Adeliah - La verdad de mi pecado.

Capítulo 3.

"¿Cómo que se llama ansiedad y no sentido arácnido?"

—TikTok.

TW: Abuso sexual, salud mental.

III

ADELIAH.

Es increíble como la mente es tan poderosa que puede crear escenarios tan catastróficos.

La ansiedad nos hace inventarnos escenarios terribles y creerlos. Te convence de que algo malo va a pasar.

Desde que me habían dado la noticia de que regresaría a Virginia mis ataques de ansiedad y de pánico habían incrementado. Allí habían personas que no quería ni podía ver en pintura. Mis padres y mis abuelos eran las únicas personas que deseaba visitar, pero no podía.

No sin explicarles lo de Adriel.

Era el cumpleaños veintiocho de Agni y había querido hacer una reunión con unos cuantos compañeros de su trabajo en un restaurante, era algo pequeño, pero formal. Dylan, su amigo más reciente, fue el primero en llegar, portaba un traje azul aterciopelado con una camisa blanca, muy Harry Styles de su parte, para ser sinceros. Lucy fue la siguiente en llegar, con un vestido verde esmeralda que hacia un contraste precioso con su cabello rojizo. Tiempo más tarde llegó Christian, sinceramente no tenía idea de que fuese a venir, pero es bienvenido en cualquier momento, usaba un traje completamente negro que le quedaba increíble y, las ultimas en llegar fueron las mellizas Amaris y Lukah, la primera portaba un vestido blanco, corto que se ajustaba perfectamente a su cuerpo, mientras que Lukah llevaba un vestido largo, negro.

No era un evento privado, claro que había más gente en el lugar, pero al pasar el tiempo, éste se empezó a llenar más y más. Habíamos olvidado revisar que esa noche era de música en vivo y estos eventos se suelen llenar mucho.

La música se sentía por nuestros cuerpos, habíamos cenado y ya habíamos bebido unas cuantas copas. Había gente bailando al ritmo de las baladas y otras de pie, solamente escuchando o platicando.

Pero, todo el día había tenido un mal presentimiento.

Podía sentir mi estómago apretado y mi garganta ligeramente cerrada, me faltaba el aire. Tenia miedo y, por alguna extraña razón no quería estar sola, por miedo a que pudiera desmayarme.

Estuve a punto de no venir, no me sentía para nada bien, sentía que algo me podía pasar a mí, o a Adriel, que se había quedado en casa con Sky.

Y mi ansiedad tenía razón. Una parte al menos.

Estaba sentada, intentando regular mis respiraciones, los demás estaban bailando y yo me había quedado sola en la mesa.

Un varón alto y de edad madura se me acercó y me intentó tocar. Le dije que no, que no daba mi autorización, le rogué que no lo hiciera.

Pero no me escuchó.

Bueno, si lo hizo. Pero no le importó y me tocó.

Posó sus asquerosas manos en mi espalda, y comenzó a bajar por la misma, rodeándola y llegando a mis piernas, haciendo caso omiso a mis súplicas de que parara.

Al encontrar el borde de mi vestido, introdujo su mano dentro de este y se adentró hacia mis bragas.

No podía moverme, no podía gritar.

Podía sentir como su respiración se hacía más pesada cada vez, era desagradable. Con su mano disponible me tomó de la muñeca y me forzó a pararme, quedando el detrás de mí, arrastrando su asquerosa erección sobre mí.