˗ ˏ ˋ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇꜱ ˎˊ ˗

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A finales de noviembre Beomgyu se dio una escapadita a Daegu, visitó a sus padres. Había llegado en plenas vísperas de una fiesta. O una boda más bien. Su prima se casaría y andaban todos como locos arreglando, quitando, poniendo, deshaciendo y demás.

Para la noche, después de haber cenado, el pelinegro se animó en ayudarles a arreglar unos servilleteros que se habían arruinado debido a la lluvia que, en la mañana, antes de su llegada sorpresa, llego a la ciudad.

Solo debía reemplazar unos trozos de encaje, no era nada difícil, capto a la primera y siguió con su trabajo. Había terminado dos en unos minutos, le faltaban seis más, pero de vez en cuando mandaba miradas a uno de sus primitos más pequeños que jugaba en un trampolín de tamaño chico para su edad.

―No saltes tan alto que te puedes caer. ―dijo Beom mirando al pequeño de seis años quien asintió enseguida.

Su mente estaba algo atrapada en los pensamientos de lo sucedido a principios del mes. Aún seguía sorprendido y estaba decidido a contarle a su madre sobre los dos sucesos paranormales con los que tuvo contacto.

Esperaba recibir ayuda por parte suya, confiaba en que tal vez podría darle algún consejo o decirle sobre alguna persona que fuese experta en estas cosas para hablar y recibir una respuesta a cambio.

Eran las nueve de la noche, todos fueron llamados a cenar, Beomgyu estaba trabajando en poner el último trozo de encaje en el último servilletero. Debía apagar el aire acondicionado del cuarto, pero se le adelantaron cuando dejo de sentir frío el lugar.

Conocía lo travieso que era su primito y aparte lo vio jugar cerca del buro donde estaba el control, por eso lo miro y riéndose le dijo:

―Bebé ¿Por qué lo apagas?

El pequeño se le quedo viendo confundido y Beomgyu le señalo el aire acondicionado.

―No fui yo.

Si bien los niños solían ser muy mentirosos a la hora de cubrir su travesura, su primito se veía bastante seguro.

―Sino fuiste tú ¿entonces quién fue? ―pregunto tratando de "seguirle" el juego porque a ese punto estaba algo inquieto.

―Fue el niño de allá. ―señalo a la ventana donde no había nadie más que un montón de cajas de juguetes.

El llamado de la madre del pequeño provoco que el niño saliera corriendo en cuanto escucho la palabra comer. Beomgyu se quedó ido mirando hacia la misma dirección que le habían apuntado, pero salió de su trance cuando escucho el rechinido del trampolín que hace cuando saltan sobre éste.

―No ahora. ―más que un comentario para sí mismo sonó como una súplica cuando sus ojos fueron a parar hacia ese inofensivo trampolín.

Subía y bajaba como si realmente alguien estuviese allí saltando sobre él. Desconecto la pistola de silicón y dejo el servilletero sobre la mesita de madera, tomo aire y lo expulso porque no podía con tanto.

Tuvo la idea de voltear el trampolín, pero ni de loco se acercaría.

Solo salió sin mirar atrás y apago la luz para bajar corriendo las escaleras después.

La señora Choi fue la única que noto a su hijo inquieto y esas veces en las que volteaba hacia el segundo piso.

Algo no andaba bien con él y ahora no solo Beomgyu quería descubrirlo.

Cuando todos se fueron a dormir, la habitación de Beomgyu estaba contigua a la habitación de juegos, el chico no podía cerrar sus ojos porque algo le estaba inquietando y se movía de un lado a otro para tratar de conciliar el sueño en cualquier ángulo.

Y lo consiguió, pero no por mucho.

Nuevamente sus ojos se abrieron cuando escucho como saltaban en el trampolín, no se levantó ni mucho menos se movió, solo fijo sus ojos en el reloj que marcaba las 3:33 de la madrugada.

Y el ruido no ceso hasta que las 4 en punto se marcaron en reloj.

Ahora comenzaba a creer la teoría con respecto a esa hora que una vez escucho de su abuela.

ᴡʜᴏ'ꜱ ɪɴ ᴄᴏɴᴛʀᴏʟ? | ᴛᴏᴍᴏʀʀᴏᴡ x ᴛᴏɢᴇᴛʜᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora