ahora eran ellos dos, huyendo del lugar, andando como si fueran dos ágiles y sigilosos gatos que apenas si hacían ruido. Y no sólo eso, sino que ahora, antes de salir por lo que parecía ser su libertad, abruptamente un hipopótamo vestido como un dios egipcio y que andaba en dos piernas, finalmente provocara que ambos gritaran y retrocedieran completamente atónitos.

No tardaron mucho en enterarse de que, en realidad, ambos estaban muertos y que ella era la diosa Tueris, quien los guiaría por La Duat para llevarlos al campo de los Juncos (si es que se lo merecían en la gran balanza que los enjuiciaría). Y de esa forma, cuando Marc abrió una puerta de manera repentina, observó el sombrío paisaje, petrificado, pero también asombrado mientras Steven le expresaba que estaban en el Inframundo.

Finalmente tomó los corazones de ambos y se encaminó hasta la balanza de la Justicia y la Pluma de la Verdad, colocándolos con cuidado antes de por fin esperar los resultados.

—No me importa lo que diga —expuso Marc cuando él y Steven se asomaron por la borda, observando la arena en donde quizá podrían ser arrojados hasta ser congelados—. No terminaremos allá abajo. Y tampoco iremos al campo de los Juncos.

—Okay, ¿y tú qué propones? —le preguntó Grant, esperando escuchar lo que tenía en mente Spector.

—En el peor caso... —miró de reojo a la diosa— la liquidamos y robamos el bote.

—¿Quieres...? —a Steven se le desorbitaron los ojos, pero de repente la diosa Tueris los llamó, haciendo que volvieran hasta aproximarse a la balanza.

—¿Qué? ¿Por qué hace eso? ¿Por qué se mueve así? —preguntó la personalidad con acento británico.

—Hum, no tengo idea. Eh...ah...no tengo una tarjeta para esto —confesó la hipopótamo a la vez que los veía de reojo.

Intentó arreglarlo, tomando ambos corazones.

—Son los corazones. No están llenos —anunció viendo a Marc y Steven—. Y créanme, a mí me gusta ver la copa medio llena, pero...es que los dos se sienten incompletos.

—¿Qué significa? —Marc endureció sus facciones, algo demasiado típico de él.

—Si la balanza no se alinea, la Duat, al final, tomará sus almas.

Spector alzó sus cejas y miró con los ojos desorbitados a Steven, por lo cual, la reacción de Grant fue preguntarle a Tueris si había otra sugerencia que pudieran hacer para esa situación.

—El bote contiene los recuerdos de nuestras vidas. No sé que tanto se han ocultado entre los dos, pero mi consejo es que entren y se muestren la verdad uno al otro —al dar esa explicación, ambos se vieron frente a frente, pensándolo durante unos segundos mientras la diosa continuaba hablando—. Equilibren su balanza antes de llegar al campo de los Juncos, o sus almas serán destruidas.

𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐂𝐥𝐨𝐚𝐤 [𝐌𝐨𝐨𝐧 𝐊𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora