ova 01 realmente los mostruos pueden cambiar.

77 8 0
                                    

Miles de años, su raza había sido denominada como una de las más peligrosas y, sin duda, las demás razas no tenían pocos motivos para llamarlos así: los archidemonios, seres de poder oscuro que solo obedecen a sus instintos o a seres que demuestren su poder y valía en un combate en su contra.

Sin duda, ellos eran una especie que disfrutaba de la violencia y el sufrimiento de sus oponentes, pero nunca buscaban la pelea por sí mismos, siempre buscando la preservación de su propia raza en vez de sus instintos primarios.

El rey de los archidemonios era el más sabio de todos ellos. Siempre que entraban en conflicto, él los guiaba hacia la victoria, no importando cuán poderoso fuera el rival; él siempre los llevaba al triunfo, y eso era una de las cosas más admiradas por los archidemonios. Pero pronto todo cambió cuando los supuestos enviados de Dios vinieron por ellos. Los creían criaturas abominables que no merecían seguir existiendo. Qué irónico fue que los humanos comenzaran los genocidios y no ellos. Si bien disfrutaban de la violencia y el combate, no eran ellos los que buscaban pelea, sino que era un mero acto de supervivencia. Si atacar a quienes te amenazan es un pecado que se castiga con la extinción, entonces todos los seres vivos merecían desaparecer. Pero eso no les importó ni a los humanos ni a ellos. Los primeros asaltos fueron patéticos, por decirlo con delicadeza. Los simios sobre desarrollados no tenían ni la más mínima idea de a qué se enfrentaban, teniendo pocas bajas en su lado, pero eliminando a casi toda vida humana cercana a su territorio.

Se veía como una victoria fácil y asegurada para ellos, pero las cosas cambiaron de un momento para otro. Los patéticos humanos, en su afán de terminar con ellos, reclutaron a muchos guerreros de otras razas, las cuales, por temor a que tomáramos represalias contra el mundo entero, prefirieron atacar primero. Nuestros números eran grandes, pero comparados con ellos, éramos solo una tropa de reconocimiento.

Nuestro general, al ver nuestro inminente destino, nos dio unas últimas palabras antes de entrar en batalla: "Muramos con honor".

Esas simples palabras lograron que muchos dejaran de temer a la muerte y pelearan con todo lo que tenían, al menos para llevarse a cuantos de ellos pudieran. Cada muerte representaba una oportunidad para que nuestra descendencia viviera. Me enorgullece haber sido parte de los pocos archidemonios que lograron ver al rey en todo su esplendor, siendo una máquina de matar que no tenía igual. Lamentablemente, todos los años de lucha cobran factura, no importa si eres un fiero león o la criatura más fuerte del mundo; todos perdemos ante el tiempo, nos volvemos más viejos, más débiles y más lentos.

Él mismo pudo presenciar la caída de su gran rey en manos del rey de los humanos. Fue tan desgarrador para la moral de todos, quienes terminaron por ser derrotados, humillados y sin su gran líder que los guiara. Muchos solo esperaban la muerte, pero algunos magos antiguos, quienes velaban por la preservación de la vida, dijeron que sellarían a los eslabones más fuertes de su raza.

Él fue uno de los pocos elegidos para mantenerse vivo como un animal. Muchos humanos pensaron que su especie sería eliminada cuando se les privara de agua y alimento, pero para subsistir, ellos solo tenían que consumir la energía demoníaca que sus cuerpos producían. Claro, esto no era tarea sencilla. Su cuerpo pronto resintió los efectos de no comer nada en absoluto, lo debilitó poco a poco, mermando sus energías y llegando a un estado demasiado pobre para su raza. "Este sello sigue activo", murmura al tocar levemente la pared enfrente de él, convocando después una gran cantidad de electricidad que entumece todo su cuerpo. "Veo que no será nada fácil romper este sello. Quizás si hubiera guardado un diente de dragón, habría roto este sello en un santiamén. Maldigo a esos malditos humanos". Su percepción del tiempo se había perdido hace mucho. Ni siquiera recordaba cuánto tiempo había pasado alimentándose de sus reservas, pero sabía algo: no duraría mucho más en un estado tan deplorable.

el máximo depredador (elementos en goblin Salayer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora