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El chico que amo es un tonto.

Era fin de semana, no tendría planeado salir con Luffy, según el azabache estaría con su familia de un paseo. Estaba en su cuarto escuchando música cuando alguien tocó la puerta, era su padre.

—Ven a compañame a comprar unas cosas.

Zoro no titubeó, poniéndose sus botas salió junto con Mihawk hacer unas pequeñas compras, por lo que veía que estaba comprando su padre, este querría hacer algún tipo de carne; mientras compraban lo último le pregunto.

—Padre, ¿hay algo por lo cual se deba este banquete?

Mihawk se quedó callado, miro a su hijo.

—Hay alguien que deseo que conozcas, al igual, hace mucho tiempo que no hacemos algo juntos el fin de semana, vos en la universidad y yo en mi trabajo, y ni hablar sobre nuestros entrenamientos, también sería un regalo por tus buenas notas en tus exámenes de esta semana.

Zoro no respondió, solamente miro a su padre, Mihawk no dijo más nada y los dos continuaron caminando.

Aunque los respetaba como padre, y lo era a nivel judicial por un documento, la sangre no estaba presente, ser encontrado por Mihawk lastimado en un orfanato, ser aceptado por este, al igual que ser acompañado en su dolor por el asesinado de su amiga de la infancia. Mihawk siempre lo acompaño en todo momento de su vida, aún se preguntaba quién sería esa persona que su padre deseaba presentarle. Solo esperaba que no fuera Perona.

El almuerzo fue todo éxito, quien deseaba su padre presentarle era un ex compañero de la universidad, y al parecer, un interés amoroso, un pelirrojo con una cicatriz en su ojo derecho. Shanks era su nombre, a Zoro le cayó bastante bien.

Sobró mucha carne, después de esa pequeña fiesta. Padre he hijo volvieron a estar solos, Mihawk dejo un poco de esa carne para hacer en desayunos, el resto se la dejo a Zoro.

Nuevamente en su cuarto, estaba apunto de irse a dormir, se le vino un pensamiento a su mente, tal vez, le podría dar esa carne a alguien más.

[...]

Era lunes por la tarde, solo fue a una clase que tenía y regreso, calentando la carne y dándole más detalles, lo hizo lo mejor posible para no arruinar la carne. Llevándola en un empaque fue hasta donde trabajaba Luffy, preciso estaba limpiando mesas. El azabache al verlo casi que corre a saludarlo.

—¡Zoro!

—¡Luffy!

Ambos en una mesa, Zoro escuchaba todo lo que Luffy hizo el fin de semana, de como se divertido con sus hermanos aún cuando se supone que deberían tener descansó. El peliverde igual le contó sobre su fin de semana al azabache. Ambos rieron por su gran fin de semana.

—Ah, por cierto Luffy te traje esto.—Dijo sacando el empaque de dónde lo traía, con solo el olor Luffy se lo quito de las manos.

—¡Carné! Que delicia!

—Mi padre la hizo, él tiene un buen sazón pero me preguntó si te puede gustar a tí, prefiero que vos la comas mejor.

—¡Gracias Zoro!

El azabache no espero más de dos segundos para comenzar a comer la carne, estaba deliciosa, diciendo aún con la boca abierta todo lo bueno sobre la comida, comiendo igual las papas con sal y un poco de ensalada que le trajo Zoro junto con la carne, Luffy no podía engarse a un plato de comida pero la carne era su cosa favorita en el mundo.

Zoro vio como el chico comía con tanto agrado y cariño esa carne, no le molestaba ni nada, de hecho, le daba un sentimiento de agrado muy lindo, ver a la persona que te gusta hacer lo que más le gusta o verla comer su comida favorita es un lindo sentir.

Luffy termino de comerse todo, dando gracias Zoro por la deliciosa comida.

Zoro solo miraba los ojos de Luffy, vio esa linda sonrisa de siempre. Lo que no se espero fue ese abrazo, ahora tenía a Luffy en su pecho, con sus brazos al rededor de su cuerpo. Vio como Luffy tenía sus ojos cerrado y una linda sonrisa recostado en su pecho. Por un momento dudo un poco en corresponder, pero lo hizo, abrazando fuerte al azabache.

Esos momentos abrazados fueron hermosos para Zoro, sin decir nada al respecto, podía escuchar sus propios latidos en sus orejas, estaba muy pero muy feliz.

Se escuchó un llamado al azabache, quien se separó de Zoro, soltándose del abrazo y saliendo de la mesa pero antes de irse, se dió la vuelta y le hablo al peliverde.

—¡Gracias por la carne Zoro! Estaba muy buena, dile a tu padre que me guarde cuando vuelva hacer.

—Claro.

—Oh y otra cosa, ten mucho cuidado con tu corazón, estaba latiendo mucho cuando te abracé. Si gustas le puedo decir a Chopper que te mire si tienes algún problema en el corazón, ten mucho cuidado Zoro ¡Adiós!

Sin más nada que decir, se fue corriendo a la cocina. Zoro por su parte tenía sus mejillas y orejas rojas, escondiendo su cara en el mesa y sus brazos, su corazón estaba latiendo otra vez, vaya que si le gustaba mucho Luffy pero algo que se dió cuenta igual. Es que era un poco tonto pero así le gustaba.

sigo vivo cabrones.

McDonald's RestaurantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora