Capítulo 15

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Dylan.

Soy un idiota, ahora bien, ¿me considero uno? Sí. O bueno, justo ahora me considero muy idiota, ¿por qué empecé mi superdeclaración de amor con un: “Kaley me gusta” cuando claramente Kaley es alguien que la trata pésimo? En mi defensa quería decir algo superromántico, como en los libros que lee y me obliga a leer. Pero ocurrió lo contrario, porque ahora no me habla y me bloqueó en todas las redes posibles. Si me ve en la escuela es porque está prácticamente obligada.

Respiro hondo revolviendo la comida, la cafetería como cosa de cada día está llena y alborotada. Estoy sentado con algunos conocidos, desde donde estoy puedo verla perfectamente. Pero es molesto escuchar a mis compañeros hablar de las partes íntimas de las chicas, molesto, incómodo y asqueroso.

—¿Y Paula?

Lo miro de reojo, ella no me cae bien, pero de igual manera no quiere decir que sea agradable escuchar que hablen de su cuerpo. Ni tampoco se lo deseo.

—El otro día tuvimos algo... Es horrible, fue lo más feo que probé en la vida. Es novata y torpe.

Aprieto los labios y me centro en Lupe, es feo no verla tan animada como todos los días. Está en silencio mientras que su amiga, Julia, conversa o bueno, por sus gestos parece estar quejándose, supongo que es de ese tal Sánchez del que Lu me había hablado. La extraño mucho y no nos estamos hablando por un malentendido y lo que es peor, ella piensa que estoy loco por Kaley. Ya pasó una semana desde lo ocurrido y me evita a como de lugar, una vez Jeremy se acercó a pedirme que no la persiga más. Lo que, me sentó como una patada en las bolas. Mi hermana dice que le dé espacio, pero temo que si sigo haciéndolo conozca alguien mucho más genial que yo y que no se haga de rogar.

—¿Y esa Lupe?— eso logra captar mi atención, en donde a estos pervertidos se les ocurra hablar de ella...

—¿Qué con esa?

—¿No se les antoja?— ejerzo fuerza en el cubierto. No me gusta que hablen de ella como si de comida se tratase.

—Obvio no, es gorda, enana e infantil, seguramente ni sabe besar.

Todos ríen y a mí no me causa una pizca de risa. ¿Desde cuándo denigrar a la mujer se volvió divertido?

—Y no se te olvide que es “escritora”, es ridícula. Nadie nunca se fija en ella por ese motivo, no es el tipo de chica de nadie.

—Sí, se cree muy feminista, diciendo que puede sola. No es más que una niñata.

Vuelven a reír y dejo el cubierto sobre la mesa con fuerza, todos quedan en silencio y con la bandeja golpeo la cabeza del idiota mal nacido. El comedor entero queda mudo.

—¡¿Qué está mal contigo, Dylan?!

Intenta abalanzarse sobre mí, pero soy más rápido y con la bandeja lo golpeo de nuevo. Estoy de verdad molesto.

—¡¿Quién jodidos te crees para denigrarla de esa manera?!

—¡¿De qué hablas?!

—¡En tu vida vuelvas a hablar de Lupe!

Suelta una risa que termina de molestarme.

—¿Es eso? ¿Tan loco te trae esa ridícula?

—¡Sí! ¡Piensa dos veces a la hora de hablar de ella! ¡¿Te crees que vales más que todas las chicas a las que nombraste?! ¡No eres más que un inseguro de mierda! ¡¿Lupe es infantil?! ¡¿Tú qué eres?! ¡¿Eres maduro por denigrar a las chicas con las que te acuestas?! ¡¿Eres maduro por presumirle a todo el mundo a quienes repartiste tu semen?! ¡¿Eres maduro?! ¡Responde!

Dulce Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora