Solo un diamante puede pulir a otro diamante

Soukoku 4

Por fin los problemas se habían terminado y el doble negro volvía a estar junto, pero los años pasaron factura en ambos y ahora estaban soltando todas esas hormonas reprimidas.

- Aahhh – se escuchaba gemir a Chuuya desde la ducha.

Agarrado a Dazai, este le daba duro contra la pared de la ducha, todo empezó normal, con una ducha en pareja, pero se complicó y ahí estaban, dándose todo el amor que les faltaba.

- Mierda Chuuya... estás tan estrecho...

- D-Dazai... m-me vengo... Aahhh – no le dio tiempo a más antes de correrse sobre su vientre y el castaño en su interior, pero no tenía pensado parar.

Sin salir aun de él, se lo llevó a la bañera, recostándolo en ella y volviendo a moverse. Los gemidos de nuevo inundaron el baño, el agua salpicaba el suelo y paredes.

Otra vez acabaron ambos, solo que Dazai si salió de Chuuya, dejándolo respirar. Se ducharon sin inconvenientes y fueron a preparar la cena, solo que no acabó bien del todo.

El pelirrojo sobre la encimera, sin pantalones ni calzoncillos, se abría de piernas para el más alto, quien no tardó en desabrocharse el pantalón para, seguidamente, empotrarlo contra el mueble.

Una vez más, la estancia se llenó de gemidos, los besos no eran lo suficientemente prolongados como para acallarlos. El golpeteo de piel con piel se mezclaba con las obscenas palabras que salían de la boca de ambos.

En un momento, Dazai agarró al más bajo y salió al balcón, donde lo dejó mirando a la calle. Volvió a entrar en él de solo una estocada, siendo todo lo rudo que podía. Chuuya estaba demasiado excitado como para fijarse en esos momentos en lo que estaba pasando.

Y así fue, Chuuya fue follado por Dazai en cada rincón de la casa... ya se arrepentiría después, pero bueno, eso era un problema para el Chuuya del futuro.