C a p í t u l o | 0 3

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—Holis, ya vine, traje una canasta de frutas porque mi mami dijo que era buena idea

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—Holis, ya vine, traje una canasta de frutas porque mi mami dijo que era buena idea. —Dijo el de gorro acarreando todas las cosas. —También traje unas tortas y un refresco para cada quien, pero como tú no puedes comer porque estás recién operado, pues me las voy a comer yo.

—Gracias, Robbie. —Sonrió el rubio.

—De nada, pa' eso andamos. —Dijo abriendo las tortas. —¿Quieres un cuchillo para pelar tus frutas? Logré pasarlo en la seguridad.

—¿Cómo lo...?

—Ventajas de ser mexicano. —Sonrió orgulloso. —¿Y qué tal? ¿Ya te sientes mejor? ¿Qué se siente recibir una puñalada? La neta yo siempre quise saber qué se sentía, pero ya te vi y mejor no, nomás ando viendo, gracias.

—Pues, no fue algo muy grave, en realidad solo se siente como la adrenalina o algo parecido.

Ambos chicos continuaron hablando, poniéndose al día. Robbie hacía constantes bromas, haciendo reír al rubio pero luego se quejaba adolorido.

—Bueno, ya me tengo que ir, tengo que ir por mi... bueno, la hija del prometido de mi mamá, a la casa de una de sus amigas de la escuelita.

—Te vas con cuidado.

—Obvio, yo siempre me voy...—Pero entonces chocó contra la pared al lado de la puerta. —...con cuidado...

—Que con cuidado. —Rió divertido Draken mientras se sujetaba la herida.

—Ya, ya. —Dijo mareado. —¡Byeeee!

Robbie salió de la habitación, saliendo igualmente del hospital para dirigirse dónde su... Con Maddie pues.

Estaban a nada de que su madre y el padre se Maddie se casarán, y debido a eso su madre les había dicho que debían empezar a llamarse hermanos el uno al otro. Para Robbie era emocionante, pero para Maddie era incómodo, y Robbie respetaba eso, así que no la llamaba como su hermana, sino sólo como Maddie o la hija del prometido de su mamá.

—Estoy aburridooo. —Murmuró molesto. —Los Haitani ya me abandonaron, prefieren matarse en esas pandillas antes de ser chicos normales conmigo.

—Nunca entendí por qué no te gustaban las pandillas. —Habló alguien detrás de Robbie, haciendo que el de gorro se asustara.

—¡Jesús, María y José! —Chilló sujetándose el pecho. —Hijo de puta, casi me matas del susto, creí que era un asaltante.

—Lo siento, Robbs. —Rió divertido.

—Respondiendo tu pregunta... no me gusta porque son peleas completamente innecesarias, si quieren peleas por territorio, ahí tienen las guerras mundiales o esas cosas.

—No es tan malo.

—¿Ah no? Solo son un grupo de idiotas con un líder más fuerte que los demás, que no tienen otra cosa que hacer más que matarse entre si.

—Estas exagerando, siempre lo fuiste. —Bufó.

—Kazutora, en verdad es una tontería, si tú quieres estar en una pandilla lo respeto, pero eso no significa que me agrade.

—Eres un marica, Robbie.

Y tu un pinche pendejo, cara de nopal aplastado, tlacuache igualado maniático traidor soviético hijo de la lujuria, no me andes ofendiendo porque yo tengo más pinches groserías en mi vocabulario, así que no me estés calando porque en una de esas si te ando partiendo tu madre perro estúpido.

—¿Pos' qué te pasó princesa?

—Pues tu, tomamos caminos muy diferentes, yo a la derecha y tú a chingar a tu madre. —Dijo Robbie listo para seguir su camino, pero la risa de Kazutora lo hizo detenerse.

—Como me encantaba que me mandaras al diablo con tus groserías en español. —Se rió nuevamente.

—Uy, eso sonó muy homo.

—Tampoco te pases, pero ya, en serio, ¿Por qué nos separamos?

—Quizás fue porque me cambiaste por el príncipe encantador. —Bufó Robbie. —Y ya después no me hablaste aún cuando yo te mandaba mensajes o así.

—Sobre eso... mi celular de esos tiempos se rompió por culpa de Baji.

—Ah, ya salió el peine, por ese príncipe encantador me dejaste de lado y me dejaste de hablar, mínimo una señal de humo para saber que andabas vivo.

—Sobre eso... digamos que maté a alguien y estuve en el reformatorio. —Dijo seriamente.

Robbie se iba a reír, pero conocía a Kazutora.

Verga wey, ¿Es en serio?

—Si, fue a uno de mis ex amigos... fue un error, actúe por impulso y... -

—Oye, oye, estoy seguro que no lo hiciste adrede, te conozco y sé que fue sólo por impulso. —Dijo Robbie tratando de calmar la ansiedad de su amigo. —Me alegro de que estés libre ahora, y espero que podamos retomar nuestra amistad.

—Robbie, no lo entiendes... y-yo, b-bueno... Baji y yo intentamos robar una tienda de motocicletas para regalarle una moto a Mikey y...-

—Aguanta, ¿Mikey? ¿Manjiro Sano?

—Si, ese, ¿Lo conoces?

—Si claro, de hecho acabo de ver a Draken, los conozco a ambos, pero ese no es el caso, ¿Por qué querían robar una moto?

—Era el cumpleaños de Mikey, queríamos darle algo cool, entramos a la tienda pero entonces...

—¿¡Mataste al hermano de Mikey!?

—¡Cállate!

Robbie se tapó la boca con pena, pero luego miró atento a Kazutora, indicándole que continuara.

—Fue un accidente, un error... entré en pánico de que nos descubrieran, y lo golpeé en la cabeza... él murió y nos llevaron a Baji y a mi al reformatorio, pero me eché toda la culpa haciendo que solo yo entrara a ese lugar.

—Santa mierda... ¿Y Mikey que te dijo? ¿O qué hizo?

—Mikey fue en cierto punto comprensivo... p-pero sé que no me la perdonará fácil.

—Bueno, si hubiera sido mi caso, o incluso el tuyo, creo que nadie perdonaría fácil algo así. —Ambos suspiraron. —Pero, ¿te arrepientes?

—Por supuesto que sí, me siento realmente mal porque le quité la vida a alguien, pero solo tendré que quedarme con ese sentimiento, no puedo devolverle la vida, y no puedo devolverle el hermano a Mikey ni a Emma.

—Aguanta, ¿Emma? ¿Emma Sa...? Órale, el mundo es chiquito, no sabía que Emma era hermana de Mikey, ni siquiera lo pensé.

—A veces eres muy distraído con la voz en tu maseta.

—Soy esquizofrénico, lo siento.

—Ya somos dos.

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B E T R A Y E D [TOKYO REVENGERS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora