Un año sabático para la mala racha

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A mis gatos; sin ellos no tendría la serotonina suficiente para tener accesos de inspiración.
A mi insomnio, aunque es un problema el 80% del tiempo, el otro 20% crea todas estas historias.
A mi nuevo plumón para el verano, por salvar mis noches agobiantes y ayudarme a descansar cuando el insomnio se toma un break.

Y a ustedes especialmente , furtivos y silenciosos lectores; espero disfruten esta obra también.

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La correspondencia se deslizaba bajo la puerta de madera sobre el piso flotante en la entrada; se juntó con una decente montaña de sobres de papel sin abrir, acumulados bajo la fina capa de polvo que caracteriza una época considerable fuera de casa. Época que, anunciaban los pasos y las ruedas del equipaje bajando del auto en el estacionamiento del andén, llegaba a su fin.

Jung Wheein bajaba del taxi que la regresaba a casa después de unas largas vacaciones fuera de Corea.
No se debe subestimar el estrés cuando se convierte en burnout, y Wheein conoció los terribles efectos de éste un año atrás, antes de tomar sus ahorros y ponerse a si misma antes que su futuro laboral.

Jamaica, Tíbet, Egipto, Perú, Madrid, París y Ámsterdam le enseñaron a vivir con libertad, sin ataduras y regresar a su natal Seúl sin remordimiento; el vecindario al menos parecía ser el mismo.

Casi el mismo.

Un gran camión con la nomenclatura de una conocida marca de mudanzas estacionada frente al estacionamiento de la casa contigua a la suya; Wheein recargó sus dos bolsas de equipaje junto al zapatero en la entrada y volvió a salir, sentándose en las escalinatas de madera del porche a disfrutar los rayos de sol que extrañaba de la primavera.

¡Tengan cuidado con eso, es frágil!

Giró la cabeza en la dirección de la que provenía esa grave pero fuerte voz femenina.
Una joven corrió desde el frente del camión y recibió con cuidado una de las cajas que cargaba uno de los hombres.

¿Quien era esa persona?

Llevaba una enorme camiseta de mangas largas oversized color negro, jeans, una gorra deportiva que llevaba hacia el frente y en su rostro una mascarilla blanca; no veía nada de sus facciones.
Estatura baja, aunque alta para su propia altura; cabellera larga azabache, y de lo poco que su indumentaria permitía apreciar, se trataba de una mujer joven y atlética.

Y tal vez la mirada de Wheein en la que parecía ser su nueva vecina era demasiado evidente, pues esta giró en su dirección después de descargar la caja en el andén junto a otras.
Avergonzada, Wheein giró la cabeza.

—¡He! ¡Vecina!

Wheein sonrió tímidamente e inclinó la cabeza en un saludo veloz.
La joven caminó en dirección a su jardín, deteniéndose a poco más de 5 metros del porche.

—Lo siento si hacemos mucho ruido con la mudanza, trataré de no tardar demasiado
—Ah, no te preocupes por mi, tómense el tiempo necesario
—Qué amable

Secreta OBSESIÓN ▪︎WheeByul▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora