Pirotecnia

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«Ese idiota, ¿hasta cuándo va a dejar de jugar con nosotros?»

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«Ese idiota, ¿hasta cuándo va a dejar de jugar con nosotros?»

Naib estaba de muy mal humor, eso era evidente. Se movía a través del umbral principal con una cara oscurecida a causa de la capucha, mientras transportaba en sus brazos montones de cajas de madera junto a William y Jose.

—Repitan, ¿por qué hay que acarrear estas porquerías?

—¡Vamos, Naib! Quita esa cara.

—La doctora Dyer nos dijo que es para una pequeña celebración previa antes de la fiesta de aniversario. Parece ser que será un festival tradicional asiático para que la Geisha, Wu Chang, el señor Gupta y usted se sientan más cómodos al ser los cuatro de ese continente.

—¿Japonés, chino, hindú o nepalí?

—Ni idea, tal vez mezclen los cuatro, pero suena muy divertido. Seguro habrán cosas deliciosas para comer.

Ambos castaños miraron al de rastas con un brillo en sus ojos, estaba empezando a imaginar pilas y pilas de alimentos exóticos que iban desde frutas confitadas, sopas de fideos, té humeante, botellas de mirin, pasteles de luna y cuencos de arroz.

—Anfitrión estúpido, ¿cree que tengo humor para cosas como esas?

—Anda, visualiza el lado positivo. ¡Comerás mucho!

—Y habrá ruido a montones y pirotecnia, esas cosas me asquean como no tienes idea. ¿Ya es la última?

El primer oficial asintió, por lo que el nepalí resopló y dió la media vuelta.

—Me voy. Si me necesitan, estaré…

—Siendo comido a besos por (T/N), de eso estoy seguro.

—Cierra la boca, Ellis. 

El mercenario frunció el ceño ante la mirada divertida del moreno, pero pasó de largo antes de que vinieran Norton o Kevin a avivar la tensión, y su mal genio también.

Caminó a paso pesado con los brazos cruzados contra el pecho y abrió la puerta del taller, encontrándose a la modista atareada con alrededor de veinte trajes diferentes, colocados en maniquíes y sujetos con ayuda de montones de alfileres.

—¡Naib! ¡Es bueno verte, eres oportuno!

—¿Por qué?

—¡Prueba estos pantalones! Necesito saber si no están muy apretados o si debo cortar para que no te queden largos.

El nepalí contempló un pantalón de cuero rojo oscurecido que parecía emular al que usaba de forma constante, lo sostuvo y se retiró al probador de cortinas azules, saliendo poco después sin signos de desagrado en su rostro.

—¿Está bien? ¿No quieres que lo haga más grande o más pequeño de alguna parte?

—Déjalo así… ¿De verdad otro traje para mí? Considero que ya tengo demasiados aún si no he ido a comprar alguno a la tienda.

Identity V - Stay With Me (Naib Subedar × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora