Guerra. [NamJin]

4

Apenas puso un pie en el país, Kim Namjoon se dirigió presuroso hasta las oficinas centrales del registro civil de Seúl. Iba unos minutos tarde, pero nada escandaloso. Estaba seguro de que Seokjin armaría todo un escándalo por ese pequeño retraso, pero definitivamente llegaría a la cita para su boda.

A pesar de que su vuelo fue breve y sin complicaciones, la noche anterior Nam tuvo que acompañar a sus nuevos socios a una noche de festejo por el éxito de sus futuros negocios. ¡Y la mafia japonesa bebía hasta morir! Por lo cual, estaba fatigado. Su rostro lo delataba con unas ligeras ojeras bajo sus ojos.

— ¿Seguro no quieres que conduzca yo? —Preguntó Min Yoongi desde el puesto de copiloto en el auto deportivo de Namjoon al ver que su amigo bostezó indiscretamente.

— Estoy bien —respondió el moreno—. Además, eres un anciano al volante.

El pálido hombre rodó los ojos con molestia. Desde que tomaron el avión, Namjoon no dejaba de revisar la hora en su teléfono y mover con impaciencia su pierna izquierda.

— ¿Qué prisa llevas? Jamás imaginé verte tan ansioso por casarte —se burló el mayor.

— No es eso —respondió Nam, mordaz.

— ¿Entonces?

Kim Namjoon guardó silencio, pues ciertamente no estaba listo para admitir en voz alta lo mucho que le angustiaba pensar que Seokjin creyera que no cumpliría con su palabra.

¿Decepcionarlo...?

...

¡¿Pero qué estupideces estaba pensando?!

Que se joda Kim Seokjin, él tenía negocios que cumplir. Sí, era eso.

Ahora que se había ganado a los socios japoneses, debía cumplir el trato que habían pactado al final de su visita. Y para eso necesitaba ser accionista de K&JFish. Namjoon estaba haciendo toda aquella faramalla por el bien de la familia KMJ. Seguro era eso lo que lo tenía tan ansioso.

— ¿Llamaste a Kook? —Preguntó Namjoon, cambiando rotundamente de tema e intentando sacarse de encima la mirada burlona de su amigo.

Yoongi suspiró con cansancio, acostumbrado a la densidad de su amigo ante cosas como los sentimientos y la introspección.

— Lo llamé. Dijo que estaba llegando al registro —respondió—. Por cierto, también me llamó tu madre...

— Por favor, dime que no le dijiste dónde era la ceremonia.

— Obviamente no le dije, idiota. Pero no me preguntó eso —dijo Yoongi—. Me preguntó si Seokjin había hablado contigo.

Namjoon se detuvo en un semáforo rojo y miró a su amigo con los ojos entrecerrados.

Aquella era una inusual pregunta.

Y la respuesta era no.

Desde el último mensaje donde habían acordado fecha y hora para la boda civil, Namjoon no se había puesto en contacto con Seokjin y viceversa. No lo había creído necesario, pues en realidad no tenían nada de qué hablar; el prenupcial estaba firmado, y la boda estaba a punto de ser un hecho. No había otro tema por discutir.

Sin embargo, el que su madre preguntara por ello le dio un mal presentimiento al moreno.

Para empezar, ¿desde cuándo era familiar con Seokjin como para preguntar por él? ¿Por qué le había llamado justo ese día?

Rogando que todo fuese un simple presentimiento, Namjoon continuó su camino por carretera.

Después de unos minutos más, Nam y Yoongi al fin pudieron llegar al edificio público en medio de la zona residencial de Gangnam. El reloj marcaba 3:15pm. El director de KMJ ahora sí que estaba seguro de que Seokjin estaría furioso por haberlo hecho esperar, pero no era nada realmente grave.