7. CAJA DORADA

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7. CAJA DORADA

En cuanto amaneció cazé con mis balas de piedra dos peces y los puse al fuego para desayunar. Cakzy se despertó y me preguntó porqué no la avisé a media noche para que hiciera su turno de guardia. Le dije que se veía cansada y la dejé durmiendo. Al lado de la fogata había un montoncito de objetos de monstruos que fui derrotando mientras ella dormía. Había algunos cuernos de conejos y pieles gruesas de duendes. También conseguí otros dos sacos de veneno. Comimos nuestros pescados rápidamente. Sin decir mucho, recogimos todo y apagamos las brasas. Estábamos a dos horas de camino para llegar a Adaru donde venderíamos todos los objetos y pagaríamos una posada. También me gustaría ver algunas armaduras ligeras y encontrar a la amiga de Cakzy para que me ayude con la invocación. Por el camino nos encontramos a otros pocos monstruos y con ellos subí a nivel 10.

- Mi HP y MP ya supera con creces a los de Cakzy. - Me dije a mi mismo.

Llegamos a Adaru y era un pueblo muy bonito. Había muchos puestecillos de venta de armas baratas y comidas, además de suplementos para viajeros. Paramos en una posada y alquilamos una habitación de dos camas y un baño por cinco días. Una vez registrados fuimos a una tienda en la que vendimos todos los objetos de los monstruos. Quise saber el precio de los sacos de veneno ya que tenía varios y si salían a buen precio podría vender uno o dos. Me dijo el vendedor que con varios de esos sacos un buen forjador podría impregnarlo en una piedra mágica para que su efecto fuera permanente en los hechizos o en una espada para que cada estocada sea tóxica. Le di las gracias por el dato y guardé todos los sacos ya que tener una espada tóxica podía ser de gran ayuda y si lo combinaba con ataques ígneos podía causar heridas graves a los monstruos. En total teníamos 48 figes de plata y 1 de cobre tras venderlo todo menos los sacos de veneno. Compré una armadura ligera para facilitar el movimiento y que a su vez protegiera de los ataques. Con eso nos quedaban 37 figes de plata más la de cobre. Salimos del establecimiento y fuimos a la posada.

- ¿Cakzy puedo ir a dar una vuelta por el pueblo? - Le pregunté un poco tímido.

- Por supuesto, con la condición de que vuelvas en 3 horas que es lo que dura el hechizo para tu ojo. - me respondió con bostezos entrecortados.

Parece que ella quería echarse a dormir otra vez. Es muy activa pero a la vez duerme mucho. Salí de la posada y fui a dar un paseo. Cuando llegué no me fijé pero también había semi-humanos, es decir, humanos con colas, orejas o partes de animales y viceversa. En lo que ojeaba carteles y tenderetes me llamó la atención una tienda. Entré y una anciana me atendió.

- Bienvenido muchacho, ¿qué estás buscando?. Sea lo que sea, en las baratijas de la Abuela Tara encontrarás de todo.

Le agradecí la bienvenida y me adentré en ese polvoriento lugar.

Las estanterías estaban repletas de objetos que nunca había visto y no sabía para qué servían. Mientras fisgoneaba por todo el establecimiento, un aventurero de aspecto atemorizante entró gritando.

- ¡TARA, TARA. ¿SE PUEDE SABER QUÉ ME HAS VENDIDO? ESTA CAJA NO SE ABRE NI CON LA EXPLOSIÓN DE MI MEJOR MAGA! ¡QUIERO EL REEMBOLSO!

Entonces dejó caer en el mostrador una caja dorada adornada con lo que parecían rubíes.

- De acuerdo, de acuerdo pero no grites en mi establecimiento. - dijo Tara con una cara de cansancio...

Sacó una especie de saquito y metió en él diez monedas de plata. Se lo entregó al aventurero y él se marchó sin decir nada haciendo pataletas. Enseguida me interesé por esa misteriosa caja por lo que me dispuse a acercarme al mostrador y hablarle a Tara.

- Perdona. ¿Puedo saber qué hay dentro de la caja? - Le pregunté.

Ella me respondió diciendo que no lo sabía, no encontró la forma de abrirla y por eso la vende. Ya hacía siete veces que se la devolvían por no poder abrirla y esta ya era la novena. También me comentó que cada vez le baja el precio para que se la compren pero que se la acaban devolviendo siempre.

- ¿Te la puedo comprar? - le pregunté lleno de curiosidad.

- Por supuesto que puedes. Te la dejo a ocho figes de plata. Pero no hay reembolso. Si te la llevas no quiero que la vuelvas a traer por aquí.

Pagué la suma y cogí la caja. Le dí las gracias a la anciana y salí. De camino a la posada, ví un puesto de comida por lo que decidí darme un capricho y compré una especie de crep para mí y otra para Cakzy. Estaban baratas; con una de plata compré dos. Cuando regresé a la habitación desperté a Cakzy y comimos el crep mientras le comentaba la inversión de la caja. Me dijo que fue una inversión muy buena ya que si no conseguimos abrirla podríamos ir a venderla en un sitio un poco alejado de aquí por al menos diez figes de oro.

- Visto así casi preferiría no abrirla - dije con una cara de entusiasmo.

Pero mi curiosidad era mayor que mi avaricia. Si resultaba vacía el precio de la caja disminuiría drásticamente.

Intenté abrirla a fuerza con mis manos o usando el filo de unas de mis balas de roca para hacer palanca pero no había manera. Entonces Cakzy vió unas letras en la caja.

Mira, aquí hay algo grabado, pero no soy capaz de leerlo. ¿Son símbolos antiguos o de otra lengua ancestral?

Para cuando miré los símbolos...

<箱を開けるには日没時にマナを流し込む必要があります。>

- ¡ESO ES JAPONÉS! - Grité a todo pulmón.

- ¿Japonés? - preguntó Cakzy un poco confundida. - ¿Qué es el Japonés? - volvió a preguntar.

Le expliqué que del mundo de donde yo vengo hay gente que habla japonés y eso fue escrito por alguien que también llegó del planeta Tierra a aquí.

<Se debe canalizar maná al atardecer para abrir el cofre.> Eso pone. - dije dándome aires de sabelotodo.

- Woow, increible. Yo veo esto y no entiendo nada. - dijo, un tanto desorientada.

Tras eso, como aún quedaban varias horas antes del atardecer, decidimos ir al gremio para que desencadenaran los hechizos de mi bastón. Los del gremio fueron bastante amables incluso nos mostraron algunas misiones para principiantes. Una misión de cacería para la dueña de un establecimiento de comida, treinta conejos y dos caballos bicéfalos... parecía interesante, además, que la recompensa estaba bien. Decidimos aceptarla. De camino a la salida del pueblo pasamos por la tienda de equipamiento y vendí mi bastón. Me dieron 2 monedas de plata. Decidí comprarme una espada mágica por veinte figes de plata. La espada tenía forma de Katana, el filo era rojo y el mango negro con una cinta verde. Además de una gema Fuego que potenciaba los movimientos de dicho elemento. Ya afuera usé dos hechizos, uno de proximidad y otro de alcance medio.

¡FUEGO CALCINANTE, DAME TU ARDIENTE PODER PARA INCINERAR A MIS ADVERSARIOS. ESTOCADA FLAMÍGERA!

Un movimiento del elemento Fuego, un ataque de proximidad que rodea el filo de la espada con una potente y ardiente llama que puede causar daños y quemaduras graves si entra en contacto con un cuerpo. El hechizo de alcance medio era del elemento Hidro.

¡AGUA, FUERTE Y PODEROSA. PRÉSTAME TU FUERZA PARA CORTAR TODOS MIS ADVERSARIOS. MAREA CRÍTICA!

Este hechizo lanzaba una onda de agua a gran velocidad y presión capaz de partir en dos a tus adversarios. Nos repartimos la misión, ella se encargaría de los conejos y yo de los caballos. Encontré un grupo de tres caballos. El enfrentamiento empezó y uno de ellos cargó sobre mí con una furiosa fuerza. Me tenía inmovilizado en el suelo, mientras mis HP bajaban tras cada golpe, en uno de sus movimientos pude mover mi mano izquierda hacia la mochila y saqué el saco de veneno. Lo puse en la espada y su filo volvió de un color morado. La agarré y hechicé la Estocada flamígera por lo que se la clavé. Retrocedió. Enseguida me posicioné y los dos caballos que se quedaron atrás se acercaron con una carga. No dudé y enfrenté contra ellos, Marea crítica, cortándoles la cabeza a ambos a la vez. Sus cuerpos se volvieron humo dejando soltar los objetos solicitados. Ya tenía lo que necesitaba, pero no podía dejar al otro envenenado mientras sufría de quemaduras y envenenamiento. Decidí acabarlo con una Marea crítica más. Trás terminar fuí a buscar a Cakzy para entregar el reporte y los objetos de la misión. La entregamos. Nos entregaron la recompensa y nos fuimos a la posada a descansar. Y abrir la caja.

THE RISE OF THE DEMONIAC EYEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora