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Libros.

Mensajes, mensajes y más mensajes. Solo textos eran su forma de tener una conversación; pero Franky no culpaba a Robin ni a él mismo, ambos tenían vidas muy ocupadas, trabajo y estudios, ya llevaba una semana sin pasar por el McDonalds para al menos saludarla, o tenía muchas cosas por hacer o simplemente estaba cansado, tal vez en persona no habían palabras pero por texto eran gran habladores.

Pero Franky no deseaba sólo una amistad por chat, ni en persona, deseaba una relación seria con Robin.

Estaba solo caminando por los pasillos aun pensando en Robin cuando la voz de una chica llamó su atención, era alguien de los primeros semestres, se le notaba en su mirada y actitud, la chica le daba señales que se acercara, lo hizo.

Había una pequeña feria de libros, algunos chicos comenzaron hablarle sobre esta feria, algo para una materia o la facultad; le dieron la libertad de ver los libros; estaban muy baratos hasta en esa pequeña colección habían comics.

"¿Y qué libros te gustan libros te gustan Robin?" Recordó preguntar eso en una madrugada de muchas en que hablaban por llamada.

"Realmente no te sabría decir Franky, leo de todo, pero últimamente me han llamado la atención las novelas de misterio, estoy leyendo Huye rápido, vete lejos de Fred Vargas"

—Oigan... ¿Habrá novelas de misterio en su pequeña feria? Se los compraré todos —dijo firme Franky, rápidamente los jóvenes le comenzaron a mostrar distintos libros de misterios e investigación hasta le llegaron a ofrecer comics de la misma temática.

Aunque Franky los escuchaba en realidad en su mente solo había una ilusión de Robin muy feliz por los libros, aunque sonreía todo el tiempo le gustaba esa sonrisa que daba a veces, se notaba muy sincera.

—¿Franky y libros? Eso es algo nuevo —comenzó Usopp haciendo que Zoro igualmente viera desde el segundo piso a Franky en medio de esa feria.

—Recuerda que a Robin le gustan los libros.

—Ha es verdad, lo había olvidado.

Los dos amigos continuaron con su camino, pero pudieron notar que Franky ya tenía muchos libros en esa bolsa y seguía aceptando libro tras libro.

Estaba cansada y decaída, no logró pasar el examen final de una materia, tenía miedo de no poder pasar el semestre por ese descuido y no quería volver a poner pausa a sus estudios, al escuchar la puerta abrirse dejó de ver su teléfono, puso su mejor cara para los clientes pero quien se encontró fue a Franky con una bolsa de cartón en sus manos, le mostró una sonrisa igual.

—Franky que sorpresa verte por aquí ¿y tus amigos?

—Están ocupados con sus súper problemas, ya sabes, súper tareas y súper exámenes —al decir la palabra 'examen' la hicieron recordar su error, su rostro de angustia fue notado claramente por Franky, con cuidado y algo nervioso acercó su mano al rostro de Robin tomando su mejilla haciendo que lo viera—. ¿Oye súper arqueóloga, estás bien?

Robin miraba los ojos de Franky, no tenía sus lentes de sol habituales, aun con tristeza en sus ojos tenía una sonrisa, eso hizo que Franky se pusiera triste, otra vez ocultando su tristeza.

—No hagas eso.

—¿Hacer que Franky?

—Conmigo no tienes por qué sonreír si no quieres, me gusta más la súper Robin verdadera.

Ambos estaban tan cerca, Robin dejó de sonreír pero aún había ese ambiente tranquilo entre ellos.

—Gracias... —solo pudo decir eso, Franky dejó de tocar su mejilla y se alejó solo un poco, la azabache noto nuevamente la bolsa que tenía el chico en su otra mano—. ¿Y eso? ¿Es alguna tarea tuya?

Franky trato de esconder la bolsa detrás suyo pero ya era algo inutil, Robin la vio, un poco sonrojado le entregó su regalo, Robin al notar que eran libros no dudo en dejar la bolsa en la mesa para sacar uno, todos eran novelas de misterios y otros eran sobre documentales de casos de criminología moderna, estaba sonriendo otra vez, pero esa sonrisa que tanto deseaba Franky, una verdadera.

Sus amigos tenían razón, no vale la pena sobrepensar tanto un tema, la visita de Franky, sus palabras de apoyo y su regalo, hicieron que su corazón estuviera tan feliz, tan feliz que dejó el libro que tenía en sus manos en la mesa y abrazó a Franky.

Esto sorprendió mucho al chico, no se lo esperaba para nada, pero estaba igualmente de feliz, Robin lo abrazo más fuerte cuando sintió las manos de Franky sobre su cintura, pero luego sintió como era elevada y vueltas fueron dadas igual, en medio de un abrazo ambos daban vueltas mientras que Franky tenía a Robin algo elevada del suelo, risas se escucharon que Nami fue a ver y Kaya empezó a prestar atención.

—¿Qué haces Franky?

—Para darte ¡Súper ánimos! —poco a poco las vueltas fueron pararon y los pies de Robin sintieron el suelo otra vez, ambos tenían una hermosa sonrisa en sus rostros—. No me gusta verte triste, así que espero que esto sea suficiente para que una súper arqueóloga esté feliz.

—Lo estoy, tranquilo.

Esa hermosa sonrisa, Franky no dijo más nada, solo tomó su mochila y salió del lugar, los ojos de Robin siguieron la figura de Franky hasta que desapareció, aun cuando se fue, seguía teniendo esa sonrisa; una sonrisa de enamorada le dicen los viejos. Tomó los libros y los guardó en su casillero, pero esa linda sonrisa no pasó desapercibida por nadie, pero sus amigos estaban tan felices de ver a Robin tranquila otra vez después de todo.

McDonald's RestaurantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora