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Confesiones.

Zoro faltó a sus clases ese día por pasarla con Luffy, no quería dejarlo solo en ningún momento, estuvo presente cuando los hermanos del azabache despertaron, aún era un niño después de todo. Sabo y Ace le agradecieron a Zoro por acompañar a su hermano en esto. La familia estaba toda junta en esa habitación. Garp, Dadan, Sabo, Ace y Luffy. El peliverde vio toda la escena, ver a Luffy nuevamen sonreír era más que suficiente para él.

Luffy busco con su mirada a Zoro para presentarlo formalmente a su familia pero ya no estaba.

[...]

—Finalmente regresaste Zoro.—El muchacho se sorprendió por la voz que lo recibió en su hogar a penas abrir la puerta. Mihawk estaba en la sala leyendo un libro, tomando una taza de té. Mirando la hora, eran las de las diez de la noche, Zoro nunca llegaba a dicha hora.-¿No me dirás por qué llegaste tarde?

—Estaba en clases.

—Zoro, no eres bueno mintiendo; no estás cansado de estudiar, además, ni siquiera llevaste ningún libro a "clases".—Mihawk miraba serio al peliverde, lo conocía muy bien; eran padre he hijo después de todo, dejando a un lado el té miro bien a su hijo.—Zoro, no me importa si entras a clases o no, se que eres un muchacho inteligente pero necesito saber que te ocurre. Ayer tenías una mirada tan triste y llena de preocupación.

Zoro dejo caer su bolso, sentándose igual en el mueble de la sala, estaba en silencio pero tenía que hablar. Mirando al techo.

—Estaba en el hospital.

—¿Te ocurrió algo?—Pregunto mirando bien a Zoro.

—Estaba acompañando a una persona que quiero mucho, los hermanos de esa persona tuvieron un accidente, y no podía dejarla sola. Se que debí decirte pero tenía más a esa persona en mi cabeza que vos, lo siento padre.

El azabache de ojos amarillos escucho con mucha atención, dejo a un lado su libro, pasando a un lado de su hijo, con la mano en el hombro de Zoro hablo.

—Solo avísame, sabes que me preocupo mucho por ti Zoro.

Con esto dicho se fue, dejando a Zoro en la sala solo, con el sonido del fuego que acompañaba la noche fría, dando un fuerte suspiro, definitivamente le gustaba mucho Luffy, tanto que lo hizo olvidar la regla principal de su padre, decir dónde estaba.

Se fue a dormir a su cuarto con su corazón latiendo fuerte, su rostro un poco rojo y su mente envuelta con la imagen de ese hermoso chico sombrero de paja.

[...]

Los amigos estaba reunidos, en el campus de la universidad. Aunque estaban leyendo sobre sus próximos exámenes de mitad de semestre, Sanji dejo caer su libro haciendo que todos en el grupo lo viera , el rubio con una mirada sería habló.

—Tenemos algo de que hablar, sobre relacionado con nuestro corazón.

Rápidamente todos entendieron, aunque estaban entre los cuatro eso no evitará que les diera un poco de vergüenza hablar sobre sus sentimientos por cierto meseros y trabajadores de cierto mcdonald's que estaba cerca de su universidad.

—Bueno, quien desea empezar.—Pregunto Sanji, mirando a todos, Usopp levanto un poco la mano.

—A mi persona me gusta Kaya, tal vez tengo el autoestima muy alto o a veces olvidó mi físico pero no pude evitar gustar de ella, es hermosa, amable, le gusta escuchar, así sean mentiras, todo lo que digo.

Todos escucharon atentamente, nadie le respondió, Zoro aclaro su garganta teniendo ahora la atención ahora.

—Quien me gusta es Luffy, creo que por Usopp ahora hay que decir por qué.—Escucho un "¡Oye!" por parte del morena, Zoro miro el cielo que le hacía recordar la mirada dulce del azabache.—Lo que más me gusta de Luffy, es su forma de ser fuerte, sabes que tuvo una vida muy difícil y más ahora con el incidente de sus hermanos pero aún así; sonríe, nos hace reír y ni hablar lo amable que es con todos sin importar nada, por eso, es que me gusta Luffy. Bueno además de, es lindo...

La última palabra casi no se escuchó, Sanji se burló un poco de su amigo por no ser capaz de decir lo que siente cuando ve el físico de su persona favorita. Luego de algunos gritos por parte de cada uno, Sanji fue quien hablo ahora.

—Creo que no hace falta que presente a la persona más hermosa y maravillosa de este mundo. Nami hace que mi corazón lata con tanta velocidad que casi siento que se puede salir. Es alguien que paso por cosas feas en su infancia y aún así es fuerte y valiente. Diga de admirar.

—¡En eso tienes súper razón Sanji!—Dijo Franky, el chico peliazul era el último, tratando de calmar un poco de mente, estando tranquilo habló.—Quien me gusta es Robin, se me hace gracioso, casi no conozco mucho de ella pero me gusta, su forma de hablar, su hermosa personalidad, su inteligencia y sobre todo, cuando ayuda a otros. Es simplemente maravilloso.

Los cuatro amigos se quedaron callados, ya todos habían dicho lo que sentían por las personas que gustaban; estando en silencio nuevamente Sanji hablo después de un rato.

—No se ustedes pero yo haré que Nami chan sea mi novia, le prepararé los mejores dulces con mandarinas que conozco.

—Yo igual haré que Luffy sea mi novio, no solo mi novio, deseo que sea mi esposo cuando me gradué.—Dijo Zoro.

—Pueda ser que no le de a Kaya todo lo que merece, que es el mundo entero. Pero me aseguraré de darle una vida llena de paz, amor y confianza. Seré motivo de orgullo para ella.—Dijo Usopp lleno de confianza en sus palabras.

—Siendo así, así sea en el desierto más peligroso o la selva más aterradora, siempre acompañaré a Robin en sus proyectos; le haré las herramientas que pueda necesitar. Eso es lo que hace un novio, amarte, protegerte y cuidar tus sueños.—Dijo Franky.

El resto de la tarde fueron los amigos peleando por quien podría tener a su novia o novio primero, no era una competencia sino más bien un pequeño empujón a cada uno para poder avanzar en sus relaciones.

[...]

Nami miraba su reloj de muñeca y se veía un poco molesta.

—¿Ocurre algo navegante san?—Pregunto Robin.

—¿No vez la hora? ¡Se supone que esos idiotas ya deberían estar acá!

Robin soltó una risa, haciendo que Nami se enojara un poco con la azabache.

—¿Que es tan divertido Robin?

—Simplemente recordé cuando vos misma dijiste, que esos idiotas estarán ahora molestandonos y mírate ahora, enojada por qué no llega ese chico rubio de ceja extraña.

El rostro de Nami se torno rojo ante esas palabras. Aunque a veces lo negaba, era verdad que se estaba acostumbrando a esos cuatro, ver a ese peliverde haciendole ojitos a Luffy, el moreno hablar con Kaya, el de lentes de sol tratando de coquetear con Robin y ella. Escuchando todos los alagos de Sanji a ella.

La puerta del local se abrió, dejando ver a ese grupo de cuatro amigos, Robin miro a los amigos entrar y luego miro a su amiga pelinaranja, tenía una sonrisa de oreja a oreja mirando al rubio. La azabache se sentía tan feliz de ver a su amiga así.

Los chicos se sentaron pero no dejaban de ver a la barra y la cocina, Robin fue quien los atendió.

Cada vez, cada tarde que pasaba, era una linda tarde para todos los trabajadores de ese mcdonald's.

McDonald's RestaurantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora