Dylan
Soy una persona problemática, ahora bien, ¿me considero uno? Sí, sucede que la vida es demasiado corta y estudiar es aburrido, pero muy necesario, entonces, me divierto y estudio al mismo tiempo es solo que el colegio tiene otros estándares de diversión. En la oficina de la directora me dijeron muchísimas veces que existen otros tipos de diversiones, como leer o escuchar música. No tengo nada en contra de la lectura, pero soy muy hiperactivo, no puedo simplemente quedarme quieto y me resulta muy complicado concentrarme y adentrarme en la trama, por ello, admiro mucho a las personas que leen como treinta libros al mes, porque enserio, hay personas así de geniales.
Ahora bien, ¿el que sea problemático es una razón para recibir golpes? ¡No! Aunque puede que me lo merezca un poco, leí algo que supongo, es privado, pero no se me puede culpar, tiene una caligrafía de los dioses. Yo con suerte y subrayo los títulos. Estoy practicando para la universidad, sé que no será necesario decorar el cuaderno ahí, me falta todavía un año entero, recién estoy en el segundo año, pero es mejor estar preparado siempre.
Sobo mi adolorida nariz y observo con sorpresa a la bonita chica frente a mí, no pensé que manejaría tanta fuerza, la subestimé demasiado. Yo Dylan Cooper, prometo no volver a subestimar jamás a alguien, aunque no es como si hiciera eso seguido.
—¡Lo siento mucho! — exclama mientras sus mejillas van agarrando un color carmesí. No creí que fuera tan violenta, en la clase se veía muy amable.
—Prometo no volver a leer nada tuyo — aseguro, ella abre y cierra la boca sin saber muy bien qué decir.
—Yo lo siento, en verdad lo hago, pero si nos ponemos a reflexionar, fue culpa tuya, me asustaste.
—Asumo la culpa, pero prometo no volver a leer nada tuyo.
—¿Por qué prometes algo así?
—Verás, no soy muy fan de los golpes, así que... Nos vemos por ahí.
—Yo...
Básicamente, huyo, quería ser amable porque la vi solita mientras escribía, pero madre mía, no vuelvo a ser amable en mi vida. Avanzo entre las personas, cosa que me desespera no un poco, sino muchísimo, por eso como siempre afuera, me encuentro con mis amigos afuera, ellos almuerzan y salen junto a mí. Quiero ir a mi habitual banco, que queda bajo un gran árbol, pero está ocupada por una pareja, resoplo y voy a otro lugar. Me siento en un banco y reproduzco música en mi celular disfrutando de mi soledad.
Yo amo mucho la soledad, es como ese único momento en el día que puedo estar conmigo mismo, realmente lo disfruto, algunas personas les temen. Yo no veo nada malo en la soledad, ahora bien, si no te haces su amigo, te hace mierda.
Give me reasons to believe
That you would do the same for meMuevo la cabeza al ritmo de la música mientras como. El viento es frío y me encanta, recién estamos a mayo y hace un frío que cagas hielo, cuando llegue julio no podremos ni movernos.
—For you, for you. Baby...
—¡Amo esa canción!—me sobresalto y observo a la persona que interrumpió mi momento de soledad—. Qué buen gusto musical tienes, eso nos convierte en amigos.
Enarco una ceja viendo cómo se sienta a mi lado, me alejo un poco de ella por miedo a que vuelva a golpearme. Ella hace una mueca.
—No te voy a golpear, además, ya me disculpé contigo.
—No te ofendas, pero no confío.
—Ya vas a confiar, tengo un encanto natural.
No lo dudo. Así como tampoco dudo de que no se irá, por lo que, es mejor iniciar una conversación.
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Dulce Corazón
Novela Juvenil«Nuestro amor sabe a chocolate, un corazón de bombón que late » **** Lupe es conocida en su clase como: «La escritora» pero claro, no en el buen sentido de la palabra, sin embargo, más allá de ofenderla, le pone de buen humor, ya que, lo único que h...