Desdichada y enamorada

30 2 1
                                    

Miedo. La sensación que te regala tu cerebro como reacción a la desgracia, un accidente, una señal de alarma que nos obliga a aprender de auto preservación y como proteger a esos que consideramos nuestros amados. 

Miedo de perder algo que te es preciado, como la vida; como alguien de tu familia. 

Miedo a la chica que nuevamente miras, devolviéndote aquellos ojos negros indescifrables. 

—Tu me conocías...

ByulYi asintió.

—¿Cómo?
—El nombre de tus padres estuvo en primera plana una semana entera. No hay muchos Jung de Jeonju en Seoul. 
—E-es que... esto es... entonces yo tenía razón
—Depende a qué te refieras
—Cuando te mudaste ese día ¿Tu lo sabías?

ByulYi asintió. Wheein se llevó ambas manos a la cabeza. Lentamente deslizó los dedos por su cabellera negra, dando un giro en si misma lentamente. 

—¿Por qué me dices esto ahora?

Moon se llevó la mano al pantalón del lado trasero. De allí sacó dos trozos de papel doblados en dos que le entregó. Wheein los abrió, descubriendo el contrato hipotecario del préstamo y dentro el cheque por los 20 millones acordados.
Entendía mucho menos. Después de tal revelación, alguien tan lista como ByulYi debería entender que el trato de palabra que tuvieron se iba al suelo, y la poca confianza construida también. 

—¿Qué significa esto?
—Aquella noche yo estaba en el dormitorio universitario. Mis hermanas en el extranjero, no había nadie más que entendiera lo que estaba ocurriendo... Nadie, o eso creía. Entonces te vi 
—¿Me viste?
—El día del servicio fúnebre a las víctimas. Como te dije, mis padres fueron considerados por el servicio de emergencias como un accidente colateral, ellos no eran el servicio de respeto principal en la agenda. Tu no tenías que saber de mi, pero yo supe de ti. Ese día te vi... La primera en llegar, la última en marcharse. 

Wheein se perdió en sus recuerdos.
Los recuerdos de aquel día, en que se creía en medio de una película de ficción en lugar del mundo real. El día que nació la resolución de buscar su lugar en el mundo, incluso si eso significaba salir de Seoul. 

—¿Y qué es lo que querías de mi?
—Eras la única persona que entendería. A quien podría mirar y decir lo que le perdió mi familia, solo tu podrías entender 
—Me viste, me conociste ¿Por qué nunca mencionaste algo así?
—Porque aun así no tenía sentido. Creí que al conocerte entendería lo que siento, le daría una razón a estos tres años con personas influyentes y haciendo algo de dinero. Pero no fue así... Quería decirte desde el primer día

ByulYi se dejó deslizar contra la pared contigua a la lavadora y soltó un suspiro. 

—Iba a hacerlo— Esbozó una media sonrisa —Cuando toqué tu puerta, iba a decirte. 
—¿Por qué no lo hiciste?

Moon alzó la mirada hacia la de Wheein, quien estando de pie y con el rostro de quien está escuchando en detalle esta confesión, lucía severa y dañada.

—Esos mismos ojos. Los mismos que debía soportar ver todos los días en el espejo, la cara de alguien que no entiende como dejar ir una tragedia. 
—¿Lástima?
—Compasión— Corrigió la mayor —Empatía... No lo sé
—Eso explica por qué me rechazaste— Wheein soltó los brazos y recostó su cuerpo contra la pared frente a aquella en que ByulYi yacía apoyada contra el suelo —Debía ser la mayor comedia verme coquetear contigo 
—No fue así— Negó seriamente —Esa fue una sorpresa... Una buena. 

Moon sonrió consigo misma, aun veía sus pies. 

—Quería que sintieras lo que yo, y lo sentías aun más que yo. Sentías más que nadie, y yo quería dejarme llevar. No pude hacerlo.
—El dibujo bajo tu cama...

Secreta OBSESIÓN ▪︎WheeByul▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora