𝐖𝐀𝐑𝐌 | "Crees que lo sabes todo sobre ti, pero la realidad es que no te conoces a ti mismo".
Ella era alegre y sentía le necesidad de hacer felices a los demás. Él cargaba con el peso de una extraña dependencia en sus manos, y estas, congeladas...
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Un montón de gotas empezaron a caer, despertando a la mayoría de residentes de aquel campamento. Minah no era la excepción. El sonido del agua chocando contra el cristal de su cuarto la alarmó, la lluvia torrencial que se estaba produciendo por segunda vez en aquel verano hizo que abriera sus ojos como platos con molestia. Normalmente, aquel sonido con el que todo el mundo estaba familiarizado podía llegar a parecerle relajante, pero en esa ocasión la lluvia llegaba con demasiada fuerza y el ruido era un tanto molesto.
Miró la hora en el reloj de la pared una vez encendió la luz estirando el brazo, perezosa; eran las dos de la madrugada.
Supo que no era la única a la que aquel ruido le había molestado cuando escuchó un par de golpes serenos en la puerta. Apresurada, se levantó, yendo hasta el armario para coger un par de prendas aleatorias y ponérselas velozmente camino a la puerta. La abrió lentamente a la par que terminaba de abrocharse la camisa. Al parecer, aquel día los astros se alineaeron para que todo ruido fuera molesto, o eso pensó ella. La madera chirriaba al rozar un poco con el suelo como nunca lo hizo antes. Empezó a creer que, de lo cansada que estaba, el sueño le estaba poniendo de mal humor.
Frente a sus ojos estaban Heeseung y Jake, que le regalaron una sonrisa un tanto fingida, lo supo porque ella habría hecho lo mismo.
-¿Tienes mucho sueño? -preguntó el australiano, a lo que ella asintió. Se imaginaba cómo estaba en ese momento, con ojeras prominentes (tal y como los veía a ellos) y cara de pocos amigos, los labios resecos y el pelo hecho un caos. -Entonces, ¿no quieres venir a ver una peli con nosotros en la habitación de Sunghoon? -interrogó ahora Heeseung, sonriente, esta vez con un aire burlón-. Ya que no podemos dormir, hemos pensado en hacer algo.
Minah se lo pensó durante unos segundos, pero finalmente asintió encogiéndose de hombros. -Estaré allí en unos minutos, voy a prepararme mejor. -Péinate -aconsejó su mejor amigo, ella lo miró de mala gana. -Oh, de camino, ¿puedes pasarte por el restaurante y hacer unas palomitas? -cuestionó Jake con unos ojos de cachorrito que derritieron su corazón. Sin embargo, al ser tan tarde Minah estaba más espesa de que costumbre, por lo que alzó una ceja, interrogante. -¿Por qué yo? -No engañas a nadie, sabemos que ya te has hecho amiga de las cocineras y que te dejan entrar en su despensa y su cocina. -Heeseung le sacó la lengua, a lo que la pelinegra le dio un pequeño golpe amistoso en el hombro, riendo. -Está bien, ahora voy.
Los dos chicos asintieron felices y ella cerró la puerta, yendo de nuevo hasta su armario para escoger algo más cómodo y que combinara un poco mejor, aunque eso fuera lo de menos, mientras que el sonido de la lluvia se seguía intensificando contra su mojada ventana. Observó las gotas caer con algo de pereza en su interior y, de repente, se despertó un poco más, acordándose de algo, o mejor dicho, de alguien.
