Amor gélido

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Cómo los días de invierno.
Siempre grises, nublados y silenciosos.

La soledad y ausencia se sienten incomodamente similares. Cómo la incertidumbre de perder un ser amado, pero no completamente.

Silencio.
Tanto silencio.

Aquel día Yongsun fue a casa de Wheein, dónde tras hablar lo ocurrido mejor y limando asperezas, dejaron todo como una de aquellas anécdotas en que tu mejor amiga te saca de una grave situación.

Aún así, la mayor pidió y requirió de una larga distancia auto impuesta para volver a adecuarse a la idea de un amor no correspondido, en medio de una amistad muy preciada.

Taehyung estaba dedicando todo su tiempo y contactos en encontrar lo mejor que pudiera sobre Moon ByulYi, y aún no hallaba ningún esqueleto que sacar del armario. Tomaría tiempo. Más tiempo que una semana, que era todo lo que le quedaba a ByulYi para regresar de Busan, ésta vez, sola.

Aquel día, como la mayoría de ellos, Wheein se la pasaba sentada en el pórtico, bebiendo una cerveza o dos, mirando solo las hojas amarillas caer. El invierno llegaba; el aliento gélido saliendo de su boca delataba lo mismo.

Una semana fue tiempo suficiente para que la vida en solitario de Wheein encontrara su rumbo. Tal vez en Kim's no resultó, pero si funcionó en un discreto bar de baladas y clásicos una calle de distancia del viejo pub. Tocar el piano y ser vocal de apoyo los fines de semana la mantenían ocupada, y los fondos retirados de aquel cheque que ByulYi le dió, intactos.

Su jardín estaba listo.
Sus tuberías reemplazadas.
Piso flotante nuevo en toda la primera planta, y una capa de pintura muy necesaria estaba siendo aplicada diligentemente por un buen equipo de remodelación.
No pensó, aún así, que el ver un kakao taxi estacionar frente al pórtico le causaría una sensación tan incomoda.

Vio la silueta de una mujer bajar del auto, cargando una mochila. El hombre a cargo del vehículo abrió el baúl para ella, de donde saco dos maletas más. Todo el tiempo hubo un gran silencio entre ambas. No se miraron.

Ni cuando ByulYi entro a dejar su mochila directo hasta el segundo piso, o cuando entro ambas maletas por si sola. Tampoco cuando salió de vuelta a dar algo de efectivo al hombre como pago, y mucho menos cuando habiéndose marchado el auto, la joven giro hacia la casa.

Ella no dijo nada.
Es como si no existiera; como si Wheein sentada en el pórtico fuese algo que no estuviera ocurriendo; y para ser honesta consigo misma, estaba tan ebria que lo último que quería era lidiar con más de todo eso.

Una vez escucho el sonido del altavoz conectado al iPod de ByulYi, fue el momento de entrar, enfrentarlo de una vez. Cerro la puerta tras su espalda y tomo un lugar en el sofá de la sala, recostada en dirección a la TV encendida en un canal musical.

ByulYi se encontraba en la lavandería. Tarareaba consigo misma, aparentemente llegó directo a hacer la lavandería. Wheein no preguntó, tampoco sería ella quien iniciaría contacto alguno.

Y la iniciativa nunca llegó de ByulYi tampoco.
No dirigió una sola mirada, palabra, suspiro, tan siquiera algo de su aroma pasando cerca de ella. La evadía con la naturalidad del agua fluyendo a través de una roca.

...Esto era lo que deseaba ¿Verdad?
Aguardó por aquello unos minutos. Después de una hora, y finalmente, cayó la noche.
La mayor se encargaba en la lavandería de poner las prendas en la secadora, posteriormente se acercó al refrigerador, dónde se detuvo un instante; quizás sorprendida de encontrar 2 enormes contenedores en la sección del kimchi, con dos variedades frescas recién preparadas.

Tomo una botella de té kombucha y prosiguió al segundo piso, de dónde lo siguiente que escucho fue el sonido de la ducha.

Conque la ley del hielo.

Secreta OBSESIÓN ▪︎WheeByul▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora