Prólogo

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Yokohama era una ciudad bastante tranquila, pocas veces ocurría algo fuera de lo común, pero si ocurría era algo que todo el mundo recordaría por siempre, como aquel cráter en el barrio mortero, para olvidarlo.

El tiempo en la ciudad, a pesar de lo que los ciudadanos pensaban, tenía dueño, el día pertenecía al gobierno, la noche, lugar de las pesadillas, donde el miedo y la desesperación se mezclaban con el dolor y la melancolía y el odio avivaba los corazones, pertenecía a la Port Mafia, por otro lado, el ocaso, donde el cielo se pintaba de naranja y los enamorados creaban sus historias era el lugar de la Agencia de Detectives Armada.

Tres organizaciones que gobernaban un mismo reino, aunque más que tres parecían ser solo dos, el gobierno no estaba muy puesto en los conflictos entre héroe y villanos, que eran enfrentados por la mafia y la agencia, por lo que los verdaderos reyes del día y la noche eran ellos, quien más sino los mismísimos líderes de ambas organizaciones, Mori Ogai y Yukichi Fukuzawa.

Sin embargo, a pesar de lo que pueda parecer, había alguien que estaba por encima de ellos, una sombra oculta en el poder del tiempo, haciéndose pasar por un ser del que nadie podría llegar a sospechar, Soseki Natsume.

Natsume había mandado llamar a sus dos antiguos alumnos a una pequeña casa a las afueras de Yokohama, quería ver si sus enseñanzas habían dado sus frutos, aunque no se espero encontrarse con que sus discípulos traerían consigo algo de compañía.

- Natsume-sensei, que alegría volver a verle – habló el médico con su característico tono burlón – se conserva usted muy bien.

- Buen día Mori-san, Fukuzawa... veo que me habéis traído compañía – por parte del pelinegro teníamos a un pelirrojo bastante bajito con un sombrero y aires de superioridad, a su lado, un chico que parecía no tener cejas y de aspecto serio. Fukuzawa, por su lado, tenía consigo un muchacho alto con el pelo castaño y un tigre albino que parecía algo confundido.

- Gusto en conocerle, Natsume-sensei – habló el castaño – mi nombre es Osamu Dazai, y junto a mí se encuentra Atsushi Nakajima – el mayor hizo una reverencia a modo de saludo – y bueno, por parte de mi amada mafia tenemos a Ryunosuke Akutagawa y al enano de Chuuya Nakahara.

- ¡No soy enano! ¡Kuso Dazai!

- Un placer conocerlos a todos... quería ver si mis antiguos alumnos habían aprendido algo – habló Natsume mirando a los mayores.

- Pues... si aprendí bastante – habló de nuevo el pelinegro – puse a prueba eso que me dijo de que solo un diamante puede pulir a otro diamante y, por lo que veo, Dazai también comprobó dicha teoría.

- Me alegra saber eso, por favor, tomen asiento, les traeré la comida.

En el momento en el que Natsume salió por la puerta todo se volvió un caos, Akutagawa intentaba matar a Atsushi con su poder mientras que Dazai esquivaba las patadas de Chuuya. Por otro lado, Mori y Fukuzawa solo conversaban, algo violento, pero una conversación al fin al cabo.

Al volver el sensei, vio que efectivamente era necesario aquel plan que pensó hacía apenas un par de semanas, por lo que, sin decir nada, posó la comida en la mesa y se sentó, esperando un momento para hablar. Lejos de lo que él pensó que sería un desastre, la comida fue bastante relajante.

- Akutagawa – lo llamó Dazai – si entierras los huesos de pollo, en nueve meses tendrás un pollo asado entero.

- ¿Enserio? – no tardó mucho para que el pelinegro fuese a buscar una maceta para enterrar los huesos, provocando algunas risas.

- Eso no funciona así... - Atsushi se apenaba de aquello, no quería engañar así a su compañero – Akutagawa, no va a nacer un pollo.

- Si Dazai-san dice que lo hará yo lo creeré.

- Akutagawa, tira esos huesos ahora mismo, el desperdicio de vendas solo trata de tomarte el pelo – añadió Chuuya mientras daba un sorbo al vino – Mmm, uva bobal... criado en barricas de roble francés... seguramente por más de ocho meses – todos parecían estar sorprendidos de lo que el pelirrojo sabía sobre vino, todos menos su jefe, quien también estaba disfrutando de una copa del mismo.

- Me atrevería a decir que se trata de un vino Cepas Viejas, importado desde Requena, España, perteneciente a la bodega de Muviedro, ¿me equivoco, Natsume-sensei?

- Veo que ambos tenéis un fino paladar – rio el aludido – estáis en lo cierto, es justo como ambos dedujisteis... pero no os mandé llamara para hacer una cata de vinos... quiero hacer un pequeño experimento con vosotros, pasareis una semana en un edificio, cada uno en un piso. Si mis deducciones son correctas no tardareis ni dos días en llevaros bien con vuestro compañero – todo fueron quejas, nadie quería estar con aquel al que consideraban su compañero, aunque hubo algo que les quitó el hambre – y no podréis utilizar vuestros poderes.

- La agencia depende de mi poder, no puedo, simplemente, deshacerme de él – Fukuzawa estaba preocupado, más por Kyoka que por otra persona, pues Atsushi también estaría sin poderes.

- ¿Estar sin mi bella Elise? No gracias, prefiero morir.

- Yo no se hacer nada sin Rashomon, no quiero dejarla, me niego.

- Al fin me estaba llevando bien con Byakko... si lo abandono me odiará de nuevo.

Todos se estaban quejando sobre no tener poderes, que no sabría como hacerlos, todos excepto el que una vez fue el doble negro.

- ¿Vosotros no os quejáis? – preguntó Natsume.

- Mi poder es anular los poderes, a menos que esté de misión o pase algo realmente malo no suelo utilizarlo, así que no me supone ningún riesgo – Dazai no era de aquellos que abusasen de su poder, y menos estando con Chuuya.

- ¿Y tú, Chuuya?

- Si voy a estar con Dazai me da igual tener habilidad o no, en todo caso él me la quitaría, por lo que cuando tengo que trabajar con él me llevo una pistola y ya. – esas respuestas agradaron a Natsume, por lo que era momento de poner en marcha su plan.

Se levantó de la mesa y, con un gesto de cabeza, indicó que lo siguiesen. Era un edificio algo alejado del centro de la ciudad, solo contaba con tres plantas, una por cada pareja.

Esto sería interesante.


Solo un diamante puede pulir a otro diamanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora