CAPÍTULO 21 : ALTERCADO EN EL TRANVÍA. HABLANDO CON EL MÉDIUM.

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Eduardo tenía que volver a coger el tranvía para desplazarse a su próximo objetivo. La estación Zona Museo. Estuvo haciendo unos cálculos y desde que llegaron a Délino se había pasado más de seis horas metido en los tranvías. Se podía decir que era un experto de tranvías.

El recorrido que desarrollaría sería desde la parada Centro de Délino hasta Zona Museo, un total de dos paradas.

Tan experto era de los tranvías de Délino, que sabía el número exacto de convoyes que daban servicio a la ruta, seis. Aunque desconocía si habría más, puesto que al ser una ciudad imaginaria podían sacar tranvías de cualquier lugar.

Eduardo se sentó en su asiento preferido, que daba vista a la cabina del conductor y a la ruta.

"Próxima parada : Paseo de Délino"

Las puertas se abrieron unos instantes y entró una mujer que le parecía familiar a Eduardo. Pero no lograba descifrar quién era.

Tal era la curiosidad que tenía que no dudó en acercarse y preguntar.

— Hola, ¿nos conocemos?

— ...

— ¿Hooola?

— ...

— Me suena tu cara, pero no doy con quién eres.

— No nos conocemos, déjame en paz.

— ¿Marta? , ¿qué haces por aquí? Pensé que te habían secuestrado.

— Déjame. Hasta pronto.

» ¿Qué diantres hace Marta paseando por los confines de Délino?, ¿no estaba en el hospital "secuestrada" por los médicos?, ¿por qué me ha ignorado y se ha bajado sin decirme apenas una palabra? « Se cuestionaba Eduardo confuso ante la aparición de la gemela.

Marta hizo el amago de bajarse en la parada de Zona Museo, donde se bajaría Eduardo. Pero en cuanto Eduardo bajó , Marta volvió a coger el tranvía.

¿Volvería al hospital?, ¿por qué estaba tan rara con Eduardo?

Eduardo entró en el Museo de los Muertos. Existía una sección, "zona médium" que estaba hasta las trancas de gente. Podía haber una cola de al menos treinta personas.» Me cago en la ostia «, pensó Eduardo al ver esa extensa cola.

No le quedó otra que esperar a que llegase su turno. Un total de tres horas y catorce minutos contados con cronómetro fue el tiempo que tardó en poder entrar a la carpa donde se situaba el médium Bruno.

— Buenas tardes. Soy el médium Bruno, ¿quería hablar con algún muerto?

— Sí, pero tienes que venir conmigo.

— Oh, losiento, pero no hago sesiones a domicilio.

— Venga hombre, que he esperado más de tres horas.

— No sé por qué, pero me has convencido. No te conozco de nada pero es como si me cayeses muy bien.

» Hombre, es que hasta hace muy poco hemos sido amigos « , pensó Eduardo.

— De acuerdo, gracias médium Bruno. ¿Cuándo puedes venir?

— Cuando acabe mi sesión de hoy, en dos horas.

— Joder, más a esperar.

— ¿Dónde sería esa sesión?

— En el cementerio.

— ¡Ah! Qué bien. Me encanta el cementerio, suelo ir muy a menudo para potenciar mis habilidades médium. En fin, espérame en la salida y cuando acabe nos vamos.

Secretos de DélinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora