› 8. 𝙎𝙢𝙞𝙡𝙚𝙮 𝙖𝙧𝙩.

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-Minah

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-Minah... ¡Minah!

Unas manos balancearon el curvilíneo cuerpo de la profesora. Heeseung la movía de un lado a otro, sujetando sus hombros y agitándola con la finalidad de despertarla.
Ella abrió los ojos poco a poco, encontrándose con el obstáculo del sueño. Sus párpados se cerraban solos y los abría por inercia con cada llamada de atención de su amigo.
Poco a poco, sus sentidos se fueron activando hasta que logró despertarse del todo.
Ahí se encontraba, en una manta en el suelo junto a Heeseung y, al lado de este, Jake. En una cama, Sunghoon, y junto a él, Jay.
Se habían quedado durmiendo allí cuando el adormecimiento fue más fuerte que la intensa lluvia que, aquella mañana, se había disipado. De esta solo quedaban pequeños rastros, como el húmedo césped en algunas zonas del patio o la brisa agradable que corría a través de la ventana.

Observó lo que le rodeaba, dejándose avivar por ese viento suave y gélido que corría y que despejaba su adormilado rostro. Sabía que pronto comenzaría a hacer calor de nuevo, cuando fuera un poco más tarde en la mañana, así que quería aprovechar y exponerse a ese agradable clima levemente frío que les llegó repentinamente.

-Creo que hoy es un buen día para desayunar todos fuera -sugirió Jake.
-Minah, ¿podrías ir a decírselo a Karina y que ella se lo comunique al resto de profesores?

La pelinegra asintió, levantándose poco a poco del suelo con el cuerpo algo adolorido por las condiciones en las que durmió, afortunadamente, durante no tantas horas.

No se había llevado nada la noche anterior además de las palomitas que ahora se encontraban en sus estómagos y, los cartones en los que iban, en la rebosante papelera del cuarto de Sunghoon, por lo que no agarró nada. Se limitó a salir en dirección a su habitación para cambiarse y ponerse un conjunto distinto para esa mañana.

Cuando su cuerpo y mente terminaron de ubicarse en el espacio tiempo que estaba viviendo, Minah se sonrojó ante la imagen de ella misma en el espejo

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Cuando su cuerpo y mente terminaron de ubicarse en el espacio tiempo que estaba viviendo, Minah se sonrojó ante la imagen de ella misma en el espejo.
La imagen de alguien que había sido abrazada por Kim Sunoo la noche anterior.
Porque para ella, ya no era el Kim Sunoo que era para el resto. Era él y nadie más, en su mente pasaba su retrato las veinticuatro horas del día, preguntándose continuamente qué estaría haciendo, si estaba bien.
Si no estaba llorando, triste, cabizbajo.
Si era el Sunoo brillante que comenzaba a mostrarse ante ella, o el Sunoo oscuro y opacado que siempre había sido, al parecer.

𝗖𝗢𝗟𝗗 | Kim Sunoo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora