CAPÍTULO 12 : LA TORRE DE MANTENIMENTO.

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Todos los misioneros se subieron al tranvía. Durante el trayecto observaron por las ventanas todo el recorrido. Pasaron por el Gran Estadio de Délino. ¡Era increíblemente grande!

— Bueno chicos, yo me apeo aquí — dijo Helena.

— ¿A dónde vas a ir tú? — le respondió la profesora mientras la agarraba de la camiseta para que no pudiese salir del convoy.

— ¡Dejadme en paz! No sabéis disfrutar de unas vacaciones como Dios manda. Yo me bajo aquí que voy a disfrutar de unas carreras.

— Hagamos una cosa — dijo Bruno —. Primero vamos a la Torre de Mantenimiento y lu— interrumpió Helena.

— ¿Qué vamos a hacer en la Torre de Mantenimiento?

Estaba más que claro que Helena había olvidado totalmente su misión. Solo pensaba en cumplir sus deseos participando en la carrera.

Ya que Helena no sabía nada de la misión, la engañarían explicándole que iban de turismo.

— ¿Me dejas acabar Helena? — susurró Bruno a sus oídos —. Vamos a ir a la Torre de Mantenimiento a ... ¡Observar las buenas vistas del desierto de Délino! — A Helena le pareció aceptable el plan y se calmó, olvidando por unos momentos su idea de participar en la carrera de bicicletas.

El tranvía estaba a punto de llegar a su "final" , la parada del desierto.

Dania, Emma, Fernando, Bruno, Lisa y Eduardo veían cómo había vías más allá de esa estación. Pero Zaid y Helena percibían que tras la parada, no había ni un solo metro de vía más allá en ese sentido. Pareciese que Délino les estuviese transformando su percepción de la realidad. Eso o la amnesia, aunque esto último sería menos probable puesto que el pionero en padecer la enfermedad era Eduardo y él era conocedor de la misión.

Sin discutir más , pisaron el asfalto y de un punto a otro pasaba de haber vegetación a haber arena.

Allí ante sus pies se encontraba la majestuosa Torre de Mantenimiento. Sin esperar un segundo más abrieron la gran puerta que ocultaba el interior de la torre.

Cuando accedieron dentro de la Torre de Mantenimiento, vieron a un montón de obreros trabajando.

Una obrera se acercó para darles la bienvenida.

— ¡Buenos días amables visitantes! ¿Queríais algo?

— ¡Hola! Nos interesaría subir al ático de la torre, ¿podemos?

— Aiss. Lamento desilusionaros pero actualmente las escaleras están rotas. Mas digo que ni existen.

— Vaya por Dios — dijo Helena.

— Tardaremos unos dos días en arreglarlas.

— ¿Y qué hacemos hasta entonces? — preguntó Dania.

— Podéis superar un acertijo si queréis — sugirió la obrera.

— ¿Estamos en una misión tan importante y vamos a ponernos a jugar?

— ¿Qué misión? — preguntó la obrera.

— Nada nada — respondió Fernando.

Dania mandó callar a Fernando y les instó a participar en el juego. Igual era una prueba obligatoria para acceder al ático. Es decir, que de por sí esas escaleras están siempre bloqueadas y se desbloquean resolviendo el acertijo. Como si de una contraseña se tratase.

— De acuerdo. Participaremos.

— Estupendo. Pues os pongo en situación. Hace unos años los de limpieza tuvieron un problema con nuestro jefe, el de mantenimiento. Tal problema ocasionó que los empleados de limpieza dejasen de trabajar por una semana, lo que produjo suciedad extrema dentro de la torre.

El acertijo es:

¿Qué hizo el jefe de mantenimiento para que los de limpieza se pusieran en huelga?

Os daré unas pistas. En la playa de Délino hay una islita con un mensaje grafiado en una roca.

En el Gran Estadio de Délino encontraréis un vendedor que fue antiguo empleado de limpieza, se habrá olvidado pero igual recuerda algo.

En el Cementerio de Délino hay una tumba de un ex empleado de limpieza. Al lado de una tumba están sus penas, probablemente la experiencia que tuvo en esta torre la tenga detallada.

Si os pasáis por el Paseo de Délino veréis un montón de establecimientos. Entre ellos están la tetería diseñada con libros y una escuela de Arte. Igual allí os pueden ayudar.

— ¡Qué guay! Una escuela de arte — dijo Dania —, yo pasaré por allá. Se me ha ocurrido en que podemos separarnos y buscar la información que necesitamos. Yo iré al Paseo de Délino.

— ¡Buena idea! Yo te acompaño profe — dijo Lisa —. Yo me encargaré de obtener información de la tetería.

Eduardo sabía perfectamente que no era buena idea separarse, puesto que no estaría seguro de que todos fuesen a cumplir su parte de la misión, y menos Zaid y Helena con la distorsión que tenían de la realidad.

Intentó convencerles de no separarse, pero ya habían decidido dónde iría cada uno.

Todos hablaron y la cosa quedó así : Lisa y Dania irían al Paseo de Délino. Concretamente Lisa a la tetería y Dania a la escuela de arte ; Zaid iría a su bola a donde más le gustase ; Emma se quedaría en la Torre de Mantemiento echando una mano a los de limpieza ; Bruno tomaría rumbo al cementerio a leer las penas del ex empleado de limpieza ; Fernando nadaría hasta la islita y estudiaría el grafiado de la roca ; Y Helena se dirigiría al Gran Estadio de Délino a preguntar al ex empleado de limpieza.

Daba la casualidad, o igual no casualidad, de que cada uno se iba a dirigir a un lugar que coincidía con su deseo. »¿En serio? Osea, Emma se queda aquí sabiendo que su deseo es ser obrera; Bruno se va al cementerio sabiendo que le gusta lo paranormal; Fernando va a acercarse a una isla llena de barcos sabiendo que su deseo es ser marinero; Dania se va una escuela de arte sabiendo que su deseo es tener la suya propia. « A Eduardo no le cabía en la cabeza todos estos hechos. Que cada uno desarrollase su parte de la misión en un sitio que pudiese cumplir sus deseos no era malo. Pero tratándose de Délino y basándose en la experiencia de Helena y Zaid , sospechaba que todos se metieran de lleno en sus deseos y se olvidasen completamente de la misión.

Cada uno tenía una misión asignada, que prácticamente se otorgaron a sí mismos. Pero Eduardo no sabía qué hacer. Debido a su amnesia no tenía ni un deseo, por lo que no podía asignarse un rol en la misión que coincidiese con sus deseos.

Eduardo intentó preguntar a sus compañeros y profesora qué podría hacer, pero ellos estaban tan obstinados en sus tareas que no lo hicieron caso alguno. 

Secretos de DélinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora