Parte 2 : PUGNA

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La pelea por el poder y control que enredó la cabeza y sentimientos.



Los registros de la familia Kim llegaban más allá de 700 años atrás. Específicamente, aquella rama a la que pertenecía Kim Illjoon (los Kim del este), había ganado poder durante el establecimiento del impero coreano, cuando la familia conformada por el patriarca Kim (un Alfa dominante), sus cuatro hijos y seis hijas (todos Alfas) se hicieron con grandes flotillas marítimas de expedición capaces de trasportar insumos de gran valor a la India.

Entre la sociedad se decía que la rama de los Kim del este eran los favoritos de Dios. 

Sujetos fuertes, bien parecidos, de carácter duro, astutos e inteligentes. Con la mejor genética Alfa disponible en el país y las riquezas del comercio en sus manos. Salud, fuerza, dinero, belleza y suerte. Tantas bendiciones solo podían ser conseguidas por intervención divina.

Las generaciones del Kim del este vinieron una tras otra.

Con los años, los tiempos cambiaron; el poder, no.

Era así como, tras heredar dinero, propiedades y poder —mucho poder— durante décadas, llegamos al último patriarca de la rama principal del clan del Este; el señor Kim Illjoon.

Kim Illjoon, un hombre prolífico como todos sus ancestros, se graduó de una escuela renombrada y exclusiva. Tiempo después de eso, con los recursos que su padre le había dejado al morir, fundó junto a sus amigos más íntimos de la universidad el complejo KMJ, una empresa con los activos suficientes como para controlar el negocio de transporte marítimo y terrestre número uno del país incluso siendo una nueva compañía en el mercado.

Sentados en la cúspide del mundo, los fundadores de KMJ tenían todo para vivir sin preocupaciones por el resto de sus vidas. Como lo habían hecho sus predecesores mil años antes, y como debían hacerlo sus descendientes mil años en el futuro.

El problema del poder yacía en que nunca era suficiente para satisfacer la codicia humana.

Un buen día, Kim Illjoon, Min Sunye y Jeon Kijung (los fundadores de KMJ), recibieron un contrato irrechazable que provenía de un misterioso hombre cuyo rostro jamás había sido conocido al público a pesar de tener tanto dinero y poder a su disposición.

El misterioso hombre se presentó ante los fundadores con el nombre de Park Jihoon. El señor Park tenía un trabajaba en un particular negocio que requería de la ayuda de un conglomerado tan poderoso como lo era KMJ. 

Su trato consistía en mover cargamentos confidenciales de un lado a otro del mundo con la ayuda de KMJ, y (sobre todo) no hacer más preguntas. A cambio, el señor Park les podía brindar un contrato multimillonario, seguridad y otros favores a las cabezas directivas de KMJ.

Codicia o inteligencia, cualquiera que haya sido el motivo, Kim Illjoon aceptó gustoso aquella jugosa alianza.

La primera carga que el señor Park le había encomendado transportar al conglomerado KMJ había zarpado a mar abierto el mismo día en el que el primogénito del señor Kim había nacido.

Así, la famosa compañía KMJ había dejado de ser un negocio próspero, como los había por decenas en el país, para convertirse en la empresa número 1 a nivel continental.

Guerra. [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora