━━━Capítulo cinco.

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El olor del cochino frito era nefasto, su estómago no podía más. Pero debía ser fuerte, vomitar no solo era de débiles, sino también de despirfarradores. El alcohol era dinero y si lo desechaba allí, al siguiente día estaría realmente decepcionada de sí misma.

Sacó su celular, aquel cacharro que aún le era fiel, y saltaba entre sus seis contactos, una y otra vez.

Gracie.
Gyeoul.
Ha-neul.
Padre.
Moonsung.
Wangguk.

Se detenía en Wangguk y luego continuaba, hasta que le dió a llamar ¿qué podía perder?

—¿Después de todo este tiempo es que decides llamar?

Mi-suk chistó ofuscada, ni el cómo estás si quiera.

—Hola compañero, ¿qué hay tu vida? ¿Disfrutando ser por fin el centro de atención de Logan?

La risa de burla no se hizo esperar. Él solo era así con ella, su personalidad solo era una fachada de su blando corazón y carisma.

—Quisiera decir que sí, pero eso no duró mucho, solo me entrenó unas cuántas semanas. Según él aprendo tan rápido que necesito un contrincante con mucha experiencia.

El tono sarcástico y dolido se notaba, al parecer la joya en bruto de Moonsung no era suficiente para satisfacer a Logan.

—¿Qué ha ocurrido? ¿No has dado todo en una pelea?

El silencio confirmó sus palabras, y es que aquel tipo que los entrenaba y se hacía llamar amante de la lucha, tenía un fetiche con ver una pelea hasta el borde de la muerte.

—Quiere que pelee contra un amigo.

Aquellas palabras le hicieron reír un poco, Moonsung confesando en voz alta que tenía un amigo era extraño, pero ahora ella tenía dos amigos, y eso sí que era raro.

—¿Dónde estás ahora, tipo con amigos? Voy a brindarte unas cervezas.

—Furia, soy menor de edad.

Mi-suk chasqueó la lengua.

—¿Cuando te ha importado eso?

El golpe de algo en el fondo le llamó la atención, estaba ebria, pero no sorda. Luego una voz bastante reconocida se puso al teléfono.

—¿Mi-suk?

—¿Ha-neul?

Las pocas neuronas funcionales hicieron la conexión en su cerebro lo más rápido posible, ella era la experta contrincante que seguro estaba machacando día tras día al pobre pelirrojo. Mi-suk se echó a reír.

—Supongo que te estás burlando del desafortunado destino de Moonsung.

—No hay nadie que conozca más ese calvario que yo —confesó Mi-suk feliz, y es que nadie le había fastidiado tanto con que era una debilucha por perder siempre contra Ha-neul, que el mismo Moonsung, ahora sí que su destino estaba nublado.

—Devuelveme el celular.

Luego de aquella exigencia autoritaria se escuchó un forcejeo y luego un golpazo, la voz seductora de Ha-neul regresó al teléfono.

—¿Estabas invitando a beber a este desagradecido? Seguro que no te llamó durante todo este tiempo.

La aludida dió otro trago a su cerveza.

—No espero nada de Moonsung, pero hoy me vendría bien la compañía, aunque sea la de un tipo como él.

Su voz estaba apagada, Ha-neul lo sintió.

—Envía la dirección, lo dejaré allí en 15 minutos.

Y no mentía, porque esa atractiva peliblanca era una estrella fugaz manejando. Se conocían desde hace unos años, Ha-neul se alejó de las peleas profesionales pero se mantuvo activa como entrenadora y peleadora clandestina, el dinero era más importante que la popularidad.

PÉTALOS CAÍDOS | ❛hit viral❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora