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Si alguien le hubiese dicho a Kim Seokjin 5 meses atrás que se encontraría sentado en una mesa junto Kim Namjoon, Hwang Minyoung y una planeadora de eventos probando sabores de pastel para la enorme boda que se haría para celebrar la unión entre él y el heredero del conglomerado KMJ, probablemente se reiría a carcajada limpia.

Sin embargo, helo ahí, un sábado más complaciendo a su suegra.

Habían pasado 2 mes desde el compromiso formal entre Namjoon y Seokjin. Y, aunque Jin creyó que su vida cambiaría radicalmente, la realidad distaba mucho de aquel escenario.

Namjoon, según lo prometido, inyectó una suma muy fuerte de capital para K&JFish. Lo suficiente para pagar algunas deudas de exportación que la compañía tenía acumuladas, el mantenimiento de la nueva maquinaria en la empacadora y préstamos bancarios.

Seokjin agradeció que el menor fuese fiel a su palabra, sin embargo, el alto pelinegro esperaba que el moreno le pidiese algo a cambio en cualquier momento, pues al final, Jin seguía sin creer la bondad desinteresada que aparentaba Namjoon.

Y dicho y hecho, una semana después de la inversión, Kim Namjoon se acercó a Kim Seokjin con un informe detallado sobre un nuevo cliente para la empresa.

Se trataba de una cadena de supermercados japonesa interesada en importar la gama premium de K&JFish. Namjoon dijo que eran un cliente que KMJ planeaba atender proveyendo el transporte de cadena fría, sin embargo, debido a las características de compra, le parecía más adecuado que K&JFish se encargara de ellos para un trato más completo.

Aquella oferta era demasiado buena para ser cierta, y viniendo de Kim Namjoon se volvía aún más sospechosa. Por eso mismo, Jin se tomó su tiempo en analizar la información y requerimientos del cliente de forma minuciosa. ¡Porque a Seokjin no le venderían gato por liebre!

Con todo y el severo escrutinio, para su sorpresa, todo estaba en orden con el dichoso nuevo cliente. Registros, inventarios, presupuestos. Todo parecía indicar que se trataba de una oportunidad de negocios como cualquier otra. No. ¡Era una oportunidad de oro, de hecho!

Siguiendo el protocolo en la jerarquía empresarial, Seokjin consultó con su mesa directiva. Pero lo mismo le hubiese valido el no hacerlo, pues ellos aprobaron al nuevo cliente apenas se enteraron de quien había sido la persona que consiguió el trato.

Desde el día uno en el que Kim Namjoon se presentó ante su mesa directiva, era como si el resto de los accionistas de la compañía se hubiesen vuelto sus fieles lacayos, dispuestos a complacer a Namjoon en todos sus caprichos.

No importaba que Namjoon tuviese el mismo carisma de una papa y el tacto de una lija, todos a su alrededor se desvivían por obtener su favor (las ventajas de ser el chaebol del país, probablemente).

Con cero objeciones, Seokjin aprobó trabajar con la cadena de supermercados japonesa.

Para nadie fue sorpresa que Kim Namjoon pidiese ser el líder del proyecto con el nuevo cliente, y fue aún más claro que nadie se opondría. Al final, era él quien había conseguido el dinero, quitarle protagonismo o crédito sería mezquino de parte de cualquiera (incluyendo a Seokjin).

Además, Seokjin no tenía ánimo de ser el protagonista de nada más, pues después de que la noticia de su unión llegase a las portadas de las más prestigiosas revistas, así como a los primeros lugares en tendencias de distintas redes sociales, su rutina comenzó a incluir el acoso de reporteros.

Todo mundo tenía mil preguntas que hacerle. Y no solo reporteros. 

Sus trabajadores, miembros de la junta administrativa de K&JFish, su familia, miembros del club de golf... ¡incluso integrantes de la cámara de Comercio Exterior! Todos querían saber más del por qué, el cómo y el cuándo Kim Seokjin y Kim Namjoon pasaron de ser enemigos públicos a un matrimonio.

Guerra. [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora