3.GILBE

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                                                                                          3.GILBE


Ya ha pasado un día desde que llegué a este mundo. No he probado un bocado desde que estoy aquí, además de que mi herida no se sana. ¡ Malditos monstruos pegajosos ! ¿¡ Qué diantres me hicieron en el brazo ?! Caminé tres horas por el sendero de la colina, por lo menos el caminito me llevaría a algún sitio. "Parece que pronto llegaré a la cima de la colina" ya que empezaba a ver los picos de las montañas lejanas. Seguí el sendero y ví una señal que ponía: << Gilbe >>. Segundos después pude afirmar que llegué a la cima y pude ver el pueblo del que me habló el anciano de la casa.

Seguramente Gilbe será el nombre del pueblo, pensé.

No podía mantener la emoción de ver por fin un sitio seguro en el que comer y descansar. Tenía unos 2000 yenes, no serían suficientes para hospedarse en un hotel pero sí para comer algo en algún local. Aún quedaba camino, solo estaba en la cima de la colina y aún tenía que bajarla y caminar por un prado hasta llegar a mi destino. El hambre y sed me afectaba no solo físicamente sino también mentalmente junto al cansancio por lo que mi paso se reducía cada segundo pero sabía que si me detenía a descansar la noche se me podría echar encima por el prado y eso sería muy peligroso en mis condiciones. De camino a la falda de la colina empecé a escuchar ruidos en las sombras de una pequeña cueva húmeda. Al recordar que los monstruos de día no aparecen decidí acercarme por si había algún conejo comiendo bayas o algo que llevarme a la boca. Como bien dije, no sé cazar ni hacer fuego pero si consiguiese robarle la comida a algún animalito podría contener agua y nutrientes. Desafortunadamente eran unas diez bolas pegajosas asustadas por el sol así que decidí alejarme de ellas y volver al camino ya que no quería problemas con esos grimosos seres. Pasó medio día. Seguía con paso de tortuga y empezaba a tambalearme y a sujetarme por los árboles de tanto en tanto. Parecía que mis pies fuesen a estallar en cualquier momento. No pasó mucho tiempo y encontré un seto con varias frutas parecidas a los madroños. Nunca me gustaron pero no le iba a hacer ascos ahora, en esta pésima situación. Primero cogí uno y lo refregué por mi piel. Al cabo de un tiempo no me hizo ningún efecto raro así que probé de lamerlo. Tenía un sabor dulce, demasiado dulce, solo con lamerlo me pareció empalagoso. Parecía que no me hacía ningún efecto negativo por lo que comí todas cuantas pude. A la tercera que me comí tuve que parar por lo melifluo que era. Aunque también era muy refrescante por su cantidad de agua que tenía en el interior de la débil semilla. Agarré unas 10 más y seguí mi camino hacia Gilbe. Parecía que fuese a atardecer, no obstante, ya bajé de la colina y me encontraba en su falda. Lo primero que ví al bajar eran unos caballos negros bicéfalos con cabelleras de color naranja y algunos otros con la cabellera morada con manchitas blancas. También me fijé en unos árboles que tenían un fruto parecido a la manzana, así que repetí el mismo proceso que con las anteriores frutas. Al frotarlas por la piel no noté nada extraño pero al lamerlo, me empezó a picar la lengua por lo que deduje que esa fruta se debe cocinar o no es comestible. La dejé en el suelo del blanco del prado y seguí caminando hacia mi destino. Fuí con cuidado de no molestar a los extraños animales que viven por ahí manteniendo una segura distancia. La oscura noche se abalanzaba sobre mí pero por suerte llegué a las murallas. No había nadie vigilando así que decidí llamar al portón. Al rato de no contestarme nadie, me dispuse a rodear la muralla por si encontraba alguna forma de entrar. Sin tener suerte volví a la entrada y vi a un guardia. Cuando le llamé vino pero al verme se asustó y salió corriendo. Enseguida me giré por si tenía algún monstruo detrás de mí pero no vi nada. Necesitaba entrar y hablar con Cakzy, además no era la única razón por la que necesitaba entrar, sino que también era de noche y empezaba a oír muchos ruidos tenebrosos provenientes de las oscuridades del campo. Era una presa fácil, indefensa y desarmada. Desde afuera de la muralla se oían gritos y ruidos; pareciese que se hubiera colado algún monstruo y estuviese causando estragos. En eso, en uno de mis intentos de llamar a alguien que me abriera el portón, una mujer alta y de aspecto horrorizante lo abrió.

Hola, me llamo Yuki dije enseguida.

Ella solo me dijo: Calla y sígueme.

Por fin podía entrar, con lo que me costó. Rechazar su orden con la posibilidad de que me dejara fuera no era una opción, por lo que accedí a acompañarla. Me llevó a un callejón y lo primero que pensé fue que me robaría o me atacaría pero tan solo me tapó un ojo con su mano.

Dijo unas palabras raras sin sentido como: Astra Vuide o Jasga Fiude.

Después su mano empezó a brillar intensamente. Pareciera que me quería dejar ciego del ojo derecho. Ahora que la tenía de cerca, ví que tenía el pelo largo y negro con una mecha blanca. Su cara mostraba belleza pero intimidaba a la vez. Sus ojos mostraban frialdad con ese negro intenso. Era bastante alta y tenía una figura muy femenina. Vestía una ropa negra muy extraña a la que tengo acostumbrado en mi mundo. Tras apagarse el cegador brillo, separó su mano de mi ojo y me dijo

Vayamos a la taberna, por cierto, me llamo Cakzy.

¡Genial, así ya no tenía que buscarla!.

Me llevó a la taberna, me sanó la herida del brazo izquierdo, me dió un plato de comida caliente y un refrescante licor con sabor a limón. Tras servirme, mientras subía las escaleras, me dijo que al terminar la acompañara arriba, asentí y empecé a deleitar este sabroso manjar. Mientras comía pensaba en lo que me pudo hacer con el brillo en mi ojo derecho ya que veía igual que antes y no notaba ningún tipo de dolor o molestia. Acabé rápidamente de comer, recogí el plato sucio y lo puse en la pica. También llevé el vaso y subí las escaleras que llevaban a un pasillo con tres puertas. Ella me esperaba al fondo. Me acerqué a ella y me dijo:

El pueblo está revoltoso desde que saben de tu llegada, será mejor que te cambies de ropa para pasar desapercibido. Las pintas que llevas son muy reconocibles por ser extremadamente raras.

Ahora que lo pensaba, ese viejo llevaba una ropa muy diferente a la mía, igual que el guardia y Cakzy. Le dí las gracias y cuando saqué los yenes para pagar por la hospitalidad me dijo que esos trozos metálicos no tienen valor alguno, seguido de un:

Si te he ayudado es porque yo conocí a alguien como tú.

Le pregunté por qué los yenes no tenían valor y me dijo que esos metales redondos no son monedas. Parece ser que en este mundo el dinero se divide en: Cobre > Plata > Oro. Cada diez figes de cobre son una figes de plata, cada diez figes de plata son una de oro. Eso significaba que mis 2000 yenes no servían de nada. Terminada la conversación entré en la habitación y vi la ropa, también me encontré una especie bañera muy antigua y escuché la voz de Cakzy a través de la puerta que decía:

Lávate, que estás muy sucio.

Le agradecí de nuevo. Me bañé y me vestí con la ropa que me dejó en una silla de madera muy desgastada. Al salir me la encontré en la puerta de al lado esperando por mí. Abrió. Había muchos libros y una mesa en el centro con dos sillas delante y una silla atrás. Parecía una oficina. Ella se sentó en la silla del fondo y de un cajón sacó una palangana con una aguja, un tazón con agua y un polvo grisáceo que parecía pólvora.. o más bien, cenizas. Cerró el cajón y luego sacó del inferior, un caldero en miniatura del tamaño de su mano.

Siéntate y extiende tu mano. Dijo con voz preocupantemente tenebrosa.

Puso el agua en el calderillo y echó un pellizco del polvo. Acto seguido cogió mi mano y la puso encima del caldero. Me pinchó con la aguja en el dedo anular e hizo caer una gota de mi sangre dentro del caldero. Empezó a remover con una cucharita y me dijo que removiera por unos segundos. Hice lo que me dijo. Mientras, ella del cajón más alto sacó una bola de cristal con un pequeño recipiente incorporado. Me dijo que echara el líquido del caldero. Tras verter el líquido me arrancó un pelo del cabello y lo tiró dentro. Entonces en mi visión, arriba a la izquierda, vi una barra de salud verde y un símbolo de interrogación además de mi nombre.

THE RISE OF THE DEMONIAC EYEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora