3

570 91 148
                                    

Seokjin suspiró pesadamente. Algo en el ambiente le decía que nuevos problemas se avecinaban con la llegada de aquella mujer que Namjoon había nombrado como su madre.

El pelinegro no se podía decidir en quien posar la mirada; en la mujer o en Namjoon.

— ¿No te detendrás a pesar de que te prohibí hacer esta estupidez? —Dijo la madre de Namjoon, de pie y frente a frente con su hijo, visiblemente alterada.

Mamá, vámonos —suplicaba la muchacha de larga cabellera castaña en pequeños susurros.

El alto director se llevó una mano al puente de la nariz y exhaló con pesadez ante la escena que se estaba armando de forma tan innecesaria. Su madre lo estaba dejando en ridículo frente a gente ajena a la familia, cuestionando su autoridad como el director de la compañía y (peor aún) como un hombre adulto.

— ¿Podemos hablar de esto en otro momento? —pidió Namjoon, buscando la calma que se le escapaba entre las manos.

— No. Y me opondré todas y cada una de las veces que pueda hacerlo.

— Señora Hwang —dijo Yoongi en un tono amable que pocos eran capaces de atestiguar viniendo de él—, no se altere, podría hacerle daño.

Los ojos claros de la mujer, filosos como dagas, se clavaron en el hombre de la pequeña cicatriz bajo el ojo.

— Min Yoongi, no me dirijas la palabra que después arreglaremos las cosas tú y yo—dijo ella, con la voz fúrica.

El pálido hombre cerró la boca y retrocedió el paso que había avanzado hacia ella. Por el rostro tan molesto de la señora Hwang Minyoung, Yoongi sabía que no era el momento adecuado de intervenir.

— Regresa a casa con Jeong, por favor —ordenó Namjoon en un tono bajo.

— Kim Namjoon, no hagas esto. Te ordeno que te detengas.

— Madre, en verdad, este no es el momento.

— ¡¿No me escucharás?!

— ¡Si sigues siendo una molestia, no!

El repentino sonido de piel contra piel sobresaltó a todos los presentes menos a Kim Namjoon, quien había recibido el golpe de su madre con estoicismo. Su mejilla ardió en color rojo, pero su expresión seria jamás abandonó su cara.

Silencio.

Seokjin miraba a todos lados, esperando que alguien le confirmara que lo que había pasado no era producto de su imaginación. Pero tanto sus acompañantes como los miembros de KMJ parecían haber quedado igualmente fríos.

Algo dentro del presidente de K&JFish quería dar un paso al frente e intentar desescalar la situación, pero su cordura (más sabia que sus sentimientos) lo detuvo sabiendo que aquello solo empeoraría las cosas.

Después de la pausa en la que madre e hijo no perdieron el contacto de sus miradas, Namjoon se aclaró la garganta y exhaló cansado.

— Regresa a casa, madre —fue lo único que dijo el moreno antes de avanzar hasta la salida.

Los ojos de la señora Hwang se llenaron de lágrimas, pero ni una gota rodó de ellos.

La tensión en la sala crecía mientras el tiempo pasaba y solo se escuchaban los pasos de Namjoon alejándose del lugar.

Suficiente.

En aquel momento, los pies de Seokjin actuaron sin su consentimiento, caminando presurosamente por el mismo camino por el que el director de KMJ se había marchado. Pudo escuchar a su hermano llamándolo a lo lejos, pero le fue imposible detenerse.

Guerra. [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora