III

569 98 142
                                    

Después de que Kim Seokjin le pidió a la secretaria Lee Saerom pagar las cuotas necesarias para que él, Taehyung y Hoseok pudiesen entrar al exclusivo club de Gangnam (cede de la asociación de empresarios del país), su plan comenzó: atrapar a Kim Namjoon.

Además de lidiar con incansables juntas, viajes, horas extra en su oficina, dolores de cabeza, desvelos que marcaron ojeras profundas en su rostro y la idea de la inminente quiebra, Jin tenía que hacer espacio en su ya complicada agenda para investigar la vida del nuevo director del complejo KMJ.

O bueno, enviar a Hoseok a investigarlo y recolectar información para después discutirla juntos.

Seokjin había encomendado dicha tarea a Jung Hoseok solamente porque no tenía otra persona lo suficientemente cercana como para develar su plan (y un detective privado era un gasto que no podían incluir en su ya apretado presupuesto). Pero, para sorpresa del azabache, Hoseok logró hacer un trabajo digno del más aterrador de los stlakers.

— El departamento de Namjoon está cerca del club, por lo que se ejercita en el gimnasio de ahí por las mañanas todos los días —dijo Hoseok, leyendo los apuntes que había hecho en una pequeña libreta—. Entre semana, de camino a su oficina, pasa por una cafetería-invernadero para comprar un té diferente cada día. Una vez que entra a su oficina no sale hasta la noche, excepto si tiene alguna comida o junta de negocios. Durante los fines de semana le gusta pasear en bicicleta y tomar fotografías a los paisajes, en su mayoría de plantas.

Seokjin miró fijamente a su amigo con los ojos bien abiertos, impresionado por la cantidad de información que el rubio había logrado recolectar en tan poco tiempo.

— Hoseok, eres todo un espía —comentó el mayor. Cualquiera pensaría que por la forma de ser de Hoseok y su extrovertida actitud, el rubio hombre no sabría pasar desapercibido. Claramente, era una idea equivocada. Jin sonrió satisfecho—. ¿Cómo lo lograste?

— Lo stalkeé en instagram —confesó el menor, con una sonrisa de oreja a oreja y mostrando la pantalla de su teléfono.

Seokjin tomó el dispositivo de Hoseok, donde se encontraba abierta la página principal de la red social del director de KMJ. "knj__" era el usuario. Seokjin echó un rápido vistazo a las fotografías publicadas, las cuales eren muchas más de las que hubiese pensado. Seokjin tenía una cuenta en instagram, pero ni siquiera recordaba la contraseña (la había creado por orden de su hermano y nunca publicó nada). En cambio, Namjoon tenía una estética muy marcada sobre lo que compartía.

Las fotos que tomaba se sentían nostálgicas. Retrataba cosas en primer plano que la mayoría darían por alto, como una fila de hormigas a la orilla de una carretera o un cono de helado derritiéndose sobre su mano.

Ah... —la mueca de sorpresa de Jin cambió rápidamente a una de decepción. El misterio sobre la fascinante habilidad de Hoseok tenía una explicación muchísimo más sencilla de lo que había imaginado, por supuesto.

Hoseok, ofendido, cruzó los brazos sobre su pecho y se acomodó un poco mejor en la acolchonada silla frente al escritorio de Seokjin.

— Oye, estás menospreciando mi trabajo, hyung —el rubio infló las mejillas ligeramente, puchereando—. Fue muy difícil recolectar toda esta información. Para empezar, me llevó horas encontrar la cuenta de Namjoon. Además, encontré la dirección de la cafetería en la que compra a diario tan solo con la foto de un vaso de cartón y una servilleta. Eso es difícil ¿sabes?

Seokjin hizo un gesto con la mano y asintió con desaire, devolviéndole el teléfono a su dueño.

— Entiendo, entiendo. No fue fácil. Gracias Hoseok —continuó Jin—, pero ahora, necesito que hagamos lo siguiente: Taehyung y tú se inscribirán al gimnasio del club. Al menos la ridículamente costosa membresía valdrá la pena —susurró lo último.

Guerra. [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora