»Capítulo 26«

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—Tienen que decirle —expone Steven desde el reflejo de la computadora portátil que se asomaba al campo visual de Marc—. Marc, habla con Layla.

—Tal vez... —dijo en bajo, después miró de reojo que Süheyla y su ex prometida estaban profundizando una conversación mutua, así que tuvo la oportunidad de mover sus labios y hablar entre balbuceos con su otra personalidad—. Aunque fue algo que nos tomó por sorpresa, ¿cierto?

Si, bueno, fue... —Marc contempla que su otra personalidad traga saliva— fue una noticia impactante. Aunque es emocionante, ¿sabes?

—¿Por qué?

¿No tienes...la fantasiosa idea de tener a alguien que sea un poco como tú?

—¿Alguien como yo? ¿Como nosotros? —esa última pregunta la dijo con un extraño nudo en la garganta. 

Steven lo piensa, intenta ponerse en los zapatos de su personalidad. Después de todo, uno de ellos había vivido demasiado en una extrema agonía, sumergido en el dolor y la violencia. Y el otro, bueno, se sumergió en los libros, en el alto conocimiento en la palma de su mano mientras vivía una vida plena y normal, con un trabajo común y una rutina repetitiva.

¿No crees que estaremos bien? 

—Ya ni sé qué creer, Steven —confiesa con un resoplido y entonces desvía la mirada, intentando poder controlar el remolino de emociones que había en su cuerpo—. Debería arreglar esto, al menos solucionarlo y...

¿Estás arrepintiéndote de que seremos padres?

Marc Spector entrecierra sus ojos y vislumbra a Layla, después a Süheyla y, por unos segundos, encaja su mirada en el vientre que ni siquiera estaba notable aun de la mujer que sería la madre de su bebé. Lo primero que se le viene a la mente es el hecho de que había aceptado realmente que había algo más detrás de ese "odio" que quiso mantener con Süheyla. Después de todo, Steven siempre habló bien de ella, incluso maravillas, era un hombre caballeroso y amable, aunque también tímido y un poco lento con el hecho de coquetear con las mujeres.

Pero de algo estaba seguro: no podía evitar que la intriga cayó en su persona cuando cambió de personalidad con la mujer e interactuó en primera persona cómo era. Amigable, bondadosa, un tanto juguetona con bromas de mal gusto que lo hacían reír, pero era realmente maravillosa. Era todo lo que Steven estuvo diciendo de ella.

Y luego ese momento en que la tuvo entre sus brazos, saboreando sus labios y sintiéndose tan perdido entre sus besos. Cómo de un momento a otro fue acariciando cada detalle de su piel, cada centímetro hasta el instante en que se unieron de un modo que Süheyla entreabría su boca y esos dulces sonidos salían de su garganta.

Ardía en deseo. La deseaba, deseaba besarla hasta que su aliento abandonara sus pulmones por completo. Incluso cuando estuvieron en esa isla durante días, recostados con las estrellas como sus propias testigos, finalmente disfrutaba de dormir con una persona a su lado, sosteniendo sus nudillos mientras se aferraba como si su vida dependiera de ello.

Steven fue afortunado de enamorarse. Y Marc, bueno, estaba agradecido de poder tener a alguien que, sin importar su pasado, al parecer congeniaban con su historia de trasfondo.

Debía ser claro con Layla. De un modo u otro, ya no quedaba algún rastro de lo que fue su inmenso cariño que al parecer se fue apagando cuando él lo arruinó.

¿Eso significaba que también lo arruinaría con Süheyla?

—Ey —le llamó Layla, aproximándose con una sonrisa de soslayo, acariciándole el brazo de manera amigable—. ¿Preocupado?

𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐂𝐥𝐨𝐚𝐤 [𝐌𝐨𝐨𝐧 𝐊𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora