CAPÍTULO 20 : LA BÚSQUEDA DE BRUNO. GOLPE EN EL HOSTAL MARAVILLAS.

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La clave del acertijo de los zombis recaía en hablar con un médium.

Eduardo sabía perfectamente que Bruno, el gemelo, quería ser médium. Por lo que solo tendría que encontrarlo y que accediese a hablar con esos zombis.

La complicación iba estar en. ¿Dónde está Bruno? ¿Qué está haciendo Bruno?

Porque sabía perfectamente lo que quería ser, pero un médium puede estar en un local, en la televisión, en la misma calle o incluso en el cementerio.

El problema dejó bloqueado a Eduardo sin saber qué hacer.

Ya era muy tarde, por lo que abandonó la misión por el día de hoy y se dirigió al Hostal Maravillas. Solo quedaba él alojado allí. El resto habían marchado a otros hospedajes.

Eduardo accedió a su habitación y previamente a irse a dormir , ojeó el blog con la información que había recabado acerca del acertijo del jefe de mantenimiento : Primero la imagen grafiada en la roca de aquella islita, donde se veía a un señor, probablemente el jefe, en la sala de calderas. Y luego la información que le proporcionó el ex empleado de limpieza del Gran Estadio, que no pudieron trabajar adecuadamente durante un tiempo porque el jefe había echo algo que lo dificultaba.

Eduardo no paró de darle vueltas a dónde estaría Bruno. Afortunadamente recordó que la obrera de la Torre de Mantenimiento, la que les ofreció las pistas, les dijo que podrían encontrar más pistas en el Paseo de Délino : en la tetería y en la Escuela de Arte.

Así que Eduardo se durmió tranquilamente y esperó a que amaneciese un nuevo día en Délino.

Eduardo salió del hostal , y caminando se acercó a la tetería. Allí estaba de nuevo Lisa.

— Hola.

— Hola Eduardo.

— ¿Ya no duermes en el Hostal Maravillas, Lisa?

— No, ayer mismo me cambié a uno más cerca.

— ¿Por qué?

— Porque el resto lo ha hecho. Y como no siguiese el paso del resto, igual Délino sospecha de mi.

— Muy sensato. En fin, ¿sabes algo de Bruno? Necesito su ayuda para la misión.

— Sabes que no te va a ayudar mientras siga bajo los efectos del delirio de Délino.

— Lo sé, pero necesito justamente su ayuda médium.

— Pues no sé dónde está. Pero si preguntas en el Hostal Maravillas seguramente te lo digan.

— ¿Por qué?

— Cuando nos cambiamos de alojamiento estamos obligados a indicar dónde vamos. Parece una medida de Délino para tenernos controlados.

— ¡Gracias Lisa!

Eduardo se marchó corriendo al Hostal Maravillas. Temía preguntarle al servicio que dónde se encontraba Bruno, porque esto saltaría las alarmas de que Eduardo estaba buscando a sus amigos y Délino actuaría en su contra.

Accedió al Hostal y habló con el servicio.

— ¡Hola!

— Hola Eduardo, ¿qué querías?

— Cambiarme de habitación, es que no funciona la tele de mi habitación — Eduardo pensó que esto haría que la chica se dirigiese a su habitación, y comprobase el estado de la televisión. Todo esto le otorgarían unos minutos bien valiosos que podría dedicar a encontrar las anotaciones sobre el traslado de cada uno.

— De acuerdo. Espera aquí un rato.

Eduardo accedió a toda prisa al mostrador y super rápido buscó por todos los cajones algún blog de notas.

Cuando se pudo dar cuenta, notó un palazo en su cabeza, y mientras caía inconscientemente pudo ver la silueta de la chica de recepción y detrás otra silueta conocida aporreando a dicha chica.

Era de noche y Eduardo despertó en un lugar conocido, era la tetería de Délino. Allí se encontraba echado en una camilla y cuando recuperó toda la consciencia, una figura se acercó a hablarle.

— Hola Eduardo.

— Hola ... ¡Lisa! ¿Por qué estoy aquí?

— Te cuento. Algo me dijo que debía de ir al Hostal Maravillas. Y cuando entré te vi a ti tirado en el suelo y a la recepcionista con una pala en la mano. Así que no dudé ni un segundo en qué debía de hacer.

— ¿A qué te refieres que algo te dijo que fueras al hostal? — preguntó Eduardo.

— No sabría decirte, en mi cabeza escuché una voz que me decía una y otra vez que fuese al hostal. Y hasta que no fui no me dejó en paz. Pero mira, gracias a esa voz, aquí estás, sano y salvo.

— Pues muchas gracias por salvarme, pero ... ¡Has puesto tu vida en peligro Lisa! — Eduardo lloriqueó y se echó en el cuerpo de Lisa, que esta lo sujetaba y abrazaba cálidamente.

— Tranquilo Eduardo. ¿Lo recuerdas? Somos amigos, y esa amistad va a durar permanentemente. Y al resto no se lo tengas en cuenta, están bajo los efectos de Délino.

— Gra-gracias Lisa, de veras. ¿Y qué vas a hacer ahora que Délino sabe que me has ayudado?

— No lo sé. Lo más seguro es que se intenten encargar de mi así que antes de que pase cualquier cosa me iré a la Fábrica de la Cordura. Me marcho ya. ¡Nos veremos en otra ocasión Edu!

La despedida fue muy emotiva y ambos amigos se dieron un majestuoso abrazo que duró bastantes segundos. Segundos de lágrimas.

Secretos de DélinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora