C a p í t u l o | 1 1

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Para el año nuevo, Robbie y su nueva familia se fueron a México para pasarla con la familia, y bueno, digamos que el 30 de Diciembre, tanto el padre de Maddie cómo su madre se casaron, así que se seguirían la fiesta hasta año nuevo, y hasta el pri...

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Para el año nuevo, Robbie y su nueva familia se fueron a México para pasarla con la familia, y bueno, digamos que el 30 de Diciembre, tanto el padre de Maddie cómo su madre se casaron, así que se seguirían la fiesta hasta año nuevo, y hasta el primero de enero.

Con lo que no contaban es que sobraría mucha comida.

Ay abue, ya no quiero más recalentado. —Se quejó Robbie mientras puchereaba mirando el plato de comida frente a él.

—Pero nada más mírate, estás en los huesos, obviamente necesitas está deliciosa y nutritiva comida. —Dijo la sonriente anciana. —Anda, ahí va el avioncito.

—¡Avioncito! —Exclamó emocionado el de gorro para después abrir la boca para recibir la cucharada de comida que su abuela le daba.

Maddie se rió del chico, y siguió comiendo más de fuerza que de ganas.

Y luego de un par de semanas regresaron a Japón, Robbie se sentía estresado, porque estaba a nada de irse de Japón por bastantes años para estudiar lo que él quería.

El primer día que llegaron a Japón, Robbie se echó a dormir en la sala y no se levantó hasta el día siguiente.

—¿Dormiste bien? —Cuestionó su madre una vez lo vio despierto.

—Tengo que acostumbrarme de nuevo al horario acá. —Murmuró ronco, se talló los ojos y luego se levantó.

—Por cierto, hace rato vino Draken a verte, pero estabas muy dormido y no quiso despertarte, dijo que era algo importante, así que deberías buscarlo.

—Mejor mañana. —Dijo volviendo a acostarse en el sillón.

—¿Cuál mañana? Ya levantate flojo, ve a bañarte y ve a buscar después a ese chico.

°°°

—Finalmente nos vemos las caras. —Dijo divertido Robbie. —¿Qué quieres? ¿Qué ocupas? ¿Qué necesitas?

—Me di cuenta de algo. —Dijo Draken.

—¿De qué?

—Emma no me gusta, me gustas tú. —Dijo y Robbie soltó la carcajada de su vida.

No digas mamadas Meri wey. —Rió Robbie. —Sé que soy atractivo pero tampoco te pases, ridículo éste.

—Estoy hablando en serio.

—Y yo también hablo en serio cuando te digo que no digas mamadas, no me gustan estos chistecitos.

Draken se acercó a Robbie, sujetandolo por la cadera.

—Oye, no hagas nada o te parto tu madre.

B E T R A Y E D [TOKYO REVENGERS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora