capítulo 3 espíritu de fuego parte 1.

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Dentro del establo de la iglesia, Elementor dormía tranquilamente. La bolsa de carne macho lo había utilizado para encontrar nidos de goblins cercanos gracias a su gran olfato. Aunque no le importaba del todo, ya que recolectaba suficiente comida. Había matado exactamente 500 goblins esta semana y ahora se consideraba un depredador de goblins.

"Elementor, estás despierto", dijo la sacerdotisa al entrar en el granero.

"¿Qué quieres, mocosa humana?"

"Hoy iremos al gremio. ¿Quieres ir?"

"Me dejaste con ese mocoso obsesionado con goblins".

"Pensé que te gustaba estar con él".

"Solo me gusta la comida que recolecté y la diversión que me produce la desesperación de esas criaturas", dijo sonriendo al recordar las expresiones de los goblins que había matado. "Y lo divertido que era ver a los bebés suplicar penosamente por su vida. Claro, la mocosa humana no debería saber los métodos tan retorcidos que habíamos compartido ambos cazadores. Era uno de los pocos humanos que soportaba, nada más por su manera tan sádica de hacer sufrir a esos engendros".

"¿Qué más da?", agregó. "Era aburrido solo estar echado en ese lugar. Y bueno, ya era la hora de comer".

"¡Hola, señor Elementor!." Se acercó una de las pocas monjas que no le tenía miedo.

"Hola," respondió, alejándose de ambas mujeres. No tenía tiempo para lidiar con ellas hoy.

"Igual de conversador, ¿no es así, pequeña?"

"Ya sabe cómo es él," dijo la monja, rascándose la nuca con nerviosismo mientras seguía a su compañero.

"Buenos días, señor Elementor," saludó una de las tantas campesinas que había salvado de los monstruos verdes. "Gracias por cuidar el pueblo."

"Hola, Elementor, ¿cómo te va?" saludó un granjero que había tenido problemas con orcos. "Gracias a tu cuidado, los cultivos han crecido casi sin ningún problema."

"Deberías saludar más a menudo, Elementor. Muchos de ellos realmente lo agradecerían."

"Solo me soportan porque los monstruos me tienen miedo. Si yo no los asustara, me verían con miedo."

"¿Alguna vez te relajas, Elementor?"

"No me interesa agradarle a los humanos. Siempre y cuando no me molesten, no tengo problemas con su existencia", declaró Elementor.

"Hablas como si quisieras eliminar a la especie humana", observó la sacerdotisa.

"La vida, para ser más exactos. Reformar el mundo requiere de destrucción", reflexionó guardando ese pensamiento en su cabeza. "Solo camina y no me molestes", añadió, aburrido de su inusual felicidad y amabilidad. No entendía cómo algo tan pequeño como ella podía tener tanta felicidad.

Ya en el gremio, volvería a su rincón exclusivo. "Es lo menos que pueden hacer", pensó. Gracias a su presencia, los monstruos no se acercaban o, si lo hacían, se retiraban apenas sentían su aura asesina. "He buscado los Elementiuns por una semana y no he encontrado nada", recordó las palabras que le dijo el castaño, "encuentra tu poder". "Ni siquiera me ha dado una pista", añadió, recostándose en la pared para poder descansar. No tenía caso estar despierto si no iba a hacer algo productivo; solo desperdiciaba energía valiosa.

Horas después, sería despertado por leves toques en su cabeza. "Será mejor que sea importante, mocosa humana", murmuró mientras despertaba y veía a unos niños que tenían manzanas en sus manos.

"Hola, señor Elementor. Le trajimos manzanas del huerto de la señorita que salvó hace dos días".

"¿Qué es lo que quieren, crías humanas?".

el máximo depredador (elementos en goblin Salayer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora