CAPÍTULO 24 : EL SECRETO DE LA ORGANIZACIÓN. El villano de Délino espera.

1 0 0
                                    


La obrera se encontraba supervisando los trabajos en la Torre de Mantenimiento cuando Eduardo llegó.

— Hola chico, ¿has resuelto ya el enigma?

— Sí — respondió Eduardo —, los empleados se pusieron en huelga debido a que el jefe de mantenimiento no les ponía la calefacción con el frío extrema que hacía en esa época del año. Esto lo averigüé con las siguientes pistas : En la roca grafiada de la isla se ve al jefe en la sala de calderas. Aquí lo que hacía era apagar la calefacción cuando la veía encendida. Luego, el ex empleado de limpieza del Gran Estadio de Délino de lo poco que recordaba me comentó que tuvieron dificultades para trabajar, con eso se refiere al frío producido por ausencia de calefacción. Y ya para confirmar al cien por cien la teoría , tenemos el testimonio del libro de penas en el que se relataba el frío que hacía en el lugar de trabajo.

— Enhorabuena chico, has resuelto el acertijo, ¿lo has hecho tú solo?

— Prácticamente sí. He tenido ayuda pero se puede decir que lo he resuelto yo solo.

— Estupendo. Ya están arregladas las escaleras, así que puedes subir. Por cierto, hace un rato ha subido una chica.

» ¿Quién habrá subido antes que yo?,¿será Lisa que ha conseguido escapar de los posibles matones del hostal? «, se preguntaba Eduardo.

Eduardo subió las escaleras en espiral , primero de una en una y luego súper motivado de dos en dos. Estaba decidido en acabar de una vez con todo. Pero algo en su interior le seguía susurrando que todo no acababa aquí.

Por fin subió el último peldaño. Ante su mirada se encontraba una gran sala oval, y en centro de esta estaba el botón. Según le contaron, si pulsaba el botón, destruiría a la sustancia inhibidora y lograría completar con éxito la misión : Se salvaría a sí mismo y a sus compañeros y no me menos importante, a la humanidad.

Pese a tener las cosas tan claras y en frente del botón, algo le decía a Eduardo que no lo pulsase. Todo había sido demasiado raro.

» ¿En serio podría acabar con todo pulsando un simple botón? ¿Sus amigos regresarían siendo lo que fueron o volverían al mundo real con el efecto Délino? «

Veinte minutos habían pasado desde que pisó la sala oval y el botón seguía igual, sin pulsarse. En la cabeza de Eduardo se estaba librando la batalla del bien contra el mal.

Una voz de dudosa procedencia interrumpió dicha batalla.

— ¿A qué esperas a pulsarlo?

— ¿Quién eres? Con esa capucha no puedo distinguir tu rostro — la chica se quitó la capucha y mostró su cara —. ¿Marta?, ¿cómo has llegado aquí?

— Llevo aquí mucho tiempo — respondió mientras soltaba una carcajada algo siniestra.

— ¿Por qué no me hablaste cuando te vi en el tranvía? Recuerdo perfectamente lo que hiciste. Te bajaste del tranvía y cuando yo bajé volviste a subir.

— ¿Y qué más da?

— Bueno. Creo que me ocultas algo.

— ¿¡QUE TE OCULTO ALGO!? Niño estúpido, cállate.

— ¿Niño estúpido? Pero, ¿por qué me llamas así? Soy Eduardo, tu amigo. ¿No me recuerdas? — Eduardo, tan sensible como siempre, no pudo evitar echar a llorar. Marta llevaba desde los cinco años y no se podía creer que de un día para otro cambiase su actitud tan drásticamente.

— ¡CLARO QUE TE RECUERDO! Eres el pringado de Eduardo. Precisamente, ¿no eres tú el que no recuerda nada?, ¿el que tiene la amnesia?

Marta clavó una espina muy gorda en Eduardo. Había tocado un tema muy difícil. Su amnesia le cobraba su fuerza. No tener la memoria que creó desde los cinco años, no era nada fácil de llevar consigo.

Secretos de DélinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora