› 23. 𝙏𝙖𝙡𝙠 𝙩𝙝𝙖𝙩 𝙩𝙖𝙡𝙠.

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Citarlos era la mejor opción

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Citarlos era la mejor opción... eso se repitió Minah constantemente, convenciéndose de que viéndose cara a cara con sus padres, por primera vez desde la boda, podría hacer que las cosas funcionasen.

Tenían que comprenderla, no había otra manera de que la situación pasara, de que pudiera ser feliz con Sunoo sin que esa felicidad fuera interrumpida por Hyun, que aunque no iba a dejar de molestarla tan fácilmente, ya no podría atarse a la excusa del negocio... sería ella misma la que cortaría ese hilo.
Y lo más importante: Sunoo. Dejaría de estar anclado de por vida a su tío y a él.

Era hora de tener esa esperada charla.

Sunoo se encontraba con ella en su cuarto, Minah quería estar presentable ante sus padres, que siempre le habían insistido en que el aspecto era crucial. Vistió un vestido veraniego, el más formal de todos los que había llevado sin esperarse nunca ese encuentro, no para hablar con prisas sobre algo que quería tomarse con calma. El chico abrazó su espalda, apoyando la mejilla en uno de sus hombros, sus ojos cansados se encontraron en el espejo. Sus brillantes sonrisas aparecieron en medio de los nervios, los corazones agitados y la presión. Esa tarde, antes de la salida de Minah que estaba a punto de acontecer, habían tenido su última clase particular del verano, la cual se había desviado un poco, como siempre, pero ayudó a Sunoo tal y como todas.

—Echaré de menos ser el único en tu clase —comentó él con una mirada celosa, Minah rio agitando sus hombros, lo que hizo que Sunoo se incorporara. Tomó su cintura deslizando por esta sus manos suavemente, se aferró a ella y apretó un poco, haciendo jadear a Minah, que rodó los ojos sintiéndose no solo vulnerable, sino también alterada por el efecto del chico en ella.

Sus rostros se toparon cuando ella se giró a mirarlo y se lo encontró observando sus labios, deseoso de estos. Los atacó ferozmente, forjando una unión interrumpida por el vaivén de sus lenguas, lamió su labio inferior antes de separarse para contemplar, con ojos penetrantes y láscivos, los de ella. Se alejó analizando detenidamente su cuerpo una vez más en el espejo.

—Me encantas —confesó sonriente.

Adoraba esa faceta que ya conocía completamente de él, esa en el que la vergüenza había desaparecido finalmente y fue reemplazada por la emoción de su relación y la lujuria, amor y atracción, que eran más fuertes que cualquier sentimiento de timidez.

Con indicios de intentar algo, Sunoo volvió a girarse hacia su rostro, pero ella se alejó entristecida por ello.

—Mis padres van a llamarme pronto para que salgamos —avisó—. Ahora no...
—Solo un beso más.
—Tendrás que ganártelo.

Sunoo suspiró y procedió a actuar de forma tierna, colocó su dedo índice en su mejilla haciendo presión contra esta y expresó una sonrisa de lo más forzada, pero adorable.

—Está bien, pero solo u...

Sunoo tomó brutalmente las caderas de ella y la apegó a su cuerpo, devoró sus labios mezclando de esa forma tan alocada la relajación y la exaltación. Sunoo era intenso y Minah se dio cuenta de eso en el momento en el que le dio rienda suelta para hacer con ella lo que quisiera... y eso le encantaba. Amaba cada parte de su insaciable chico, por eso y por mucho más, por él, y por ella, se propuso terminar con todo de una vez.

Recibió una llamada, la cual no atendió. Sabía para lo que era, por lo que se limitó a tomar de la mano a Sunoo bajo su intenso beso que ya iba siendo el quinto que le daba.

—Vamos —incitó ella. Sunoo asintió satisfecho, correspondiendo su agarre, siendo el primero en comenzar a andar hacia fuera.

Caminaron por el pasillo tomados de la mano aprovechando que no mucha gente iba por allí, su relación era cada vez más obvia y creían que era lo mejor, que poco a poco se supiera y la gente se lo figurara sin tener la necesidad de preguntar. Después de todo, la mayoría ni siquiera sabían ni sospechaban que Sunoo iba a repetir curso.

Llegaron hasta el patio principal, los padres de Minah habían aparcado fuera y alejados de la puerta, salieron juntos buscando el coche con la mirada, hasta que lo detectaron; negro, elegante y pulcro. Sunoo musitó un "vaya" claramente asombrado.

Ambos parientes de la pelinegra se encontraban ya fuera, de pie frente al vehículo, se aproximaron bajo la tensión de sus miradas puestas sobre todo en Sunoo, Minah notó que sus manos sudaban junto a las de ella.

—Mamá, papá —saludó. Hizo una corta reverencia obviando el abrazo que su madre estaba a punto de darle, esta se sintió cortada y se alejó avergonzada. Su padre escrutó con la mirada al susodicho y a su hija. Ojos glaciales... pero ella sabía que, muy en el fondo, la faceta fría de su padre no era más que eso: una faceta más.
—Minah, no creo que sea necesario ser... así —musitó la mujer.

Ella suspiró, decidió soltar la mano de Sunoo lentamente hasta cruzarse de brazos sin dejar de observar a sus padres, el chico se quedó a su lado con una postura relajada. Estaba claro que Sunoo sabía fingir... y era tan atractivo haciéndolo, de alguna forma, que hasta sus padres se percataron de la forma que tenía de mirarlo.

—Pareces muy feliz —continuó hablando, su padre, cambiando radicalmente de tema.
—Una es feliz cuando toma sus propias decisiones en la vida sin verse forzada a ello...

No le gustaba, pero se sintió algo satisfecha al ver el remordimiento en la expresión de sus padres, vio la esperanza llegar en forma de un pequeño rayo de sol que la iluminó como llevaba tiempo sin hacerlo, desde que conoció a Sunoo. Decidió cambiar de aires, ser amable con ellos, conseguir las cosas de una manera mejor ahora que los veía vulnerables.

Durante el silencio incómodo provocado, su padre tomó la iniciativa, acercándose a Sunoo y estrechando sus manos con él, se presentaron, y su madre hizo lo mismo, denominándose fríamente "señora Cho".

—Mamá, papá... —volvió a decir, soltando un suspiro profundo—. Esto no es algo difícil, ¿vale? Solo tenéis que hacerme caso, por favor...
—Minah, desaprovechas una oportunidad buenísima. Este negocio es todo lo que hemos estado construyendo desde antes de que nacieras, para ti, para que tuvieras una visa hecha por delante.
—Papá, mi vida es algo que tengo que construir yo. Nadie además de mí sabe el camino que yo quiero recorrer.

Sus padres se quedaron callados durante un momento. Se miraron, por primera vez no era una mirada cómplice, sino entendedora.

—Hemos hecho demasiado por convercerte... pero se te ve determinada. Si esto es lo que quieres, entonces no nos queda más remedio que dejarte. Hyun...
—Hyun no es una buena persona, mamá. Es su primo —señaló a Sunoo, que asintió—, y lo mandó al campamento en cuanto se enteró de que yo trabajaría aquí, para que, sin conocerme de nada, me convenciera de volver con él. Ha estado mandándome mensajes y amenazas continuamente, y a su actual esposa ya ha intentado dejarla por mí. Durante nuestro noviazgo tampoco fue una buena persona, era insistente, nunca me dejaba decidir y se creía que era su mayordomo personal. No lo veis porque es el hijo de vuestros socios, que no se quedan atrás, pero es una mala persona.

Ambos se quedaron boquiabiertos, no dando crédito a lo que su hija decía, algo que nunca había dicho tan directamente.

—Y poco es lo que he contado en comparación a lo que viví. Mamá, papá, hablad con el testador. No quiero ese negocio y me gustaría que, de alguna manera u otra, se le haga saber a Hyun que Sunoo y yo tomaremos ayuda legal si continúa así.

...

𝗖𝗢𝗟𝗗 | Kim Sunoo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora