Juego de seducción

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Hello - Lionel Richie

Aquella mañana despertar tenía gusto amargo. Irse a la cama sin sacarse de la boca el sabor a vino resultaba en ocasiones en este amargo sabor que también dejaba ese intermitente reflejo de nauseas. Wheein sacó de su mesa de noche un pequeño dispensario de píldoras y sacó de este dos aspirinas que supo tragar sin la necesidad de agua.
Volvió a meter la cara en la almohada, soltando el quejido de quien piensa tener un taladro en ambos lados de la cabeza y, solo entonces bajo esta resaca inclemente, escuchó los sonidos propios de la vida desarrollarse a las 9 de la mañana en su calle.

Aspersores del jardín en la casa enfrente; allí vivía un viejo matrimonio de jubilados, y la pasión de la amable mujer era la jardinería.

El sonido del generador del taller del vecino frente hacia el lado izquierdo; él, un joyero de vocación, siempre trabajando en las comisiones que sus clientes le daban.

El sonido del piano. Esa no podía ser otra que la nueva y recién llegada del vecindario.

Trató de ignorar su subconsciente imaginándola, sentada en su piano con su melena negra y despeinada, quizás cubierta con lo que generosamente la nada le pudiera proporcionar; apretó los párpados y trato con más ahínco de dormir nuevamente; molesta y frustrada de no entender en qué momento esta chica se había metido en su cabeza de esa manera.

Esta vez fue su teléfono quien jugo en contra pata impedírselo; estiró la mano debajo de su almohada y encendió la pantalla descubriendo en ella la notificación de un e-mail que le daba sus horarios. Nueva noticia, ahora sabía con seguridad que empezaría a trabajar en 4 días más.
Antes de que se pusiera demasiado cómoda de nuevo, fue la puerta quien cumplió con el cometido de impedirle de una vez por todas volver a reunirse con el sueño profundo.

De mala gana, despeinada y llevando un pantalón de algodón acompañado de una camiseta negra, bajo las escaleras y se dirigió a la puerta; abrió cubriendo un bostezo con su antebrazo para encontrarse con el rostro sonriente de Yongsun.

—¿Unnie?
—Temía que fuera muy temprano, creo que te desperté
—Si, un poco... Bueno, no, ayer estuve bebiendo un poco
—Para variar— El tono que uso no pasó desapercibido a Wheein
—¿Ocurrió algo?— Wheein se apartó y le permitió pasar
—Nada en realidad, vine a traerte algo de comer
—No debiste— Respondió sonriendo al cerrar la puerta
—Si, si debía— Yongsun avanzó hasta el refrigerador y lo abrió —Sobras, tteokbokki... Wheein-ah
—Muy bien, de acuerdo, no he ido de compras, lo entiendo
—¿Ahora me entiendes?
—Espera un momento

Wheein caminó hacia ella.
Yongsun se disponía a abrir la bolsa de alimentos con ese fresco aroma a pan recién salido del horno; Wheein deslizó el abrigo que llevaba por los hombros de la mayor y, después quitó la cortina de cabello que adornaba su hombro izquierdo. Las miradas de ambas se encontraron por un instante y, tras unos segundos, fue Wheein quien se apartó aún con el abrigo en sus manos hacia el recibidor.
Seguia sintiéndose incómodo aunque un poco más familiar.

—¿Estás de humor para probar un latte mint chocolate?
—Eww, no— Wheein arrugó la nariz
—Jajaja está bien ¿Y late cargado?
—Oh, por favor si
—Jajaja mujer precavida vale por dos

En medio de la conversación, Yongsun preparó dos tazones con un par de bagle con crema de avellanas y los dos vasos de café para acompañar. Wheein ordenó la mesa en medio del recibidor apartando las dos copas vacías y la botella de vino antes de ambas tomar asiento.

Secreta OBSESIÓN ▪︎WheeByul▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora