capítulo 11 las armas de mi mundo.

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La sacerdotisa estaba realmente asustada cuando no encontró a Elementor en el granero. Sin duda, esto no sería raro si no fuera porque Elementor llevaba desaparecido más de dos semanas. Al principio, pensé que era normal, ya que él era muy independiente y siempre le agradaba pasar desapercibido por los grandes campos que rodeaban la ciudad. Pero cuando esto se extendió por algunos días, ella se preocupó al punto de preguntar a los granjeros si lo habían visto. La respuesta de ellos fue afirmativa, lo habían visto rondando por ahí, pero no tuvieron interacción alguna con él. "Es por eso que quiero tu ayuda", todo esto le había explicado a la maga, quien la escuchaba atentamente. "Ayúdame a encontrarlo, estoy preocupada por él".

"Preocupada no es algo que deberías sentir por él", comentó la maga. Elementor había demostrado ser lo suficientemente capaz de manejar campeones y ogros por sí mismo, incluso pudiendo soportar el fuego de un dragón. "Realmente creo que no deberías estar tan preocupada, pero si te hace sentir mejor encontrarlo, creo que puedo ayudarte".

"¿En serio?", preguntó la sacerdotisa.

"Sí", respondió la maga, sacando su cuaderno donde tenía un dibujo de Elementor junto a la sacerdotisa. "Elementor y tú están conectados de una manera en la que los dos no pueden vivir el uno sin el otro. Es una relación simbiótica donde ambos ganan algo", apuntó con su pluma hacia la sacerdotisa. "Tú ganas resistencia, fuerza y la capacidad de usar los elementos que él domina, como los milagros", volviendo al dibujo de Elementor, "mientras él gana las emociones que tú tienes".

"¿Y cómo nos ayudaría eso a encontrarlo?", preguntó la sacerdotisa.

"Es muy simple", dijo la maga, señalándose a sí misma. "Tú eres nuestra brújula".

Ahora, estando en medio del aire, "pensé que cuando dijiste que Elementor estaba perdido era una broma, pero, wow, meterse en el Bosque sin Retorno es algo que muy pocos hacen", comentó Albaz.

"¿Conoces este bosque?", preguntó la maga.

"Antes lo llamaban el Bosque sin Retorno. Muchos humanos trataron de conquistarlo, pero nadie pudo. Todo aquel que lo intentaba moría de una manera brutal", dijo Albaz, bajando su mirada hacia la gran extensión de árboles. "La única razón por la que los soldados humanos no volvían era porque el bosque en sí era un monstruo de categoría alfa, una gran masa de carne deforme que se ocultaba dentro de los árboles y la tierra para sorprender a sus enemigos y matarlos. Me sorprende que alguien lo haya matado".

"Tú no fuiste", dijo la maga.

"Nunca me interesó esta parte del continente. Como dije antes, los humanos nunca fueron mi prioridad y venir a matar a un monstruo solo por los humanos no daba las cuentas con la energía que debía gastar", respondió Albaz.

"No podías simplemente comértelo", sugirió la maga.

"Su carne es asquerosa, más por el veneno que otra cosa", dijo Albaz.

"Pero eras inmune a ellos", señaló la maga.

"Lo soy, pero prefiero mantener mis intestinos limpios", concluyó Albaz.

"¿Escuchan eso?", preguntó la sacerdotisa.

"No escucho nada, ¿y tú, Albaz?", preguntó la maga.

"Puedo escuchar muchas cosas, pero nada parecido a las pisadas de Elementor", respondió Albaz.

"Es porque él no está en el suelo", señaló la sacerdotisa hacia el gran lago que estaba enfrente de ellos. "Está ahí adentro".

"Puedo usar magia para cubrirnos en una cúpula de aire", dijo Albaz. Dando un fuerte rugido, distintas runas se escribieron a su alrededor, creando una cúpula que les brindaba oxígeno. "El lago parece muerto. No había ninguna criatura marina a su alrededor," eso dejó extrañado al dragón y sus acompañantes. "Qué extraño, la vida marina en este lugar es nula".

el máximo depredador (elementos en goblin Salayer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora