7.

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Hazel es la primera en levantarse, media hora antes de lo necesario. Mira a su alrededor, buscando al ruido causante de su despertar. No le cuesta mucho encontrarlo: una de sus compañeras de habitación ha tirado accidental e inconscientemente uno de los objetos que había colocado -de cualquier manera- sobre su mesilla.

Suspira frustrada. Ha amanecido antes de lo que esperaba, pero no lo suficiente como para fingir que nada ha sucedido y volver a dormir. Así pues, y sin otra cosa que hacer, se prepara para su primer día en la famosa escuela de magia.


Termina poco después de que la última de sus compañeras se levante. No ha hecho ninguna amiga nueva ahí, y sería demasiado raro esperar a alguna completa desconocida a pesar de que necesite guía. No duda mucho antes de salir de la habitación y dirigirse a la sala común. Mira por todos lados, pero no encuentra a Annabeth por ninguna parte. Ello, no obstante, no le impide continuar por su parte. Sabe perfectamente lo que debe hacer: dirigirse al gran comedor para tomar su desayuno antes de dirigirse a su primera clase.

Los pasillos están relativamente vacíos, aunque se pueden contar a aproximadamente una docena de personas subiendo las escaleras, todos con corbatas verdes o amarillas. Hufflepuff y Slytherin. Ambas casas se encuentran en la misma planta del edificio.

-¡Hey! ¡Hazel! - Le llama una voz desde la distancia.

-Oh... Hola, Will.

-Que bien verte, no pensé que coincidíamos, la verdad... - Luego baja la voz, transformándola en un susurro difícil de escuchar incluso para Hazel. - Ann... Ya sabes... ¿No está lista todavía? Dime, por todos los dioses, que no se pasó la noche en vela estudiando, porque...

-Lamento decirlo, pero no lo sé. - Le interrumpe Hazel antes de que siga con su monólogo. - Quizás en Hufflepuff es diferente, pero en Slytherin nos separan por sexo y por edad. No comparto habitación con ella.

-Uh, sí. En Hufflepuff sucede lo mismo. - Hace una pausa, solo interrumpida por el sonido de sus pasos sobre las escaleras. - Lo siento... Es solo que... Me preocupa. Esto es algo muy nuevo y raro para todos nosotros, y...

-¿Y...?

-Nada, es solo que... Yo debo... Yo no... Quiero decir, solo estoy... 

-Da igual. No tienes que darme ninguna explicación si no quieres. - Interrumpe Hazel. - Y... Sé que no somos muy cercanos, Will. Pero si necesitas hablar con alguien... Que sepas que puedes contar conmigo, ¿vale? Después de todo somos un equipo.

-Yo... Por supuesto. Gracias, Hazel. Pero realmente no pasa nada, solo no sé como explicarme... - Le sonríe, tratando de mostrarse confiado. - Estooo... Creo que toca separarnos. Hasta luego.

Podría haber parecido una excusa, pero en realidad no lo era. Tan solo habían llegado al comedor, en el que debían separarse por casas.

-Adiós, Will. - Le dice a la nada, pues Will ya se ha ido.

La mesa de Slytherin está, a pesar de todo, bastante llena. Al menos, siendo comparada con el resto de mesas, prácticamente desiertas. Ventajas de madrugar: puedes sentarte donde quieras, siempre y cuando sea en tu mesa. El desayuno no está mal, aunque Hazel siga prefiriendo la comida del campamento Júpiter. Mira a la puerta mientras consume los alimentos, con la esperanza de ver alguna cara familiar. Gracias a ello puede ver comprobar que sus amigos llegan sanos y salvos al gran comedor. Frank, Percy, Piper, y Leo acompañados de desconocidos.

Se fija en Frank, y él en ella. Se miran durante un tiempo, mientras el chico al lado de este le explica alguna cosa probablemente no demasiado importante, porque sino Frank no le ignoraría de esa manera. "Te añoro", le dice con su mirada. "Y yo a ti", le responde ella de la misma manera.

Mestizos en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora