capítulo 12 el mundo muerto.

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Albaz dormía tranquilamente frente a la entrada de la ciudad.

"Será mejor que te despiertes, lagartija", dijo Elementor, junto con toda la pandilla esperando que el gran dragón despertara.

Bostezando con algo de cansancio, Albaz respondió: "Por fin llegan".

"Tú dijiste que al amanecer, lagartija sobre desarrollada", señaló la elfa con una sonrisa. "Vamos a una gran aventura y esta vez no habrá goblins de por medio", añadió, claramente feliz de no tener que volver a las cuevas y soportar ese horrible hedor por unos días.

"Sin duda estás muy animada por ir a un lugar donde posiblemente puedas morir, ser comida viva o ser destripada", comentó Albaz.

"Ya entendí, es un lugar peligroso en el cual seguramente moriremos", replicó la elfa golpeando el hombro del dragón.

"Ahora vámonos", agregó, bajando su ala para que todos comenzaran a subir. "¿Todos están listos?", preguntó.

Todos asintieron en afirmación.

"Es hora de irnos", declaró Albaz, extendiendo sus hermosas alas. "Rumbo a las Tierras Muertas", añadió con un poderoso rugido, abriendo una grieta en el cielo.

Cuando entraron al portal, unas runas que significaban protección aparecieron.

"Este lugar es...", empezó a decir la maga.

"Espantoso", completó Albaz, comenzando a descender hacia un bosque algo destruido. "Por lo que más quieran, no bajen de mi lomo", advirtió mientras caminaba por el sendero con toda la calma del mundo. "Este mundo es muy peligroso para los seres vivos, ya que aquí solo se encuentran las almas de los que son rechazados en el mundo de los muertos".

"¿Entonces, el más allá?", preguntó la sacerdotisa.

"Se podría decir que el más allá existe por cierto tiempo", respondió Albaz, pisando el cráneo de un orco que salió en busca de devorar la carne del dragón. "Las almas que merecen la pena según los dioses pueden disfrutar algunos días, meses o años en ese lugar para luego ser enviadas de vuelta al mundo mortal. En cambio, aquí", continuó, volviendo a pisar a otra criatura, "estos seres están obligados a pudrirse hasta que sus almas se pierdan en el olvido".

"Pensé que algunos pudieran tener algún tipo de redención", comentó la sacerdotisa, bajando levemente la cabeza. "Todos merecen una segunda oportunidad".

"Quizás sea así para ti y tu religión, pero los dioses son seres muy prácticos. Te juzgarán por las acciones que has tenido en tu vida. Cada ser vivo tiene su propio juez, quien decide si merece reencarnar o simplemente se perderá en el vacío", explicó Albaz, mientras con su cola aplastaba un gran grupo de bandidos.

"¡Alto!", exclamó un jinete, deteniendo la masacre de Albaz.

Albaz se detuvo frente a un soldado no muerto que tenía partes de oro.

"¿Tú quién eres?", preguntó.

"Mi nombre es Conquistador de la Tierra Dorada, pero se puede resumir en Conquistador", respondió el soldado.

"Este soldado no nos ha atacado", intervino la elfa.

"Reconozco ese material", dijo Elementor, aumentando su visión para ver las partículas de magia. "Ese material se parece al de ese monstruo".

"Entonces, tú eres un sirviente del Señor Dorado, ¿no es así?", concluyó Albaz.

"Mi amo quiere verte, Gran Dragón del Albaz", anunció Conquistador.

"Yo también quiero volver a ver a ese tonto humano", respondió Albaz, siguiendo al soldado no muerto hasta encontrar un gran castillo hecho de oro. "Sin duda ha hecho suyo este lugar".

el máximo depredador (elementos en goblin Salayer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora