Dulces, cigarrillos y el árbol de enebro

170 21 0
                                    

«Un dobladillo por aquí y…»

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«Un dobladillo por aquí y…»

La sonrisa luminosa de (T/N) se expandió tanto que abarcó toda su cara cansada, y cuando pudo alzar el vestuario terminado comenzó a reír con tanta fuerza que el mercenario la observó con un rostro extrañado.

Cada vez estaba más y más convencido de que estaba loca. En el buen sentido de la palabra.

—¡Está vivo, está vivo!

—No estás construyendo a Frankenstein, eso déjaselo a Balsa y a Reznik.

—Lo lamento, pero es que quedó tan genial.

—¿Ahora qué se supone que es? ¿Otro vestuario basado en un animal como esos que me hiciste de tiburón, águila, oso y hombre lobo?— inquirió desde su sitio en un rincón del suelo, en el que se encontraba comiendo una manzana, sentado sobre uno de los coloridos almohadones que la modista había cosido con retazos sobrantes.

—La idea fue del anfitrión, yo sólo la desarrollé más y la cosí. Además, estoy casi segura de que este tal vez le gustará mucho.

—¿Qué es?

—Primero diga algo.

—¿Sí?

—¿Por qué está aquí? Creí que andaría de aquí para allá reclamando a la señorita Emily por pedir al anfitrión días de descanso para que se recupere bien de sus heridas. No creo que sólo haya venido a entregarme mi chaqueta recién lavada de su sangre.

Naib resopló después de darle la última mordida a la fruta y frunció el ceño.

—Es por tu culpa, al saber que conseguiste lo que nadie había logrado, todos estuvieron de acuerdo en convencer al anfitrión de dejarme en jaque por casi una semana sin siquiera poder practicar aún si sólo iba a supervisarte.

—Se merece descansar.

—Necesito hacer algo, no sólo quedarme durmiendo en la enfermería.

—¿Entonces le pareció entretenido venir a mirarme diseñar el resto de sus vestuarios mientras come algo que seguro robó de la cocina?

—Lo repetiré, es tu culpa.

—Y estoy más que encantada de declararme culpable, puede esposarme si quiere. Ahora mire esto.

La chica saltó de la silla y extendió entre sus manos un uniforme militar de un azul muy pálido que tiraba a gris, con detalles amarillos, botas de combate marrones, un par de cinturones de cuero y guantes oscuros.

—¿De verdad es mío?

—Sí, y he decidido llamarlo “Colonel Dax”... ¿Qué le parece probarlo para ver si necesita un último ajuste?

El hombre no dijo nada, tiró el corazón de la manzana en el cesto de basura y tomó la ropa, dirigiéndose en silencio al probador hecho tan sólo con espesas cortinas color azul.

Identity V - Stay With Me (Naib Subedar × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora